Educación Parvularia de calidad ¿es una preocupación real?
Si la Educación Parvularia es fundamental ¿por qué no se han hecho los esfuerzos necesarios para asegurar la calidad de los establecimientos encargados de ejecutarla? Existen múltiples excusas al respecto, muchas de las cuales hacen sentido en el contexto nacional, sin embargo, si estamos hablando de un tema central, los avances deberían ser más evidentes.
Victoria Espinoza es directora de investigación Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión, CEDETi UC
Este último tiempo la Educación Parvularia ha estado en el foco de la opinión pública, primero por el proyecto de ley de Sala Cuna Universal y luego por el proyecto que hace referencia a la oferta en Educación Parvularia. Estos proyectos podrían implicar buenas noticias para este nivel educativo, pues se podría presumir que, tal como se ha propuesto no solo en este gobierno, sino que también en los previos, la Educación Parvularia se reconoce como un nivel fundamental del sistema educativo nacional. Sin embargo, el contenido de los proyectos no refleja necesariamente la relevancia de la Educación Inicial.
Por una parte, la propuesta de sala cuna universal, presenta problemas de forma y de fondo. A nivel de forma, si bien la generación de un registro de cuidadores es efectivamente una respuesta a las necesidades de cuidado existentes en el país, no corresponde a una respuesta de tipo educativa, sino que solo hace referencia a cuidados. De esta forma, la ley de sala cuna universal, más bien ofrece “cuidados” universales, pues sin desmerecer el importante rol de los cuidadores informales, no pueden ser equiparados con las Educadoras de Párvulos, quienes son profesionales de la educación. Es importante recordar que cuidar no es lo mismo que educar. A nivel de fondo, ¿qué podría permitirnos garantizar una sala cuna universal? La respuesta más lógica sería el poder contar con mayor cantidad de educadores y educadoras. Lamentablemente las carreras de educación presentan ingresos irregulares y muchos docentes se alejan de las aulas durante los primeros 5 años de ejercicio profesional. ¿No será que se debe invertir en mejorar las condiciones de trabajo de las educadoras? Hoy en día somos muchos los educadores que hemos salido del aula rápidamente, pues más allá de la vocación, las condiciones de trabajo son difíciles: los educadores se enfrentan a una labor de alta complejidad desde una perspectiva multidimensional, pero pese a las indiscutibles mejoras respecto de las condiciones laborales, aún no existe un equilibrio que permita asegurar la permanencia de los docentes en las salas de clases.
Por otro lado, si la Educación Parvularia es fundamental ¿por qué no se han hecho los esfuerzos necesarios para asegurar la calidad de los establecimientos encargados de ejecutarla? Existen múltiples excusas al respecto, muchas de las cuales hacen sentido en el contexto nacional, sin embargo, si estamos hablando de un tema central, los avances deberían ser más evidentes.
En definitiva, tenemos por una parte una necesidad apremiante de contar con espacios educativos universales, donde todos los niños y niñas, puedan acceder a una educación de calidad desde los primeros meses de vida; y por otra, no podemos ni siquiera asegurar el acceso de los niños a salas cunas formales, e incluso en el caso de aquellos que consiguen un cupo, tampoco se puede asegurar la calidad de la educación que están recibiendo. Una necesidad va dejando a la vista otras, y finalmente, si queremos asegurar al acceso a una educación de calidad desde la sala cuna, es necesario tomarse en serio la Educación Parvularia, tanto a nivel de forma como de fondo.