Comercio ambulante en Santiago
Expandir el comercio ambulante puede ser una idea planteada con buena fe, pero peca de gran ingenuidad e ignorancia respecto a la realidad de lo que sucede en la ciudad.
Señor director:
El anuncio de la señora alcaldesa de Santiago, de entregar 1.000 permisos para vendedores ambulantes en la zona central de la capital, fue muy comentada y criticada. Tampoco ha sido eficaz el trabajo de los encargados de orden y seguridad, a todo nivel.
Sin duda alguna las posibilidades de trabajo y generación de ingreso son muy importantes, y deberían ser promovidas y facilitarse. No obstante, la proliferación de vendedores ambulantes, incentivadas por anuncios como el de la alcaldesa, es muy negativa para el trabajo e ingresos de quienes colaboran en el comercio establecido. Además, facilita el desarrollo de verdaderas mafias de proveedores, “cuidadores” de puestos, venta de artículos prohibidos, comercio de alimentos sin normas de higiene, etc. Se ha podido observar en los hechos inaceptables en calle Meiggs, cerca de Estación Central en Santiago. Las autoridades más que tomar medidas con resultados, son verdaderos comentaristas de lo que sucede.
Todo eso, desalienta y disminuye a los compradores, perjudica al comercio establecido, que genera empleos con contrato, y paga impuestos. Un ejemplo de menor calado: lo anterior hace muy desagradable experiencias tan simples como tomarse un café en el centro.
Expandir el comercio ambulante puede ser una idea planteada con buena fe, pero peca de gran ingenuidad e ignorancia respecto a la realidad de lo que sucede en la ciudad. No considera la reacción esperable de quienes desean obtener permisos.
Que no se extrañen esas autoridades de las tomas, peleas violentas, con efectos en quienes necesitan hacer trámites, comprar tranquilos y pasear en su barrio.
Hugo Lavados,