Hacia una nueva Constitución
Hemos oído hablar mucho de Estado Social de Derechos y Estado Subsidiario como si fueran contenidos contradictorios, cuando en realidad lo más importante es que exista un sistema colaborativo donde tanto los privados como la mecánica estatal trabajen en conjunto para lograr el bienestar de las personas, fin último de cualquier Constitución.
Jaime Ravinet es candidato al Consejo Constitucional y ex ministro de Estado
Las cuatro subcomisiones de la Comisión Experta que escriben la nueva Constitución entregaron su propuesta el pasado jueves, con lo que la primera parte de la redacción del texto ya comienza a tomar forma.
Si bien quedan muchas etapas más en el proceso como la elección de los nuevos consejeros, instancia que se efectuará el próximo 7 de mayo y en la cual participo como candidato independiente, hasta ahora estamos en presencia de un recorrido constitucional ponderado, consensuado, muy distinto a lo que vivimos en el período anterior.
Lo que más me alegra es que en el trabajo de las subcomisiones todos los actores involucrados, desde la UDI hasta el PC han estado dispuestos a conversar, llegar a acuerdos y no dejarse llevar por la impulsividad ideológica, que fue responsable en gran medida del fracaso ocurrido en el proceso anterior.Hasta ahora al leer el borrador queda claro que se trata de una propuesta que se está elaborando con sentido común y sin afanes refundacionales. Estos primeros aprontes demuestran que “sí podemos hacer las cosas bien” y que pese a que puedan existir fricciones, las diferencias las podemos solucionar conversando en la medida que seamos capaces de dejar los maximalismos fuera de la ecuación constitucional.
Hasta ahora la mayor discusión ha sido acerca del rol del Estado en la nueva etapa que esperamos para el país. Hemos oído hablar mucho de Estado Social de Derechos y Estado Subsidiario como si fueran contenidos contradictorios, cuando en realidad lo más importante es que exista un sistema colaborativo donde tanto los privados como la mecánica estatal trabajen en conjunto para lograr el bienestar de las personas, fin último de cualquier Constitución.
Las tareas que vienen por delante son todas complejas, pero ya hay cosas del esqueleto constitucional que bien vale la pena relevar. La intención por ejemplo de poner límites a los pisos electorales para evitar la fragmentación del Congreso, la idea de dejar estipulado el “trabajo decente” y el derecho a la vivienda y un cambio en el sistema de elección de diputados son avances sustantivos que no podemos desconocer y que me hacen ver con optimismo el camino que hemos tomado y que estoy convencido es lo mejor para Chile
Pero sin duda lo más sustancial tiene que ver con la creación de una Defensoría de las Víctimas, un reclamo ciudadano de años que hasta ahora la sociedad política no había sido capaz de canalizar. Es un hecho que en el último tiempo los delincuentes han tenido campo abierto para “hacer de las suyas” al tener a su favor un sistema garantista que los protege y que muchas veces los vuelve impunes. Por lo mismo mi compromiso está con la gente honrada y trabajadora, que quiere vivir en paz y que exige protección del Estado, lo que se debe traducir en hechos concretos como esta Defensoría de las Víctimas y también a través del fortalecimiento de leyes para Carabineros, que bien sabemos hoy no se atreven a usar sus armas por miedo a ser sumariados, investigados y hasta encarcelados.