La negociación colectiva en tiempos de vacas flacas
Es un escenario frente al cual las empresas, de los diferentes rubros y tamaños, se vienen preparando hace meses, probablemente con ajustes de presupuesto e implementación de eficiencias, con el objetivo de poder sortear de buena manera este nuevo ejercicio que comienza.
Jorge Acharán es Gerente de inversiones New Genesis
Que se viene un año complejo en lo económico no es novedad. De aquello nos vienen advirtiendo economistas y autoridades hace meses, y las propias cifras hacen lo suyo. Sin ir más lejos, el inicio de la primera semana del año estuvo marcado por la entrega de datos no muy auspiciosos: el Imacec de noviembre de 2022 registró una caída de 2,5% en comparación con igual mes del año anterior. Se trata de la tercera caída mensual consecutiva y el mayor retroceso desde febrero de 2021.
Es un escenario frente al cual las empresas, de los diferentes rubros y tamaños, se vienen preparando hace meses, probablemente con ajustes de presupuesto e implementación de eficiencias, con el objetivo de poder sortear de buena manera este nuevo ejercicio que comienza.
Mismo ejercicio, han debido venir haciendo durante los últimos meses en forma individual los trabajadores y trabajadoras en sus presupuestos. Y es que, con un 2002 de récords en materia inflacionaria, la cual superó el 14% a mediados de año y que aún se ubica en los dos dígitos, no hay quien no haya sentido ese mayor costo.
Complejo escenario cuando pensamos en los procesos de negociación colectiva que depara 2023, en donde la lógica dice que los trabajadores estarán presionando para recuperar en parte el poder adquisitivo, vía reajuste de remuneraciones o a través de un aumento en los beneficios, mientras que las empresas se encuentran en la búsqueda de generar mayores eficiencias que les permita viabilidad.
Bajo este escenario y haciendo un análisis rápido, podríamos proyectar negociaciones colectivas más prolongadas y con mayor dificultad para llegar a acuerdo, no descartando la huelga como herramienta de negociación. Sin embargo, si estos procesos son abordados de manera estratégica y consecuente, estableciendo las confianzas correspondientes, el resultado debería permitir a ambas partes proyectarse hacia adelante con un objetivo común y salir fortalecidos de la crisis.
¿Dónde está el secreto? Nuestra experiencia en New Genesis, donde hemos apoyado a diferentes empresas, con el fin de llevar a cabo sus procesos de negociación de forma exitosa, nos dice que la clave es la transparencia en la información y en las comunicaciones para que las partes actúen en conciencia y con una mirada de largo plazo.
Y con ello me refiero a que la empresa debe transmitir adecuadamente su situación financiera, no solo entregando los estados financieros y datos contables del ejercicio, sino también las bases de las proyecciones que desarrolló para enfrentar este complejo escenario que se avecina. En este proceso es necesario hacer partícipes a los directorios sindicales y a los trabajadores en general, que comprendan el negocio y las variables que afectan a la organización. Por su parte, los dirigentes sindicales deben preocuparse de mirar en perspectiva cómo su acuerdo colectivo se puede comparar con el de otras empresas del mismo rubro y similar tamaño y hacer una propuesta consecuente con la realidad sectorial y sustentada en datos certeros y confiables, junto con transmitirla adecuadamente a sus bases.
Al mismo tiempo, no ver en estos procesos de escenarios económicos adversos, oportunidades de generar temor en los trabajadores y sacar ventajas pequeñas o innecesarias, que finalmente terminan afectando la confianza mutua entre las partes. Y por supuesto, así como ahora se puede hacer un llamado a trabajar juntos para enfrentar los tiempos de vacas flacas, estar dispuestos, a luego hacer lo suficiente, cuando el escenario sea de vacas gordas.