Actualización curricular en Educación Física: un paso hacia una educación del desarrollo humano integral
Es fundamental que la Educación Física sea inclusiva y flexible, adaptándose a las diversas realidades de nuestros estudiantes.
Alonso Peña es jefe de carrera de Pedagogía en Educación Física de la Universidad de Santiago (USACH).
En un mundo que no deja de evolucionar, la actualización curricular no es solo una necesidad, sino una obligación. Especialmente en el ámbito de la Educación Física, donde aún persiste la vieja concepción de que basta con inculcar hábitos saludables. No, la realidad es mucho más compleja. Necesitamos una educación física que vaya más allá, que forme estilos de vida activos y saludables en un contexto cultural y ecológico, porque el desarrollo humano integral exige una visión amplia y profunda.
Es un acierto significativo la ampliación de los ejes curriculares, incorporando la alfabetización física y la recreación, junto con un enfoque renovado en el desarrollo personal y social. Este no es un cambio trivial; es una apuesta por una educación física que no solo fortalezca el cuerpo, sino que también cuide la mente y el alma. En un mundo cada vez más desconectado, es imperativo que la educación física fomente la salud mental, el bienestar socioemocional y, sobre todo, la integración social y la participación comunitaria.
Particularmente, es relevante la inclusión del Eje Corporeidad y Manifestaciones Motrices, que extiende el conocimiento de la motricidad más allá de lo puramente físico. Este enfoque no solo enriquece la comprensión de la relación entre el cuerpo y el entorno, sino que también abre la puerta a nuevas formas de ocio, más saludables y vividas con mayor plenitud. En pocas palabras, es una invitación a que los estudiantes se reconozcan a sí mismos y a los demás en su verdadera corporeidad.
Sin embargo, no podemos detenernos aquí. Es fundamental que la Educación Física sea inclusiva y flexible, adaptándose a las diversas realidades de nuestros estudiantes. Las prácticas físicas, los juegos y las actividades deportivas son más que ejercicios; son expresiones culturales que deben ser preservadas y enseñadas como parte integral de nuestro patrimonio cultural. Solo así lograremos que nuestros jóvenes no solo desarrollen habilidades físicas, sino que también comprendan el valor de la actividad física en su contexto social y cultural.
Resalta la introducción de un eje transversal de Lectura y Escritura en Educación Física y Salud. Es un paso adelante hacia un aprendizaje más integral y constructivista, donde leer y escribir no son simples habilidades, sino herramientas para reflexionar, transformar y reestructurar el pensamiento. Esto es vital en una asignatura que, aunque a veces subestimada, tiene un potencial formativo inmenso, tanto dentro como fuera de la escuela.
Involucrar a toda la comunidad en estas decisiones es fundamental para que las reformas educativas realmente respondan a las necesidades y expectativas de la sociedad. Este enfoque no solo garantiza la diversidad de voces, sino que también refuerza el sentido de pertenencia y la responsabilidad colectiva, subrayando la importancia crucial de la participación ciudadana en la actualización curricular.
En definitiva, tenemos en nuestras manos la oportunidad de transformar la educación física en un pilar fundamental para el desarrollo integral y sostenible de nuestros estudiantes. Es un desafío que debemos abrazar con determinación, porque el futuro de nuestra juventud, y por ende, de nuestra sociedad, depende de ello.