Cómo operaba la "Matrix" de Karadima
“Estamos saliendo de la Matrix”. Así describen los sacerdotes que cortaron lazos con Fernando Karadima su situación. Dolidos y aún incapaces de creer la magnitud de los abusos, algunos han pedido disculpas a los acusadores. CIPER reveló las operaciones secretas que operaba Fernando Karadima para aniquilar su competencia, y cómo lograba mantener a su lado a su círculo cercano. Hoy, del medio centenar de sacerdotes que formó y que hasta el año pasado acudían al menos todos los lunes a la parroquia El Bosque, sólo tres se mantienen fieles a él: Juan Esteban Morales, Diego Ossa y Julio Söchting.
“El primer grupo que se distanció lo hizo en agosto del año pasado, tras la publicación en CIPER del patrimonio inmobiliario que el sacerdote acumuló a través de la Pía Unión Sacerdotal. Mediante una carta pública que dio a conocer CIPER, diez religiosos afirmaron que las acusaciones hechas a Karadima les parecían verosímiles. Otros dos también opinaron lo mismo, pero no firmaron la declaración. Los últimos en alejarse fueron 15 sacerdotes, los que el 5 de abril pasado hicieron pública su decisión, bastante después del fallo condenatorio del Vaticano (originalmente eran 16, ya que a última hora Javier Manterola decidió no adherir al grupo y terminó abandonando a Karadima solo, unos días después, sin que nadie tenga claro por qué tanto enredo).
Diversas fuentes señalan que el gestor de esta última declaración de ruptura fue Samuel Fernández, aunque este sacerdote no quiso referirse a su rol en este episodio. También señalan que Morales, Ossa y Söchting fueron invitados a salir del edificio en llamas. Pero se negaron. “Ellos se van a quedar hasta el final, se van a quemar con la torre”, es el pronóstico apesadumbrado de un religioso de El Bosque que –a pesar de que hoy lo separa de Morales, Ossa y Söchting, la obediencia incondicional a Karadima- no puede olvidar los años de formación que compartieron. Muchos años de amistad. Y también, de cierta forma, de prisión colectiva.
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Entre los sacerdotes que salieron el año pasado del mundo de Karadima, e incluso antes, prima un sentimiento: piden comprensión para los que acaban de alejarse. No lo hacen por una suerte de defensa corporativa, sino por el recuerdo de lo difícil que fue para ellos mismos romper con Karadima.
-Hay que tenerles paciencia, están recién saliendo de “la Matrix”- dice un sacerdote.
La Matrix. Así llaman ahora al mundo de El Bosque, en alusión a la película protagonizada por Keanu Reeves, donde se plantea que la realidad es sólo el invento de una gran y perversa máquina que usa a la humanidad para su beneficio.
La gran máquina es hoy Karadima, el mismo hombre que antes fue considerado por todos como un santo en vida. Hoy los sacerdotes de la primera y segunda salida, en las conversaciones que entablan para explicarse lo vivido, especulan con que al final de cuentas Karadima debió ser un homosexual reprimido, mesiánico y que generó este mundo para satisfacer sus necesidades de sexo y de poder.
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Otras cosas que Karadima hizo hacer a religiosos de su entorno son más difíciles de reconocer. Por ejemplo, la forma en que instigó a muchos a distanciarse e incluso romper con sus familias. Juan Carlos Cruz recuerda que el sacerdote fue implacable con su madre.
-Mi mamá es “chorísima”, me apoyó y me sacó adelante, pero como salía con un separado, Karadima me hizo hacerle la guerra. Me decía: “Tienes que decirle que es una adúltera, que te vas a ir de la casa y que no la vas a ver nunca más”. Y yo lo hacía. Un día mi mamá fue a hablar con él y le dijo: “Juan Carlos me está diciendo que me voy a ir al infierno”. Con cara de espanto, él le replicó: “Pero cómo Juan Carlos puede decirte esas cosas tan horribles. Yo voy a hablar con él. No te preocupes”. Mi madre le decía: “Sí padre, y además nunca llega a comer a la casa, siempre está aquí, en la parroquia”. Y Karadima: “Él se queda porque quiere, voy a hablar con él. No te preocupes”. Y cuando mi madre se iba, Karadima me decía “mira, vino tu mamá y me habló de esto y de esto otro; tú sigue diciéndole que es una adúltera y ándate a la casa más temprano unos días y después vuelves a quedarte a comer en la parroquia”.”
Para leer el artículo completo: Las operaciones secretas que ordenaba Karadima para aniquilar a su competencia en CIPER