Hombres: Hay que quererlos, no entenderlos
Tengo papá, un hermano, tíos, un pololo, varios amigos, muchos conocidos y a pesar de estar rodeada por ellos, no los entiendo… La vida misma siempre me lleva a conclusiones distintas.
Tengo papá, un hermano, tíos, un pololo, varios amigos, muchos conocidos y a pesar de estar rodeada por ellos, no los entiendo… La vida misma siempre me lleva a conclusiones distintas. Un tema nunca tiene la misma importancia para ellos como para nosotras, y termina siendo un circulo vicioso: no estamos de acuerdo, no los entendemos, tratamos de convérselos y ellos no nos entienden…
La semana pasada, en una conversación grupal que compartí con varios hombres, uno de ellos emitió opinión de cada personaje que pasaba cerca de nosotros y sobre cada ser humano que alguna vez nos habló. Otro de ellos –sí, me refiero a los hombres ahí presentes- se puso a mirar por la ventana como si estuviera en otro planeta.
¿Me estará evitando? ¿Nos estará evitando? Me pregunté. Y de repente, como si nada, “vuelve a la vida” y es como si nunca se hubiera ausentado. Me da rabia. Me hace pensar en los personajes televisivos con tono humorístico como Homero Simpson o Charlie Harper (Two & Half Man). En el caso de éste último como cuando su pareja, Chelsea, le habla y muestran a un Charlie incapaz de pensar en algo más que en los pechos de su interlocutora. ¿Tan difícil será escucharnos?
Cuando ellos nos hablan, ponemos toda la atención del mundo: recordamos la mayoría de los detalles y memorizamos las cosas que les gustan y las que no también. Pero cada vez que converso más en profundidad con cualquiera de ELLOS, me aniquilan con un “¿por qué no me contaste antes?”
Dejemos un silencio…
Es ahí donde me viene la rabia porque ¡Juro por mi propia vida que sé que se lo conté un millón de veces porque es algo que me marcó profundamente y ahora me doy cuenta que estuve hablando con una muralla!
Lo hacen TODOS, les pasa a TODOS. De todos los tipos, niveles sociales, edades e idiomas. Simplemente cuando se agotan de escucharte, te ignoran. Pero te están mirando, te responden ¡y no saben de qué estás hablando! Y luego tengo que escuchar que soy compleja y sentimental… ¡obvio que me enojo y me da rabia si no me toman en cuenta!