Hacia una mejor gestión del agua – a nivel molecular
Mientras celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, vale la pena poner en valor los muchos esfuerzos desplegados –desde la ciencia, la tecnología y la innovación– para encontrar soluciones a los desafíos ecológicos.
Luisa Mery y Felipe Villarino es Directora del Área Agroindustria y Medioambiente de Inacap, y Felipe Villarino, fundador y CEO de AQUA4D Latam, respectivamente.
El 22 de abril de 2018 puede sonar a un día cualquiera para muchos de nosotros, pero en la ciudad sudafricana de Ciudad del Cabo fue bautizado como el Día Cero, aquel en que la urbe se quedaría sin suministro de agua tras una sequía de tres años. Gracias a la acción concertada del Estado, las empresas y la población general, se redujo dramáticamente el consumo hídrico, lo que permitió posponer sucesivamente el Día Cero hasta que llegó el invierno y las lluvias.
Al final, no hubo tal día, pero el fantasma quedó dando vueltas: puede ser que –si todo sigue igual– otras ciudades del mundo tengan su Día Cero, como se vislumbra actualmente en Montevideo, por ejemplo, o en diversas urbes de Chile, con 14 años consecutivos de sequía. Y contando.
¿Qué se puede hacer para que nunca llegue el Día Cero? Desde el Gobierno de Chile se lanzó el Plan Sequía, cuyos ejes para la emergencia involucran el uso de agua desalada, la tecnificación de riego para la producción de alimentos, el mejor manejo del agua potable rural y el uso eficiente en las ciudades.
La buena noticia es que en cada uno de esos pilares se han producido avances importantes gracias a iniciativas que involucran al sector privado, a organizaciones gubernamentales y a instituciones formadoras comprometidas con abordar estos desafíos aportando técnicos y profesionales capacitados para ello.
Una de ellas es el trabajo conjunto que está desarrollando Inacap con la empresa AQUA4D para la instalación de tecnología que permite la optimización y eficiencia del uso del agua en el riego. Con esta tecnología de origen suizo, se puede tratar el agua de manera que sus moléculas sean más fácilmente absorbibles por las raíces de las plantas y el suelo que las rodean, logrando una hidratación más eficiente con menos agua. Sus usos son múltiples, y los sectores que más pueden beneficiarse de ella son la agricultura, la minería y el paisajismo (parques y áreas verdes), donde se puede ahorrar en promedio un 25% de agua.
Sin embargo, para que esta y otras tecnologías semejantes puedan funcionar correctamente y tener el impacto esperado, hay que formar personas que sepan mantenerlas y operarlas. Por ello es que Inacap y AQUA4D llevan una colaboración de varios años, propiciando que los estudiantes hagan su práctica en la empresa, realicen sus seminarios de título con proyectos reales que la empresa ejecuta, así como también facilitando espacios de trabajo en los laboratorios de la Sede Santiago Sur.
El proyecto de colaboración más reciente involucra además a la Municipalidad de Providencia, y la Cámara Chileno-Suiza de Comercio, y consiste en una experiencia piloto de esta tecnología de riego en el Parque Uruguay de la comuna. El objetivo es cuantificar el ahorro de agua que se puede obtener al implementarla para escalar esta tecnología a otras áreas verdes de la comuna; y son los profesores de Inacap quienes apoyan el desarrollo de los protocolos de medición del impacto en el consumo hídrico.
Mientras celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, vale la pena poner en valor los muchos esfuerzos desplegados en paralelo –desde la ciencia, la tecnología y la innovación– para encontrar soluciones a los desafíos ecológicos que enfrentamos hoy. La colaboración y la multidisciplina ya están generando experiencias exitosas que se pueden y deben escalar, y estamos convencidos de que estamos construyendo una alternativa de solución pertinente y eficaz para que nunca lleguemos al fatídico Día Cero.