Carta al viejito pascuero: una invitación a reflexionar
En víspera de las celebraciones de fin de año, quisiera invitarlos/as a pensar y re pensar el cómo esta época nos puede dar la oportunidad de mirar el cómo estamos criando a nuestras hijas/os y según eso escribir junto a ellas/os una nueva carta para el viejito pascuero.
Carolina Diez Pastene es Psicóloga, Fonoinfancia, Fundación Integra
Diciembre es, sin dudas, un mes particular para las adultas y adultos, en el que pueden aparecer varias situaciones: finalización y/o evaluación de un ciclo anual, cansancio acumulado, gastos en celebraciones, cambios en las rutinas familiares producto de la salida de clases de niñas/os, que, en algunos casos, significa que nos sintamos obligados a buscar actividades para ellos/as durante el período de vacaciones, entre otros.
En este contexto, es esperable que las adultas y adultos sigamos funcionando en piloto automático y no nos detengamos a pensar en cómo nuestras emociones y/o acciones pueden repercutir en el bienestar integral de nuestras hijas/os. ¿Tenemos o nos damos el tiempo para pensar cómo nuestra visión y/o construcción de la vida puede repercutir en el cómo niñas/os van significando su mundo y el mundo? ¿qué valores y creencias les transmitimos según nuestra forma de relacionarnos con ellas/os? ¿Cuál es el legado que queremos regalarles?
En víspera de las celebraciones de fin de año, quisiera invitarlos/as a pensar y re pensar el cómo esta época nos puede dar la oportunidad de mirar el cómo estamos criando a nuestras hijas/os y según eso escribir junto a ellas/os una nueva carta para el viejito pascuero.
Al recordar mi infancia o al escuchar las letras que canta mi hija sobre este personaje navideño, me llama la atención que todo se centre en la evaluación que hacemos del comportamiento de ese niño/a y cómo ésta determina el tipo de persona que es (como si esto fuera algo perdurable e inalterable) y, por tanto, el tipo de regalo que se merece ¿Esta evaluación la hacemos cuando pensamos en regalarle algo a una adulta/o? Seguramente no, pues nos resultaría un tanto absurdo evaluar cómo se portó algún familiar o persona cercana y según eso determinar el tipo de regalo que se merece, pues, finalmente, un regalo es una expresión de nuestro afecto. Si esta evaluación no la hacemos con una adulto/a ¿por qué sí la realizamos con una niña/o? ¿sabemos realmente cómo esto repercute en la vida de nuestras hijas/os?
Para entender el cómo lo que creemos, decimos y hacemos repercute en la vida de nuestras hijas/os, es necesario no solo considerar la etapa del desarrollo en la que se encuentran, sino que también conocer las características particulares de nuestras hijas/os, sus deseos, sus miedos, sus preocupaciones, sus alegrías, etc. Cuando son pequeños el mundo de las fantasías les es natural. De hecho, en la medida que aprenden a hablar nos comunican sus miedos y deseos, y en las interacciones con otras/os (pares o adultos) van creando su propia realidad y construyendo su identidad. Si ante lo fantástico que puede resultarles creer en el viejito pascuero, lo que hacemos es condicionar sus tan esperados y deseados regalos al cómo se portaron durante el año y a lo que hacen o dejan de hacer (“si te portas mal el viejito no te va a traer nada” (…) “Acuérdate que el viejito pascuero está mirando cómo te portas”), ¿qué es lo que verdaderamente les estamos enseñando?
Lamentablemente y lo que sin querer les enseñamos, es que su condición y calificativo de ser humano depende solo de su comportamiento, que el amor y la aceptación de cómo son se relaciona estrechamente con el regalo que reciben, que el amor es sinónimo de premio o castigo y que hay que comportarse de cierta manera para conseguir cosas. Peor aún, estamos normalizando la dinámica interaccional “yo te voy a dar esto que tú tanto quieres, si a cambio tú haces esto”, la cual podría ser la base para amparar muchas situaciones de abuso infantil ¿Es esa la carta que queremos escribir con ellas/os?
Te invitamos a escribir junto a tus hijas/os una carta al viejito pascuero que incentive sus fantasías, considere sus creencias y respete sus deseos, sin tener que dar cuenta de cómo se portaron durante el año. Asimismo, podemos aprovechar esta instancia para transmitirles los valores y creencias que efectivamente queremos inculcarles, por ejemplo: agradecer el hecho de haber compartido durante el año ciertos ritos familiares, incentivarles a pedir regalos más allá de lo material, proponerles pedir buenos deseos para otras personas, por nombrar algunos.
Queremos que sepas que no estás sola/o en la crianza y que como dice el proverbio africano “para criar a un niño hace falta una tribu entera” y en Fonoinfancia queremos ser parte de esa tribu, por lo que te invitamos a contactarnos de lunes a viernes, de 08:30 a 19.00 horas, por teléfono, llamando al 800 200 818, o por chat desde www.fonoinfancia.cl, donde un equipo de psicólogas/os expertas/os en temas de niñez, desarrollo infantil y familias está dispuesto a acompañarte en este y otros temas.