¿Tan difícil es ponerse de acuerdo?

No es mi intención y quiero remarcarlo ofender a las autoridades económicas. Pero deben entender que estamos confundidos. Si bien hacemos el esfuerzo de llevar la fiesta en paz, y mirar para el lado, cada vez que mienten, se contradicen, o ven la paja en el ojo ajeno, no podemos quedarnos indiferentes, cuando frente a un tema tan sensible como son los impuestos, no sean capaces de ponerse de acuerdo.

Solo pedimos que al menos nos digan para qué quieren recaudar más. Es lo mínimo que se le pide al gerente en cualquier empresa. Simplemente, que diga y justifique para qué quiere aumentar el gasto. Hasta ahora no han sido capaces de ponerse de acuerdo. Solo he de recordarles que el porcentaje que pueden recaudar es limitado. Tanto es así que el propio gobierno lo ajustó progresivamente. Cuando el presidente era candidato, hablaba de un 8% del PIB. Después y en segunda vuelta de un 5%. Ya en el poder, señaló que bastaba un 4,1%, cifra que 4 meses después redujo a un 3.62% del PIB. Sin embargo, y acá lo curioso, es que mientras el monto a recaudar ha disminuido progresivamente, los ministros y el propio presidente giran y giran contra ese monto. Parece que nadie les ha dicho que es limitado.

En efecto, mientras en marzo la vocera de gobierno señalaba que la Reforma era necesaria para combatir la inseguridad, y la ministra del Trabajo declaraba que lo era para pagar la PGU, el presidente argumenta ahora en junio que la necesitan para condonar el CAE, pagar la deuda histórica con los profesores, y cumplir otras varias promesas.

El problema y no menor es que para pagar estas deudas que ni siquiera mencionaron en el proyecto tributario que se rechazó, necesitan más plata (más del 5% del PIB) que la que le puede aportar la Reforma Tributaria (3,61% del PIB). Sin considerar además y a mayor abundamiento, que cuando enviaron el proyecto tributario, declararon y así consta por escrito, que solo el 9,7% de lo que recaudarían inicialmente (0.4 de 4,1% del PIB) lo destinarían a educación.

Indudablemente que sería todo distinto, si el país creciera, y hubiese más empresas como SQM. Sería factible también, si el Estado dejara de engordar, y las autoridades limitaran sus gastos, cambiándose de circunscripción para votar por ejemplo. Solo así el Estado tendría la plata para darse gustitos como pagarle los estudios a diputados como Ibañez (Dieguito). De otra forma, hay que hacer lo que hacen los pobres que es ajustarse el cinturón y priorizar.