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25 de Marzo de 2011

“Cinco pecados (por ahora) de Twitter en su aniversario”, por Andrés Azócar

1.- Twitter miente y el periodismo llora

Una de las virtudes que tiene Twitter es su capacidad de transmitir en tiempo real y de tener miles de corresponsales dispuestos a cargar la red social mientras los hechos van ocurriendo. La sociabilización es casi instantánea. Pero el gran defecto del tiempo real es el error.

 

Por Redacción
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1.- Twitter miente y el periodismo llora

Una de las virtudes que tiene Twitter es su capacidad de transmitir en tiempo real y de tener miles de corresponsales dispuestos a cargar la red social mientras los hechos van ocurriendo. La sociabilización es casi instantánea. Pero el gran defecto del tiempo real es el error.

 

Twitter magnifica las dudas y las convierte en verdades. Salvo los medios -que suelen llegar tarde-, las fuentes son personas comunes y corrientes con la necesidad de ser los primeros en decir lo que vieron. El protagonismo 2.0 obliga a vivir con una verdad (o algo cercano a ella) desfasada. Y en algunos casos, como la revolución verde iraní, sólo podremos comprobar que estaba siendo escrita por impostores, meses después. Cuando esta realidad sea asumida, el periodismo perderá otro de sus soportes históricos y, por supuesto, a nadie le importará que se entienda el error como una característica más de la información.

 

 

2.- Twitter promueve la codicia…casi a ciegas

El éxito de Twitter y la sensación de que las redes sociales son un gran instrumento de marketing y a bajo precio (comparado con los medios tradicionales) ha elevado el interés de las empresas, que se han volcado (con mucha ignorancia) a este nuevo mundo. Pero las estrategias pueden convertirse también en un pésimo negocio.

 

En 2010 Pepsi se sumó a la fiebre por las redes sociales y en poco tiempo logró 3,5 millones de “Me gusta” en su página en Facebook y 60 mil seguidores en Twitter. Todo indicaba que sería un gran año para la compañía y su popularidad. Sin embargo, cerró el año perdiendo un 5% de cuota de mercado, algo así como US$350 millones. Caminando un poco a ciegas, muchas veces asesorados por “expertos inexpertos”, las empresas no miden los riesgos y sólo entienden que deben estar “ahí”, donde el fenómeno se asoma.

 

Pero también hay casos positivos, como el de Lady Gaga (probablemente porque es un producto atractivo), quien arrastra una exitosa historia en la web y hoy tiene 8,8 millones de seguidores en Twitter y 30 millones de “Me Gusta”, además de vender discos como pocas.

 

Y hay ejemplo más significativos y ligados a la cultura que propone esta red social. Seth Godin, Gary Vaynerchuk y Guy Kawasaki prefieren comentar con sus seguidores los libros que están escribiendo y aceptar sus consejos mucho antes de publicarlos . Así ganan fanáticos, que luego promoverán a “sus autores favoritos”.

 

 

3.- Twitter es egoísta

Los medios le han dado mucho más a Twitter de lo que Twitter le ha dado a los medios. Aunque una cantidad considerable de los sitios recibe muchas visitas desde esta red social, aún es insignificante. Su efecto es mayor en los medios jóvenes (ahí comienzan a construir su perfil), pero para los maduros no representa más de un 1%. En el caso del NYT, por ejemplo, Facebook le entrega un 4% de las visitas y Google el 15%, pero Twitter no alcanza el 1%, a pesar de que parte importante de su actividad es en EE.UU. y que cada cuatro segundos enlaza un artículo desde esta red social.

 

El programa “Esto No Tiene Nombre” de TVN del martes pasado, por ejemplo, logró más de 6.200 tweets a través de 2.833 cuentas de twitter, una cifra muy alta que además se reflejó en dos Trending Topic. Sin embargo, es insignificante en relación al rating. Aún así los medios están enamorados de Twitter y explotan a diario (en general desde la obviedad) su protagonismo, abultando su importancia.

 

 

4.- Twitter no es revolucionario, pero quiere serlo

Con matices, y aunque la comunidad no lo sienta así, creo que la visión de Malcom Gladwell es la correcta: la revolución no será twitteada. El matiz está en que entre más conectada y profunda sea su penetración, más posibilidades hay de que sí se convierta en sinónimo de revolución. Tanto Egipto, como Irán hace dos años, fueron ejemplos de un poder exagerado por los medios.

 

Las debilidades de ambos casos aparecieron apenas se les diseccionó. Ya es un hecho que lo que obligó a Mubarak a abandonar el poder fueron la pobreza y una juventud aburrida de la corrupción y la falta de libertad. Apenas el 2% de la población en Egipto tiene acceso a Internet, mal podría pensarse que la revolución se armó en la web.

 

Como sabemos, las redes sociales son claves para difundir mensajes con rapidez, organizar a la gente y conectarla a intereses comunes y generar la motivación necesaria para participar, pero eso ocurre en países con mayor penetración y maduros “social media” hablando, como EE.UU.. Gladwell dice que las redes sociales no generan lazos fuertes ni jerarquías de poder fundamentales para iniciar una revolución, pero sí crean colaboración entre las personas, que en un mayor grado de evolución pueden convertirse en un resorte de cambios mayores.

 

 

5.- Twitter es una fachada

Twitter juega con la ilusión de ser la opinión pública en su máxima expresión, la comunidad deliberante que Habermas soñó. Pero, al menos en Chile, aún es una comunidad pequeña, muy ABC1 –según estudio de Periodismo UDP- y ensimismada. Tanto autoridades como políticos sondean las opiniones que se dan en Twitter y sin duda, de alguna manera, las dimensionan, pero es muy poco probable que, por ahora, se tomen decisiones relevantes en base a ella. Twitter no bota ministros, ni jueces y quizás tampoco centrales termoeléctricas, pero nos hace creer que así es.

 

 

Andrés Azócar es editor de investigación de TVN, autor del blog Hijodelmedio.com y del libro “Tompkins, el Millonario Verde”. Director ejecutivo del Consejo Editorial de El Dínamo.
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