11 de septiembre de 2033
Es paradojal que siendo Chile uno de los países que más justicia ha tenido respecto de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, el mensaje sea que en democracia no ha habido justicia ni reparación.
Mariana Aylwin es ex ministra de Educación.
¿Qué nos depara la próxima década? Hablamos de los próximos 50 años, pero nuestro país tiene urgencias que, de no resolverse bien, estaremos igual o peor cuando conmemoremos los 60 años del golpe.
Llevamos diez años estancados, sin resolver los problemas más urgentes de la población, discutiendo reformas a las pensiones, al sistema de salud, una nueva Constitución entrampada en la polarización, sin crecimiento económico.
Solo crecen la inseguridad y la violencia, mientras se deteriora cada vez más la calidad de la política.
Esta conmemoración ha puesto en toda su dimensión la frivolidad con que el mundo político conduce al país y su incapacidad para promover un reencuentro entre los chilenos que permita construir acuerdos necesarios para avanzar.
El gran ausente de esta conmemoración ha sido el interés de unir a los chilenos. Al contrario, Gobierno y oposición han actuado desde sus trincheras.
El presidente cree que basta con tener buenos sentimientos para gobernar. Que puede cambiar de estados de ánimo y de opinión sin consecuencias, que es un ciudadano más y no un jefe de Estado.
Ser presidente y participar en una marcha, por muy noble que sea, no corresponde a alguien que tiene que representar a todos los chilenos. Anunciar un llamado a los partidos para suscribir un acuerdo nacional, después de reunirse con el juez Garzón y en una conferencia de prensa fuera de Chile, sin antes haber conversado con sus dirigentes, es una muestra de improvisación que destinaba esa intención al fracaso.
Todos los días tenemos que presenciar un desacuerdo entre lo que hizo o dijo antes y lo que dice o hace ahora.
Sus explicaciones son enredadas, al parecer quiere ser el de antes y el de ahora al mismo tiempo. No basta ser buena persona para gobernar.
El presidente ha terminado siendo un generador de electricidad, en vez de un agente de paz, a pesar de sus buenas intenciones.
Por su parte, los parlamentarios están detenidos como estatuas de sal, en una disputa por el pasado sin demostrar ninguna voluntad de buscar un entendimiento hacia el futuro. Pocas voces han tenido conciencia de la sobriedad que requería esta conmemoración para no añadir polarización a la ya existente. Entre ellas, son destacables las mujeres de la familia Allende: Isabel y Maya Fernández.
Es paradojal que siendo Chile uno de los países que más justicia ha tenido respecto de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, más que Uruguay que tuvo una amnistía acordada en un plebiscito, más que Argentina donde hay más de 30 mil detenidos desaparecidos, más que España o Portugal y qué decir de los países de Europa del Este, como Alemania Oriental, el mensaje sea que en democracia no ha habido justicia ni reparación.
Más de 600 condenados, entre ellos el jefe de la policía política y varios oficiales condenados a cientos de años y más de mil procesados, pareciera no ser nada.
Por cierto, la existencia de mil detenidos desaparecidos es una herida abierta que debemos enfrentar y por ello lo más importante de esta conmemoración será el Plan de Búsqueda impulsado por el ministro de Justicia.
Salir de este clima crispado requerirá grandeza para abordar la fractura que quedará agrandada.
Necesitamos reconstruir un país que se reconozca en su memoria y en su historia, con sus sombras y sus luces, para poder construir un futuro compartido.
Por lo tanto, es un desafío indispensable que el mundo político haga los esfuerzos para reencontrarnos como hijos de una misma patria, logrando asumir nuestras heridas como una herencia común, junto con intentar recuperar la confianza en los valores de la democracia, sus prácticas y sus instituciones.
El paso inicial debiera ser el acuerdo sobre una nueva Constitución que permita concitar un apoyo mayoritario. Si no lo logramos, será otro gran fracaso de la política.