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20 de Junio de 2023

Propiedad intelectual, no comunidad intelectual

En el caso de las empresas que exploten litio, los directores no serían las mismas personas, desde luego, pero sí serían en última instancia representantes de un mismo ente: el Estado de Chile.

Por Joaquín Barañao
empresas licitación litio Es posible que pueda diseñarse cierta arquitectura para aprobar el estándar legal, lo difícil es aprobar el estándar prudencial. Westinghouse entendería bien a qué me refiero. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Joaquín Barañao

Joaquín Barañao es miembro del equipo de Incidencias de Fundación Pivotes.

En 1884, Thomas Edison recibió a un joven serbio con una carta de recomendación de su gerente en París: “Mi querido Edison: conozco a dos grandes hombres y tú eres uno de ellos. ¡El otro es este joven!”. En su autobiografía, ese prodigio declaró que le ofrecieron un generoso bono si lograba diseñar “24 tipos diferentes de máquinas estándar”. Más tarde arguyeron que la oferta nunca había sido en serio, que él no entendía el humor estadounidense. El serbio, indignado, renunció tras solo 6 meses. No imaginaban que las expectativas que defraudaron eran las de Nikola Tesla.

Ya sin la ayuda del serbio, Edison libró una guerra sin cuartel para imponer el estándar de corriente continua en lugar de la corriente alterna que promovía George Westinghouse. Edison apeló a todo tipo de ardides, incluyendo la electrocución de animales vivos, para demostrar cuán “peligrosa” era el estándar de su rival. Pero Westinghouse contaba no solo con la primacía técnica, sino además con la colaboración de Tesla, a quien contrató como consultor por un salario casi 26 veces superior al que le pagaba Edison, y le compró su valiosísima patente de motor asíncrono. Westinghouse ganó la “Guerra de las corrientes” y recibió el máximo honor de la ingeniería norteamericana: la IEEE Edison Medal.

El pasaje ilustra la relevancia de la propiedad intelectual. La corriente alterna es una opción superior e iba a imponerse igual, pero si Edison hubiese contado con la sapiencia y la patente de Tesla habría rematado en mucho mejor posición. Pero no. No perdió acceso a ambas.

Imagine que por ley Tesla debe participar de los directorios de ambas compañías al mismo tiempo. Edison se hubiese enterado de cada paso de su rival, y Westinghouse nunca habría sacado esa cabeza de ventaja. Esa anomalía es la que exige la Estrategia Nacional del Litio cuando señala que todo nuevo operador debe aceptar como mayoritario a un mismo agente: el Estado de Chile. ¿Aceptarán la convocatoria los australianos de Pilbara Minerals sabiendo que habrá directores con acceso al directorio de los chinos de Ganfeng Lithium, y viceversa? ¿O temerán que ese vaso comunicante disperse su propiedad intelectual? Es posible que algunos acepten pese a todo —el acceso a litio es urgente— pero sin duda es un desincentivo.

Esta alarma está lejos de ser una idea original. Nuestra regulación ya proscribe la membresía en simultáneo de directorios de empresas competidoras, el llamado interlocking. El año pasado Hernán Büchi fue sancionado con $180 millones porque integró en paralelo las mesas de Banco de Chile, Consorcio y Falabella y con ello, de acuerdo con el Tribunal de la Libre Competencia, “estaba en posición de acceder a información estratégica de las respectivas filiales que ofrecen los mismos productos y servicios, lo cual según la FNE se encuentra totalmente prohibido por la legislación”.

En el caso de las empresas que exploten litio, los directores no serían las mismas personas, desde luego, pero sí serían en última instancia representantes de un mismo ente: el Estado de Chile.

Es posible que pueda diseñarse cierta arquitectura para aprobar el estándar legal, lo difícil es aprobar el estándar prudencial. Westinghouse entendería bien a qué me refiero.

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