Rescatemos la democracia secuestrada
Nosotros ahora, y por las leyes propias del KARMA, tenemos la oportunidad de cobrarnos, y hacerles pagar del modo que se hace en la democracia y que es con el voto.
Christian Aste es abogado y auditor, con especialidad en impuestos
Tal como lo expresó el actual timonel de la Cámara Nacional de Comercio, José Pakomio en la reunión que se realizó el pasado 28 de noviembre en el último piso de la Torre Costanera Center, y a la que asistió el actual presidente de Chile, nuestra democracia está secuestrada.
Hagamos un poco de historia: Movimientos creados en los patios de colegios privados y conformados en su mayoría por niñitos de bien, que con sus puños en alto, sus estómagos llenos, y su cabeza llena de sueños, creyeron que eran más que el resto. Les bastó eso, y el aval de sus “papitos concertacionistas” para que se erigieran como jueces de lo que hasta ese momento se había hecho.
“Nada era bueno”, ese era su dogma. Venían a cambiarlo todo, porque ellos eran la solución. El problema era el resto. La educación había que transformarla, y para eso había que tomarse la calle, los colegios y las Universidades.
En vez de aterrizarlos y hacerles ver lo profundamente equivocados que estaban y lo importante que era proceder con humildad, y con la experiencia que da el trabajo arduo de la vida, y no de la prédica impune del asambleísta, “sus padres” no solo los respaldaron, sino que se ocuparon personalmente de entregarles o forzar que se les entregara generosos cupos, becas, ventajas y prebendas. Mal que mal, eran los herederos incorruptibles de la nueva izquierda.
Convertidos de este modo en los nuevos jacobinos, portavoces del sello incólume de la democracia, y percibidos asimismo como los apóstoles de la verdad Robesperiana, exigieron su tiempo. Lo hicieron apelando a un populismo sordo, que trepó en base la mentira, la caricatura, la promesa fácil, la tergiversación, la descontextualización, la crítica odiosa, el resentimiento, y la envidia.
Raya para la suma, un gobierno democrático desestabilizado por un lumpen azuzado por políticos noveles y maquiavélicos, y un país rabioso que, necesitado de soluciones urgentes, creyó el cuento refundacional.
Ya en el poder, y con dos años para el olvido, reconocen que la democracia está secuestrada, pero no por las ideas de ellos, sino por la delincuencia, la inestabilidad, la corrupción y la desconfianza.
Nosotros ahora, y por las leyes propias del KARMA, tenemos la oportunidad de cobrarnos, y hacerles pagar del modo que se hace en la democracia y que es con el voto.
Solo un dato para que reflexionen, todos ellos que votarán rechazo en diciembre, lo harán en su mayoría desde un cargo público, y con un sueldo que se actualiza sin miedo del futuro. El resto, en cambio votaremos rogando que dejen de soñar, y experimentar con nosotros, porque el costo lo terminan pagando como siempre los más pobres