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5 de Julio de 2023

Estudiantes técnicos profesionales y educación superior: cifras de una compleja realidad

Si no motivamos a estos jóvenes desde sus inicios escolares, abordamos sus expectativas, entregamos información sobre acceso y beneficios, mejorar sus trayectorias educativas se torna una tarea cuesta arriba difícil de nivelar.

Por Valentina Gran
AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Valentina Gran

Valentina Gran es directora ejecutiva de Fundación por una Carrera

Durante la última semana de junio, los estudiantes egresados de cuarto medio rindieron en todo el país la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) en su modalidad de invierno, al tiempo en que comenzó el período de inscripción para la versión regular de este examen, de cara al proceso de admisión del año 2024.

Según explica el Ministerio de Educación, las dos modalidades de este examen buscan avanzar hacia un sistema más equitativo, objetivo y transparente, donde se espera evaluar tanto el saber como el saber hacer. Sin embargo, cabe preguntarse qué ocurre con los estudiantes que provienen de establecimientos Técnico Profesionales (TP). ¿Es realmente la PAES el mecanismo más inclusivo para este segmento de la población académica?

Los datos del Mineduc indican que solo 57.314 estudiantes TP rindieron la prueba para el proceso 2023, en comparación con los 184.738 alumnos de establecimientos científico-humanistas (HC) que sí se presentaron. Si analizamos los puntajes obtenidos, los alumnos TP obtuvieron cifras más bajas en comparación con los HC, donde la diferencia va de 0.5 a 0.8 puntos porcentuales, según el indicador estadístico “Cohen”.

Ahora bien, si se analiza el acceso y la postulación de los estudiantes TP, vemos que solo el 62% de los jóvenes postula al Formulario de Acreditación Socioeconómica (FUAS), en comparación con el 72% de los HC. Respecto a la matrícula inmediata, el 40% corresponde a los TP y el 54% de la matrícula pertenece a los HC.

En relación a las asignaciones de beneficios estatales, el 86% de los jóvenes de establecimientos técnico-profesionales obtiene beneficios, en comparación con el 68% de los estudiantes pertenecientes a establecimientos científico-humanistas.

Resulta imperante hacer un análisis profundo de estos datos y abordar la problemática desde todos los frentes. Los estudiantes TP pertenecen a los deciles más bajos, por tanto, forman parte del segmento de población más propensa a recibir beneficios para ingresar a la educación superior. Sin embargo, son los que presentan una menor matrícula, una menor participación y puntaje en la Prueba de Acceso a la Educación Superior -y lo que es más grave aún- son los que menos postulan a los beneficios estatales.

Esta es una realidad compleja, multifactorial, pero que tiene un punto predominante. Según nuestra experiencia, el principal problema es el desconocimiento de los beneficios. Los alumnos técnicos profesionales son estudiantes que pueden ser sujetos de gratuidad y beneficios socioeconómicos, pero no están postulando a ellos. Se aprecia así una baja utilización de las herramientas diseñadas por el Estado por parte de este tipo de estudiantes, panorama complejo que urge resolver en el corto plazo.

Se observa también escasez y flexibilidad de lineamientos en torno a los programas de orientación y un difuso rol del orientador. La asignatura de orientación es obligatoria sólo hasta II° medio. Por lo anterior, los establecimientos deben decidir, según sus proyectos, si están dispuestos a trabajar, asignar horas y recursos a esta materia.

Según un estudio de Mueve TP, solo el 4,8% de los alumnos de liceos técnico-profesionales encuestados conoce bien los requisitos para acceder al beneficio de la gratuidad. El 59% declara correctamente que el Formulario Único de Acreditación Socioeconómica es una herramienta para postular a beneficios de financiamiento del Estado, y el 47% indica correctamente el sitio web donde encontrar las fechas para ingresar a la educación superior.

Con este panorama, se hace urgente comenzar con acciones concretas para subsanar dichas falencias. No solo deben existir políticas postegreso pensadas en los jóvenes TP, sino que también es primordial que estas comiencen antes, a través de información y el uso eficiente de la asignatura de orientación. Si no motivamos a estos jóvenes desde sus inicios escolares, abordamos sus expectativas, entregamos información sobre acceso y beneficios, mejorar sus trayectorias educativas se torna una tarea cuesta arriba difícil de nivelar.

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