"Te perdono para liberarme", por Débora Calderón
Anoche me senté junto a mi familia a festejar una fecha importante para quienes profesamos la fe judía Celebramos el pésaj en la intimidad de mi casa y con los rituales tradicionales de esta fecha. Lo hicimos tal como lo habíamos hecho en años anteriores.
Anoche me senté junto a mi familia a festejar una fecha importante para quienes profesamos la fe judía Celebramos el pésaj en la intimidad de mi casa y con los rituales tradicionales de esta fecha. Lo hicimos tal como lo habíamos hecho en años anteriores.
Sin embargo, esta vez no pude evitar pensar en mi país y tratar de enviar un poco del espíritu de liberación que tiene este hito, a todos quienes hoy viven, como protagonistas o como espectadores, lo que está ocurriendo en la Iglesia Católica.
El pésaj es concebido como una fiesta de la libertad, “un canto al cambio, un ataque al status quo personal y comunitario”. La palabra “pasaje” proviene del término hebreo pésaj, justamente porque es una celebración que trata de muchos pasajes -como de la esclavitud a la libertad-, pero también del paso a la autonomía, de lo estático al movimiento y de lo repetitivo y rutinario, a lo creativo y especial.
Me imagino que en estos días, el salir de la esclavitud personal y encontrar la libertad, significa miles de cosas diferentes para cada uno. Para algunos, un acto de renovación, en el que me sumo. Para otros, como pudimos leer en la entrevista del cardenal Errázuriz este fin de semana, un acto de despojo de todos esos secretos, confesiones e historias, que tan bien guardadas estuvieron por tanto tiempo. Quizás demasiado.
¿Vivirá él esta liberación de la misma manera en que la pude celebrar en familia hace apenas unas horas? ¿Podrá enfrentar estas verdades de manera profunda y no sólo como un acto de limpieza de imagen?
Hace poco leí un artículo en el que se expresaba tan bien el sentido de esta celebración, que coincide con el inicio de la semana más importante para toda la comunidad católica en el mundo, la Semana Santa. Decía que el pésaj está siempre relacionado con las luchas en contra de cualquier esclavitud, contra la explotación y contra el abuso de toda índole.
Qué mejor momento para pensar la libertad cotidiana, que debe empezar por los círculos más pequeños hablando sobre los prejuicios, la tolerancia, el respeto, la inclusión del y lo diferente. Ojalá un poco de este sentimiento de liberación simbólica que sentí anoche y que trato de vivir a diario, llegue a todos quienes han tenido un rol en estas historias.
Todos los que se atrevieron a levantar las voces y todo los que siguen teniendo fe. No podemos perdernos en estos capítulos de oscuridad eternamente. Es mejor pensar que esta lucha seguramente verá una luz que llegue a calmar las almas de todo un país.
Débora Calderón Kohon estudió periodismo en la Universidad Católica. La vida la llevó temprano al mundo de los negocios y el retail, pero las ganas de escribir nunca desaparecieron. Hoy es columnista estable de la Revista Poder y Negocios y Mosso, y una activa participante en redes sociales. |