La verdadera discusión previsional
Lo esencial en una negociación es entender “¿qué quiere mi contraparte?” y en gran parte de la discusión de pensiones pareciera que esto no ocurre. Quizás hay que dar 2 pasos atrás, comprender los intransables de cada parte y empezar a proponer ideas que efectivamente se hagan cargo de dichos pilares de la negociación antes de seguir en la subasta de puntos de cotización que estamos actualmente.
Victoria Paz es Economista, Fundadora Poder Económica y Directora MBA Universidad Gabriela Mistral
La discusión previsional no lleva 1 año en discusión, lleva 10. Y seguirá así si los distintos actores son incapaces de dialogar de lo que realmente está detrás de la imposibilidad de llegar a acuerdos.
La discusión, aunque así lo parezca, no es entre 5-1, 3-3, 4-2 (porcentajes en que se repartirían los puntos adicionales entre cotización individual y fondo solidario).
¿Qué es lo que realmente le importa a cada lado de la negociación? Para el oficialismo el intransable es subir las pensiones actuales. Para hacer eso evidentemente necesita recursos frescos hoy y no mañana. La solidaridad “intergeneracional” se refiere a que con las cotizaciones de quienes trabajamos hoy se paguen las pensiones de quienes están jubilando en tiempo presente.
¿Cuál es el intransable para la oposición? No es el número sino la fórmula. Abrir la puerta legalmente a algo llamado “fondo solidario”, “seguro social” o como sea que se denomine el pozo común donde irían los puntos acordados es un riesgo que no están dispuestos a tomar. En su perspectiva, si se abre la opción para que las cotizaciones de los trabajadores ingresen a cualquier instancia en la que se pierde la propiedad individual sobre ellas, no importa si hoy queda en 6-0: La puerta estará abierta para en un futuro aumentar ese número. La fórmula jurídica ya estará creada y aprobada.
Está demás decir que esta discusión se vuelve más densa y compleja cuando incluyen en un mismo y gigantesco cambio la separación de funciones, la licitación de fondos y la entrada de un actor estatal.
¿Cómo es posible avanzar con intransables de este calibre? Reconociéndolos como tales y buscando alternativas.
Aquellos que han logrado entender los intransables han intentado contribuir a que la discusión se despeje, apuntando a los resultados y principios que se buscan resguardar: un ejemplo es la propuesta de Bernardo Fontaine respecto a un préstamo desde los cotizantes al Estado para que se puedan aumentar las pensiones de hoy. ¿Cuál es la gracia? El cotizante no pierde propiedad y el jubilado actual ve un alza de su pensión. ¿El “pero”? La enorme deuda que acumulará el Estado y que tendrá que pagar en algún momento en momentos que nuestra deuda pública está al límite.
En su columna del domingo en El Mercurio Andrea Repetto señala los beneficios de un fondo común sobre la PGU principalmente debido a que la PGU requiere recursos fiscales que hoy no existen, y a que “un fondo común permite llegar de manera más barata a quienes están más rezagados, contener presiones de costos, imprimir equidad de género e incorporar incentivos a la cotización y formalización”.
Lo esencial en una negociación es entender “¿qué quiere mi contraparte?” y en gran parte de la discusión de pensiones pareciera que esto no ocurre. Quizás hay que dar 2 pasos atrás, comprender los intransables de cada parte y empezar a proponer ideas que efectivamente se hagan cargo de dichos pilares de la negociación antes de seguir en la subasta de puntos de cotización que estamos actualmente.