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Actualizado el 5 de Diciembre de 2024

Arriendo y venta de carne de cañon

La Rusia de Putin hoy es el único país que sepamos estar dominado por la única persona del mundo que abiertamente y sin el menos escrúpulo está usando el sistema descrito desde hace muchos años, no solamente sacando pingües beneficios de ello sino limpiando las cárceles y trocando un costo de nutrir y cuidar reos por una ganancia arrendándolos.

Rusia derribó dos drones sobre el Kremlin y culpa a Ucrania de esta situación.
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Redacción

Tomás Szasz

Filósofo.

Rusia es el principal lugar donde se podía comprar carne de cañón para ejecutar cualquier tipo de trabajo sucio en cualquier lugar del mundo. África y el lejano Oriente son los principales clientes que necesitan principalmente la preparación y equipamiento (armas, comunicación, etc.) de las tropas mercenarias arrendadas para mantenerse en o ascender al poder, cueste lo que cueste. Puede ocurrir que finalmente éstas huestes arrendadas se adueñan de la situación o entran a formar parte del movimiento o persona a cuyo servicio están asignadas, en cuyo caso el arriendo se transformó en venta. Para ser más concretos: son cómo contratos de arriendo con opción a compra. Pero esta situación cambió bastante desde el inicio de la guerra contra Ucrania: ahora Rusia necesita esa “carne de cañón” para su propio uso. Y al parecer, o no le alcanza, o el reclutamiento de más efectivos cae muy mal a la población y hace peligrar el sistema en el poder.

Los mercenarios salen de los más bajos fondos de la sociedad; son mayormente delincuentes condenados y recluidos en cárceles (en caso de los rusos) contentos de cambiar su encierro, seguramente nada “cómodo”, por una libertad no sólo física sino de matar, torturar, robar y violar en territorios ajenos de su patria, actividades por las que encima reciben paga, alimento, alcohol, droga, vestimenta e incluso atención sanitaria o médica. Sólo tienen que dedicarse a lo que más saben y les gusta en un territorio donde ni siquiera pueden condenarlos por lo que hacen. Claro: siempre que se sometan sin la menor resistencia física, verbal o intelectual al aparato del gran Zar. Si no, pregunten a Wagner, que ya no puede responder.

La Rusia de Putin hoy es el único país que sepamos estar dominado por la única persona del mundo que abiertamente y sin el menos escrúpulo está usando el sistema descrito desde hace muchos años, no solamente sacando pingües beneficios de ello sino limpiando las cárceles y trocando un costo de nutrir y cuidar reos por una ganancia arrendándolos. Artero pero inteligente negocio nacido de la mente genial del hoy quizás más temible criminal de la tierra.

En su último y reciente “negocio” sin embargo el Zar se transformó en arrendador – y quién sabe, más adelante en comprador en la medida que los objetos del arriendo vayan muriendo – teniendo como el firmante vendedor del contrato a otro dictador tan malo – aunque muy “menor”- que él y aún más necesitado de ingresos, vengan de donde vengan. El arreglo se trata de arrendar carne de cañón a un ya desesperado Putin, que no puede permitirse el lujo de reemplazar las pérdidas de tropas rusas que luchan contra Ucrania con compatriotas; que no encuentra más voluntarios rusos para una causa que se transformó detestable para las familias que están perdiendo hijos y maridos en una conflagración demente; que ni siquiera quiere tener más prisioneros ucranianos: prefiere dar orden de liquidarlos en el frente.

Pero hete aquí el dueño ya generacional de otro país que está aislado del mundo (por voluntad propia) y que tiene serios problemas económicos… pero que tiene una población que ni siquiera atreve levantar la vista dirigida al suelo, para que no se le acuse que en sus ojos puede haber crítica hacia el LIDER SUPREMO, el “Respetado camarada Kim Jong Un”.

El valor de vida humana es cero al igual para esos dos déspota-oligarcas como era para los reyes occidentales malditos, o los mandarines chinos, o las hordas de Ghengis Khan, los k’uhul ajaw (rey divino) mayas o los hunos de Attila. Lo único que importa, es el motín y la conquista. Para saciar su hambre personal todo está permitido; las vidas humanas que se pierdan para satisfacerla, son disfrazados como heroísmo, patriotismo o en el mejor de los casos, daños laterales para conseguir una victoria. Entonces, volviendo al tema de Putin-Kim, al Zar le interesa aún menos qué pasará a los cañón-de-carne reclutas y arrendados norcoreanos justificable a sus propios súbditos: para salvaguardar vidas de soldados rusos. Y en cuanto a Kim, ¿qué importancia tiene mandar al matadero diez o veinte mil ciudadanos, a un matadero con el que el régimen del dictador y menos aún las futuras víctimas absolutamente nada tienen que ver? ¿Tienen acaso elección los convocados? Y si mueren…mucho más mueren habitualmente en casa de hambre o asesinados por objetar al emperador.

En realidad, ambos líderes son exactamente iguales en gran escala a los capos narcos que alimentan a los sicarios para secuestrar y eventualmente liquidar a sus adversarios. El hombre posiblemente más rico del planeta, Putin, troca con otro – también inmensamente rico – mercancías (armas, alimentos, tecnología) contra mercenarios que ni siquiera saben que lo son, sino simplemente obedecen al mandato del Líder al enfrentar a soldados cuya nacionalidad no creo que siquiera sepan pronunciar. Si se niegan, morirán en casa ejecutados por desobediencia y seguramente después de una sesión de torturas.

El asunto es vomitivo. Más vomitivo aún que el episodio Wagner pues el pelado jefe de sus secuaces – liquidado por infringir el contrato – por lo menos pagaba por luchar a sus delincuentes liberados para ese fin. Si es que existe un colmo de maldad en la historia, el arreglo de Putin con Kim lo es por la perversidad a la que estos dos líderes han llegado y difícilmente lograrán que los chicos de Pionyang saluden como lo hicieron los gladiadores romanos: AVE CESAR IMPERATOR, MORITURI TE SALUTANT!

¿Cómo el Occidente puede tolerar semejante depravación? Debe responder muy firme, rotunda y concretamente. Y si los socios de Putin, China o Bielorrusia, o sus admiradores como Orban aceptan todo sin chistar, la acción debe incluir a éstos también. La venta, arriendo o trueque de carne de cañón es el no va más de la moderna historia humana.

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