Cómo se vivió en La Moneda la filtración de Wikileaks
Al equipo comunicacional de La Moneda, el cable de Wikileaks sobre Sebastián Piñera lo pilló desprevenido. Nada les hacía pensar, en torno a las 18.00 horas de ayer, que había una desclasificación en proceso. Sin embargo, un elemento les jugó a favor: el Consejo de Gabinete, que empezaba a las 6 de la tarde, reunía en ese momento a todos los ministros en Palacio.
Al equipo comunicacional de La Moneda, el cable de Wikileaks sobre Sebastián Piñera lo pilló desprevenido. Nada les hacía pensar, en torno a las 18.00 horas de ayer, que había una desclasificación en proceso. Sin embargo, un elemento les jugó a favor: el Consejo de Gabinete, que empezaba a las 6 de la tarde, reunía en ese momento a todos los ministros en Palacio.
Como el gobierno no tenía planificada una reacción, según explican desde Palacio, en caso de una eventual filtración de Wikileaks que mencionara al Presidente Sebastián Piñera, la estrategia se desarrolló al paso. Apenas el diario español El País filtró el cable, poco antes de las 19:00. Pero nadie alcanzó a preocuparse mucho.
Estados Unidos, ya acostumbrado a enfrentar las revelaciones que Wikileaks ha hecho sobre las opiniones de sus diplomáticos, se contactó rápidamente con el canciller Alfredo Moreno. Arturo Valenzuela, Subsecretario de Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos de la Casa Blanca, llamó al ministro al rato de que se filtrara la información, la cual se refería al Presidente como alguien que “maneja la política y sus negocios al límite de la ética y la ley”.
De hecho, a las 19:30 de ayer, Valenzuela ya había intentado contactarse con Moreno. Sin embargo, los primeros intentos fueron fallidos. El ministro estaba en el Consejo, por lo que no pudo contestar el llamado. Pero la intención ya estaba informada: Estados Unidos quería disculparse y, en La Moneda, prefirieron hacer eso público lo antes posible.
Por eso, el Gobierno reaccionó con una declaración de la vocera Ena von Baer a menos de dos horas de la filtración. Siguiendo la misma línea que tuvieron cuando los cables se referían a una crítica de Michelle Bachelet a la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, apelando a que eran “sólo cables de funcionarios diplomáticos”.
Coherente con ese argumento, von Baer dijo a la prensa ayer en la tarde que los documentos desclasificados “son opiniones de funcionarios poco criteriosos que, de hecho, luego se desdicen de la información que se entrega”.
Después, fue el turno del canciller. La decisión del gobierno para bajarle el perfil a los archivos de Wikileaks, fue informar de inmediato que Estados Unidos se había disculpado. “He recibido el llamado de Arturo Valenzuela”, dijo Moreno ayer en la tarde, “quien me ha dado primero sus excusas por las filtraciones y, en segundo lugar, me ha hecho entender que esto no representaba ni representa la opinión de Estados Unidos”.
A pesar de que la reacción fue temprana, el trabajo en La Moneda se demoró en terminar. El equipo a cargo de manejar la situación se quedó en sus oficinas hasta cerca de las 22:00, analizando los siguientes pasos. Pero como se evaluaron los documentos como meros resúmenes de prensa e información que ya se había descartado, las acciones oficiales al respecto se terminaron -en la jornada de ayer- con las declaraciones de los dos ministros.
Tampoco se modificó la agenda de hoy del Presidente para que se refiera al respecto, ya que se consideró que la información no era suficientemente relevante. Sin embargo, el tema seguirá en la contingencia y no se descartaba hasta ayer ninguna reacción posterior.
Menos después de que llegaran a La Moneda mensajes de parlamentarios concertacionistas, diciendo que querían defender al Presidente por considerar que las filtraciones eran una ofensa al país. Además, como en todas las decisiones que se toman en Palacio, su equipo sabe que al final “es Piñera quien decide”.