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21 de Octubre de 2011

Los chilenos sufren déficit de felicidad

El Vicerrector de Docencia de Pregrado y académico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, Emilio Moyano, afirmó que para mejorar la sensación de bienestar en la población y ser más felices

Por Redacción
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El Vicerrector de Docencia de Pregrado y académico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, Emilio Moyano, afirmó que para mejorar la sensación de bienestar en la población y ser más felices, se requiere avanzar en el desarrollo de políticas públicas dirigidas a fortalecer el bien común.

Las palabras del académico responden a la sorpresa que causó la noticia de que la encuesta Casen, la más importante que se realiza en el país y cuyo levantamiento comenzó hoy, incluye preguntas del tenor ¿qué tan feliz es usted? Es que lejos de ser un hecho anecdótico, la inclusión de este tipo de interrogantes da cuenta de la importancia que está cobrando este factor como motor del desarrollo humano.

La tendencia, que recién está aterrizando en nuestro país, es promovida por organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) -al cual Chile ingresó en enero de 2010-, y que hace unos días entregó el Índice de Bienestar con resultados muy poco alentadores para nuestro país.

Pero ¿cómo se puede medir la felicidad?, ¿qué importancia tiene hacerlo? El investigador Emilio Moyano, quien lleva años estudiando el tema, afirmó que avanzar en esa línea no sólo es posible, sino que, fundamental.

El progreso económico no asegura la felicidad

“A medida que la sociedad progresa, combate y reduce la pobreza, se despiertan necesidades de orden superior que ya no tienen que ver sólo con las necesidades básicas de pan, techo y abrigo, sino que tienen que ver con la realización personal y en ese aspecto parece haber una gran disconformidad y distancia entre lo que la gente espera y lo que logra”, explicó.

Agregó que, “manifestaciones de eso es el grupo de los indignados que crece en el mundo, que sienten que las sociedades en que están cuidan la macroeconomía, pero los procesos individuales de desarrollo parecen pobremente alcanzados. Entonces, aparece una discordancia entre lo que es el desarrollo económico de un país y el bienestar que la gente individualmente tiene”.

En ese orden, el académico subrayó que la experiencia ha permitido derribar el mito en cuanto a que alcanzar un mayor Producto Interno Bruto (PIB) es suficiente para asegurar el bienestar de un país.

“La Ocde tiene claro esto y dice que el PIB es insuficiente, es una buena medida para el desarrollo económico, pero no más que eso. Es como usar el clima para medir la felicidad, decir que hay 24° de temperatura implica que está agradable no más, no significa otra cosa”, indicó.

“Entonces no le pidamos al PIB que sea un indicador de felicidad porque no lo es, nunca lo ha sido, el problema es que en algún momento se nos vendió el discurso de que si crece la economía vamos a ser todos felices. Ese es un gran cuento que duró como 50 años pero que ya nadie cree”, sentenció.

“Mientras más crece Chile más aumenta el suicidio”

Un estudio realizado por Emilio Moyano en 2006 permitía anticipar el quiebre entre crecimiento económico y felicidad. “Mostramos que en Chile, a medida que más crece, más aumenta el suicidio, ¿no dice algo eso?”, comentó.

“Dices pero cómo si este país crece económicamente, ¿y quién dijo que tenía que ver una cosa con la otra? La evidencia indica que hay gente feliz e infeliz entre ricos y pobres, por lo tanto, la variable económica no es una determinante”, planteó…

 

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