Firmas rusas, chinas y mexicanas son las que más sobornan en el extranjero, según TI
El estudio, basado en una encuesta a 3.000 empresarios de países industrializados y en desarrollo, ordena a las 28 principales naciones exportadoras por la facilidad con la que sus compañías trasnacionales recurren al cohecho una vez que dejan atrás sus fronteras.
Las compañías y empresas de Rusia, China y México son las más dadas al soborno de funcionarios y empresarios cuando trabajan en el exterior, según el Índice de Fuentes de Soborno (BPI) 2011 que difundió hoy la ONG Transparencia Internacional (TI).
El estudio, basado en una encuesta a 3.000 empresarios de países industrializados y en desarrollo, ordena a las 28 principales naciones exportadoras por la facilidad con la que sus compañías trasnacionales recurren al cohecho una vez que dejan atrás sus fronteras.
Así, Rusia es la peor clasificada en este ránking, al obtener un 6,1 -en una escala donde el “0” implica que se recurre “siempre” al soborno y el “10” que no se emplea nunca-, seguida por China (6,5) y México (7,0).
Rusia y China han aparecido regularmente en los puestos de cola de los tres últimos BPI publicados (en los años 2008, 2006 y 2002), pero es la primera vez que México se sitúa entre los tres peores.
Maximilian Heywood, coordinador de programas del departamento de Américas de TI, explicó a Efe que el caso mexicano no refleja “un problema específico” ni implica “una caída sustancial”, sino más bien simboliza “lo que hace falta hacer”.
Tanto en México como en Brasil y Argentina, Heywood percibe cierto “estancamiento” con respecto a los estudios anteriores pese a “los esfuerzos” realizados por estas naciones, por lo que les animó a hacer especial hincapié en el área de la implementación de las medidas legales anticorrupción.
Por su parte, las naciones cuyas empresas practican menos el cohecho en el exterior son Holanda (8,8), Suiza (8,8), Bélgica (8,7), Alemania (8,6) y Japón (8,6).
Destacan además, de mayor a menor nivel de corrupción, países como Argentina (7,3), India (7,5), Italia (7,6), Brasil (7,7), España y Francia (8,0) y Estados Unidos (8,1 puntos), cuando la media de las naciones analizadas se sitúa en los 7,8 puntos.
“Es claro que el cohecho sigue siendo una práctica empresarial rutinaria para demasiadas empresas y que se practica en todos sus negocios, no sólo sobornando a funcionarios”, valoró en un comunicado la presidenta de TI, Huguette Labelle.
TI destacó el hecho de que Rusia y China lideren esta clasificación debido a su “creciente presencia global de negocios”.
El informe de TI ordena además los sectores productivos por la propensión de sus empresas a caer en el soborno, situando en primera posición a las obras públicas (5,3 puntos sobre la misma escala de 10), seguido por las infraestructuras para los servicios públicos (6,1) y el sector inmobiliario (6,1).
Les siguen el sector petrolero y gasista (6,2 puntos), la minería (6,3), la generación y transmisión de electricidad (6,4) y las farmacéuticas y aseguradoras (6,4).
A la vista de estos resultados, Transparencia Internacional instó a los países del G20, cuyos líderes se reúnen este jueves y viernes en Cannes (Francia), a atajar los sobornos de sus empresas en el extranjero y a penalizar la corrupción.
“Los gobiernos del G20 deben atajar los sobornos (de sus empresas) en el extranjero con urgencia”, dijo la presidenta de TI.
Rusia, China y México, los tres países que encabezan este índice, pertenecen a este club que agrupa a las naciones industrializadas y las principales economías emergentes.
No obstante, todas las naciones del G20 están incluidas en el listado del BPI 2011 y algunas de ellas, como Indonesia, Argentina, Arabia Saudí, Turquía e India, se sitúan justo tras los tres peor clasificados.
Labelle abogó por aprobar e implementar nuevas leyes que favorezcan “una economía global más justa y abierta que cree las condiciones para una recuperación sostenible y para la estabilidad del crecimiento futuro”.
Además, el documento de TI urge a las empresas a aumentar sus niveles de transparencia, y a cumplir -y hacer cumplir a sus proveedores y clientes- con las leyes anticorrupción de los países en los que operan.