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Actualizado el 12 de Marzo de 2024

Dos años en vano

Después de sacarle tanto el cuero al Gobierno, debo y debemos reconocer una cosa de vital importancia: Chile sigue siendo una democracia, las instituciones siguen funcionando aceptablemente y seguimos teniendo una Constitución válida (que debe ser urgentemente mejorada) a pesar de todo el circo costoso que ocurrió en el medio.

Presidente Gabriel Boric Falta la mitad del mandato. Depende de cómo Boric quiere que lo recordaran, cuál quiere que sea su lugar en la historia chilena. AGENCIA UNO/ARCHIVO.
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Tomás Szasz

Tomás Szasz es abogado.

Llegó la fatídica fecha en que Gabriel Boric y la izquierda – tanto la que lo apoyó como la parte que sigue apoyándolo- cumplió dos años en el poder.

Dos años de errores, metidas de pata, superioridad moral (ya en declinación) y cero avance de Chile.

Cito parte de lo que escribí hace dos semanas: “El año 2021 cerró con 97 mil, el 2022 con 114 mil y el 2023 con casi 169 mil millones de dólares de pasivo público… La inversión bajó un 3% … respecto a 2022 que significa algo así como 4% o 5%. La productividad baja más de 2%, el crecimiento apenas superó 0,6% y la inflación, 3,8%. (Hubo un) aumento del 4,3% en las remuneraciones del sector público… la Desocupación al 31.12.2024: 9,4%”.

Poco tengo que agregar para calificar ese par de años. Las más notorias quizás fueron – y son – las volteretas del presidente, a tal punto que ya a nadie causa sorpresa que diga hoy lo contrario de lo que dijo ayer.

Si su predecesor (QEPD) se destacaba por “Piñericosas”, entonces de sus metidas de pata, contradicciones, fallidos nombramientos, papelones y chiquilladas del actual presidente se puede escribir un libro.

Se puede aprender mucho en ese tiempo, pero si alguien cree que lo sabe todo, seguirá tan ignorante como fue al inicio del período.

Lo injusto es que somos nosotros que pagamos las consecuencias; pero también es cierto que se eligió democráticamente. Menos mal que las primarias de la izquierda las ganó Gabriel Boric – ¿Se imaginan dónde estaríamos si las gana Daniel Jadue? (aunque no creo que hubiese ganado…)

Lo que más decepcionó ha sido el total incumplimiento de promesas y, peor aún, la virulenta corrupción que acompañó al presidente.

Difícilmente podría enumerar los distintos “gates” desde el 11.03.2022. El FA en su momento de despegar en las aulas universitarias se mostró más radical que el PC, aunque el “progresismo” nunca tuvo una biblia tan precisa y estricta como tienen los marxsistas-leninistas.

Si alguien la estudió a fondo (yo lo hice en mi temprana juventud cuando tuve que instruirme de La historia breve del Partido Bolcehvique, del Das Kapital y varias obras de Vladimir Ilich), le queda claro que de demócrata no tiene nada y que para lograr su propósito final, todos los medios se justifican; se trata de la propuesta imposible: cambiar las mentes humanas y, a las que no se puede, obligar que acepten la dogma.

Al colocarse la banda tricolor, Boric de repente tuvo que tocar la guitarra en serio, no como en una reunión de jóvenes. Jóvenes, muchos de las y los que no sirvieron, que tuvieron que ser trocados por Montes, Tohá, Van Klaveren; pero nunca tuvieron la sensatez de cambiar su ideología.

Las/los que sobrevivieron – y las /los acompañantes, entre ellos familiares, amigotes y gente impuesta por el impecable socio – siguen sufriendo del síndrome llamado soberbia: basta mirar caras como las de Vallejo, Hassler, Jadue , Jara o Jackson.

Hoy parece claro que el tiempo que falta será dedicado a cuestiones de relativa importancia; principalmente a la Solidaridad.

Los políticos de izquierda, de manera increíble, no entienden que si no hay recursos, de nada sirve
la solidaridad. ¿De dónde sacar los recursos para ayudar a los más necesitados? ¿De endeudarse más?

No se dan cuenta que la gran mayoría de los habitantes son de la clase media; una clase muy amplia en cuanto a ingresos, recursos capacidades de avanzar. Pero es esa clase media que tiene – apenas o demasiado – suficiente para vivir y se desvive por a lo menos conservar ese nivel.

Pero se está dando cuenta que con la política ideológica del “oficialismo” su situación empeora cada vez más. Diputadas y diputados de la izquierda – centroizquierda hoy por suerte excluida – se aferran al discurso de defender indefendibles propuestas de reformas, de echarle en la cara a la gente en general que no es solidaria y no se da cuenta que con las reformas su situación mejorará y bla bla bla…

Estos jóvenes legisladores, al igual que aquellos miembros del Gobierno que aún sobreviven la fórmula original siguen darle prioridad absoluta a inculcar a los votantes su ideología como la única verdad, impulsados por un astuto, organizado e inflexible Partido Comunista; pero la gran mayoría de la gente mira a Venezuela, Cuba o Nicaragua y sabe que el destino de Chile será similar si se sigue esa doctrina.

Lo único evidente e indiscutible es que la solidaridad debe ser paralela al desarrollo y la consecuente capacidad de ser, valga la redundancia, solidarios. Más aún: con el crecimiento, la solidaridad es cada vez menos necesaria pues el nivel de vida de los que la requieran, también aumenta y sus carencias bajan; como dos más dos siempre son cuatro, y cuatro menos dos siempre son dos.

Pero después de sacarle tanto el cuero al Gobierno, debo y debemos reconocer una cosa de vital importancia: Chile sigue siendo una democracia, las instituciones siguen funcionando aceptablemente y seguimos teniendo una Constitución válida (que debe ser urgentemente mejorada) a pesar de todo el circo costoso que ocurrió en el medio.

Falta la mitad del mandato. Depende de cómo Boric quiere que lo recordaran, cuál quiere que sea su lugar en la historia chilena. Mientras tanto, nuestro mundo está al principio de lo que puede llamarse el Apocalipsis. La evidencia del calentamiento global, el crecimiento de la población mundial, la falta progresiva de alimentos y agua, las guerras activas y la GRANDE, latente… No envidio a Gabriel. Ojalá que le vaya – que nos vaya – bien.

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