Una muy buena noticia
Es un avance cualitativo que en esta nueva hoja de rutas, esté presente el crecimiento, y que se postule como uno de los principios orientadores de nuestro sistema, el desarrollo tecnológico y la innovación.
Christian Aste es abogado
Me alegro por el país que, tras el rechazo del proyecto de reforma tributaria presentado en julio del año 2022, el Ministro Marcel y su equipo se hayan abierto a escuchar a todos los actores empresariales y también sociales, y que tras ese trabajo que fue intenso, y bastante productivo, se haya logrado conformar los lineamientos de lo que el gobierno denomina como “Pacto Fiscal para el Desarrollo”.
No podemos sino coincidir en que el país requiere estructurar un sistema tributario que amén de estable se construya sobre los principios de legalidad y de justicia tributaria. Un sistema que además de garantizarle al Estado los recursos que éste requiere (suficiencia) sea simple, otorgue certeza, y le asegure a los contribuyentes que sus impuestos serán gastados adecuadamente (reciprocidad) y sin comprometer el principio de no afectación (equilibrio fiscal) que la Constitución garantiza. Resulta esencial, que el sistema procure, tal como lo indica el Ministro, que los contribuyentes se comprometan en el cumplimiento voluntario, oportuno e integro de sus obligaciones, y que el Estado por su parte se obligue no solo a asistirlos adecuadamente sino que también a educarlos.
Es un avance cualitativo que en esta nueva hoja de rutas, esté presente el crecimiento, y que se postule como uno de los principios orientadores de nuestro sistema, el desarrollo tecnológico y la innovación.
Quizás peque de ingenuo, pero la verdad es que estoy optimista por Chile y por lo que viene, básicamente porque entre nosotros podemos ya decir, que existe consenso en cuanto a que no nos equivocamos. Estamos por el camino correcto. No ha sido fácil, en absoluto. Es cierto que retrocedimos y que hemos perdido tiempo. Creo sin embargo, que valió la pena. Es una diferencia abismal lo que ahora se dice, con lo que antes se decía. Ya no se habla de impuesto al patrimonio. Tampoco de impuesto a las utilidades retenidas. Hoy se revindica el crecimiento. Se reconoce la necesidad de fortalecer el emprendimiento y combatir la informalidad.
No nos pondremos de acuerdo en todo, sin duda. Pero, lo relevante es que se haya descartado replicar fórmulas que en ninguna parte han funcionado. No por culpa de ellas, sino simplemente porque su implementación en un mundo imperfecto resulta imposible. Es, por tanto, una muy buena noticia que la máxima autoridad económica haya tomado nota. Eso habla muy bien de ella, porque demuestra que no es soberbia ni arrogante. Asumió que debía escuchar y cuando lo hizo, pudo constatar que los gremios que conforman las Pymes (Conapyme, Asech, Multigremial, etcétera), que integran la CPC (Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo, Sociedad Nacional de Agricultura, Sociedad de Fomento Fabril, Sociedad Nacional de Minería, Cámara Chilena de la Construcción, y Asociación de Bancos) y los profesionales que conforman los Colegios Profesionales (Colegio de Contadores AG y Colegio de Abogados) coinciden en que todos los ciudadanos de este país, así como quieren cumplir con todas y cada una de sus obligaciones impositivas, en forma íntegra y oportuna, porque entienden que es el precio que se debe pagar por vivir en sociedad, quieren hacerlo en un clima de seguridad y bajo un ordenamiento que junto con permitirles crecer o avanzar, y garantizarles que las normas serán claras, en un ambiente cuyas reglas sean en beneficio de los más vulnerables, especialmente los niños y los adultos mayores, y que si no ocurre, porque se malversan, roban, malgastan o despilfarran, existen instituciones que se encargan de investigar y sancionar ejemplarmente a los responsables.