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24 de Enero de 2024

Lo antiguo siempre a la moda

Santiago de Chile, durante el verano, liberado de la caótica rutina del día a día gracias al éxodo de muchos citadinos por sus vacaciones, proporciona un excelente momento para salir a aventurarse con nuevo espacios gastronómicos en la temporal época de paz del bullicio citadino.

Como siempre, un viaje por el mundo de sabores y aromas, sin salir de Providencia.
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Felipe Quiroz

Felipe Quiroz es sibarita, amante del vino y otros brebajes.

Uno de los mayores placeres de cualquier sibarita es encontrar novedosos lugares, hasta antes desconocidos, que cumplan y prometan una nueva aventura culinaria.

Santiago de Chile, durante el verano, liberado de la caótica rutina del día a día gracias al éxodo de muchos citadinos por sus vacaciones, proporciona un excelente momento para salir a aventurarse con nuevo espacios gastronómicos en la temporal época de paz del bullicio citadino.

Sin embargo, esta tendencia de explorar lo exótico, lo nuevo, requiere volver a los antiguos, tradicionales y seguros lugares, nuestros puntos de referencia para marcar aquello que nos puede volar la cabeza o, simplemente, ser un almuerzo o cena más de tantas que ya hemos disfrutado (o no). Ese lugar para sentirnos en confianza, bien atendidos y sin siquiera mirar el menú, pues ya conocemos de memoria la carta del lugar e incluso sus preparaciones.

En el mundo gastronómico la constancia es un elemento tan importante como la innovación, ir a un lugar familiar, ser atendido y servido de la manera que uno espera, es también sumamente valioso. En nuestra capital, lamentablemente, no son muchos los lugares que cumplen con esta premisa. Espacios suspendidos en el tiempo, que perduran en el conocimiento de todo buen amante de lo culinario. Uno de ellos es “Baco”, ubicado en Ricardo Lyon, entre avenida Providencia y la costanera Andrés Bello, posee una de las mejores, y siempre actualizada, carta de vinos de nuestro país, una cocina constante, prolija, afinada y siempre abierta para recibirnos de la mejor manera. Todos estos elementos son perfectamente armonizados por un servicio de lujo, las propinas no son aceptadas, se entienden dentro del precio de la experiencia, pues el buen servicio es marca registrada de la casa.

Comenzar con sus frescas ostras es un “desde”, maridadas siempre con una copa de champagne o espumoso, según gusto y presupuesto. La preparación del pato y otras carnes es diversa y bien lograda, los arroces cremosos junto con productos del mar, una delicia que debe ser degustada. En mi última visita, tuve la suerte de acompañarlos con una botella, del que hoy por hoy debe ser uno de los tres mejores Chardonnay chilenos, “De Mai” en su cosecha 2021, elaborado por José Pablo Martín, acidez refrescante, cuerpo goloso y aromas complejos. Una joya.

Los postres, a la usanza francesa, tabla de diversos quesos, esta vez acompañados por una copa de Oporto Tawny, tradicional vino dulce portugués, cerrando una tarde fantástica. Tal y como se dijo, una de esos días que no quieres sorpresas, deseas ir a un lugar y saber de antemano que todo será de la manera prevista.

Como siempre, un viaje por el mundo de sabores y aromas, sin salir de Providencia.

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