Análisis de agencia EFE: “de la euforia del rescate minero a los conflictos sociales”
Según la agencia española, "Chile parece estar sumido en un enjambre de conflictos políticos y sociales" y "desde fuera resulta difícil comprender por qué prende la conflictividad social en un país que goza de estabilidad política y que está creciendo a un ritmo del 6 por ciento".
Chile vivió hace un año uno de los episodios más memorables de su historia al rescatar sanos y salvos a 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad, pero de la euforia y el optimismo de antaño poco queda hoy en un país convulsionado por numerosos conflictos sociales.
El 13 de octubre de 2010 mil millones de personas presenciaron asombradas cómo después de 70 días los trabajadores emergían uno a uno de las entrañas de la tierra.
El éxito de la operación fue fruto del esforzado trabajo de técnicos, ingenieros y voluntarios que desde el 5 de agosto, día del derrumbe, nunca se dieron por vencidos.
La operación de búsqueda y rescate, primero con sondas y después con tres taladradoras que perforaban la roca simultáneamente, fue decisión del presidente Sebastián Piñera, quien en contra de la opinión mayoritaria no dudo en que era posible rescatar con vida a “los 33 de Atacama”.
La popularidad de Piñera, que había accedido a la Presidencia de Chile siete meses antes en medio de un devastador terremoto, subió como la espuma y alcanzó el 63 por ciento.
La capacidad de la sociedad chilena para superar las adversidades fortaleció la imagen internacional de un país que en febrero había sido sacudido por uno de los peores terremotos de la historia.
El país dejó de ser “el Chile de Pinochet” para convertirse en un ejemplo de unidad, liderazgo y coraje.
Piñera exhibía por todo el mundo el mensaje “Estamos bien en el refugio los 33”, el Papa colgaba en su departamento la bandera que le regalaron los mineros y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, elogiaba el “chilean way”.
La mayor odisea minera de la historia, pensaban los más optimistas, podía hacer de Chile “un polo de atracción” de inversiones y talentos, un modelo de eficiencia y solidaridad.
Pero ya entonces hubo quienes advirtieron de que también podría volverse en contra del país cuando pasase el efecto “transitorio” y se destaparan realidades como la precariedad laboral y las desigualdades sociales.
Hoy la euforia se ha desvanecido y Chile parece estar sumido en un enjambre de conflictos políticos y sociales, como el que protagonizan los estudiantes de enseñanza media y superior en demandan de una reforma educativa.
“El Gobierno no ha sabido capitalizar la valoración que la ciudadanía hizo del rescate de los mineros, y ha cometido muchos errores en el manejo de conflictos como el del movimiento estudiantil”, explica a Efe Sergio Campos, premio nacional de Periodismo 2011.
“La oposición tampoco ha tenido la capacidad de generar propuestas políticas, y eso debilita toda la institucionalidad”, agrega el conductor radiofónico más influyente de Chile.
Desde fuera resulta difícil comprender por qué prende la conflictividad social en un país que goza de estabilidad política y que está creciendo a un ritmo del 6 por ciento, con un nivel de desempleo en torno al 7 por ciento, y que, según la revista Forbes, es el mejor país para hacer negocios de América Latina y uno de los 25 mejores en el mundo (puesto 24 de 134).
“El momento que vivimos no es apocalíptico, pero sí preocupante; asistimos a un deterioro creciente” y hay muchas cosas que se han hecho mal, como la reconstrucción tras el terremoto, sostiene Campos.
Pero hay quien piensa que las movilizaciones de los estudiantes no necesariamente perjudican la proyección exterior de Chile.
“Es la demanda de una sociedad con un nivel de sofisticación superior; el mundo mira a Chile porque ha demostrado ser un país que da soluciones creativas a muchos problemas, como la crisis económica o el accidente minero, asegura a Efe Jennyfer Salvo, directora de comunicación de la Fundación Imagen de Chile.
Según Salvo, el rescate de “los 33 de Atacama” “no transformó la imagen del país, pero sí le aportó reconocimiento, una mayor visibilidad”.
En tanto, durante los cuatro meses de conflicto estudiantil se han publicado en el mundo 18.000 artículos sobre el tema.
“Los medios en todo el mundo se pregunta si la movilización de los universitarios chilenos tiene que ver con la primavera árabe, con los indignados de España o con las protestas en Nueva York contra Wall Street”.
“Hay elementos positivos, como la creatividad y el liderazgo juvenil. El reverso de la moneda es la violencia”, reconoce la portavoz de la Fundación Imagen de Chile.
Algunos analistas, como el abogado, doctor en filosofía y exdirigente democristiano Sergio Mico, sostienen que a pesar de los problemas sociales y el temor a una crisis, la confianza de los chilenos en su futuro personal y en el del país sigue siendo alta.
“Piñera generó una gran expectativa. Los chilenos pensaban que él, como hombre de empresa, iba a ser un gran gestor que resolvería los desafíos que tiene el país desde hace tiempo”, comenta Mico a Efe.
“Esas esperanzas se vieron ratificadas con el rescate de los mineros” subraya este analista, pero a renglón hace un comentario lapidario: “esa ilusión se diluyó con el tiempo”.