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28 de Diciembre de 2023

Los derivados

Los contratos de futuros son derivados que se basan en el acuerdo de comprar o vender activos en una etapa posterior, pero con un precio fijo. Están estandarizados para facilitar la negociación en el mercado.

Nuestro país no puede olvidar los futuros que contrató con ese propósito, sin mayor control y sin autorización. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Christian Aste

Christian Aste es abogado

Son instrumentos financieros, cuyo valor deriva (de ahí su nombre) del valor que en una fecha determinada tendrá otro activo, denominado subyacente (tales como acciones, materias primas, divisas, tasas de interés, bonos, etcétera).

Mientras que las transacciones en tiempo presente implican la compra y venta de un activo que se entrega inmediatamente, en los derivados lo que se compra y se vende son contratos cuyo valor depende de un activo subyacente, cuya liquidación se realiza en el futuro.

El mercado de derivados se divide en dos categorías: Los OTC (over the counter) y los que se basan en el intercambio. Los derivados OTC, o extrabursátiles, no cotizan en bolsa, se negocian directamente “en el mostrador” entre las partes, carecen de una contraparte central que permita disminuir el riesgo del crédito, y se formalizan generalmente entre un banco de inversión y un cliente (normalmente una empresa que necesita financiación) o entre entidades financieras. Los que se basan en el intercambio se cotizan en mercados regulados (The Chicago Mercantile Exchange) y utilizan contratos estandarizados en plazo, vencimientos, clases de activos, tamaño del contrato y liquidación.

Los derivados que más se utilizan con los CFD (contract for difference), contrato por diferencia, que permiten especular sobre el aumento o la disminución de los precios de los instrumentos globales que incluyen acciones, divisas y materias primas. Se negocian con un instrumento que refleja los movimientos del activo subyacente, y donde las ganancias o las pérdidas se liberan a medida que el activo se mueve en relación con la posición que se toma.

Los contratos de futuros son derivados que se basan en el acuerdo de comprar o vender activos en una etapa posterior, pero con un precio fijo. Están estandarizados para facilitar la negociación en el mercado. Se incluyen también las opciones, que otorga el derecho, más no la obligación de comprar (CALL) o vender (PUT) un activo subyacente a un precio determinado en una fecha específica o antes.

Los derivados (futuros, opciones, swap, CFD, forwards) si bien permiten que los flujos de efectivo futuros sean más predecibles (porque se anticipa el precio del activo y se mitigan en consecuencia riesgos), y pronostican las ganancias con mayor precisión (ya que el margen puede predefinirse en función del precio prefijado), presenta riesgos, cuando no solo se utilizan como instrumento de cobertura, sino que con fines esencialmente especulativos.

Nuestro país no puede olvidar los futuros que contrató con ese propósito, sin mayor control y sin autorización, Juan Pablo Dávila en Codelco, y que significó millonarias pérdidas para la empresa, como tampoco las operaciones de futuro realizadas bajo el gobierno de Lagos, y autorizadas por el directorio (integrado por los ministros de Minería Alfonso Dulanto, y de Hacienda Nicolás Eyzaguirre). El primero de estos contratos, se celebró en julio de 2005, y consideró 373.950 toneladas métricas de cobre para entregar entre 2006 al 2011 a un precio promedio de US$ 1,176 la libra con valores decrecientes. La segunda operación, de diciembre de 2005, era por 139.250 toneladas de cobre a US$ 1,578 por libra. Y otra transacción, de enero de 2006, por 699.996 toneladas para entregar entre 2008 a 2012 al precio promedio de US$ 1,385 la libra. En total, 1,2 millones de toneladas a menos de dos dólares, pese a que desde 2006 el cobre no bajó de los US$ 3 como promedio anual, salvo en 2009, cuando fue de US$ 2,34.

Según el ex director de Codelco, Andrés Tagle Dominguez, dichas operaciones realizadas el año 2005, y terminadas de pagar el año 2012, provocaron una pérdida de US$ 4.700 millones, equivalentes a casi toda la Reforma Tributaria propuesta por el actual gobierno. Lo expresado, sin considerar el contrato de venta de cobre de Minmetals, que terminó de cumplirse el año 2021, y que significó que Codelco vendiera 55.750 toneladas por año durante 15 años, a un precio levemente superior al dólar por libra.

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