Nuestras artistas: Yto Aranda, entre circuitos y acrílicos

Hasta  el 31 de octubre en la galería de Arte Artium (ubicada en Alonso de Córdova 3102, Vitacura) tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo de una artista que sin lugar a dudas será recordada dentro de la historia del arte de nuestro país, por ser una de las pioneras en la investigación en torno a la relación pintura – medios electrónicos y digitales: Yto Aranda. Y El Dínamo D-Mujer no quería perderse la posibilidad de conocer un poco más a tan destacada amazona.

 

¿Cuándo comienza tu relación con los medios electrónicos?

Si bien mi carrera comienza a raíz de la pintura me es inevitable el reconocer que si hago una vista retrospectiva descubro que mi relación con la computación es de larga data.  Mi primer acercamiento a los computadores fue en el año 1982, en el colegio, nos hicieron unas clases extraprogramáticas y quedé seleccionada para asistir. Luego en los 90 a través de la esposa de una amigo –que venía llegando de Alemania-  conocí el programa gráfico Paint y me entusiasmé pintando a través del PC. Fue entonces cuando empecé a mirar los computadores con ojos tiernos, pero aún así no me concebía como una artista digital, sólo  lo hacía porque me gustaba.

 

Lo mío fue principalmente pintar hasta que en 1996 hice un trueque por un PC y ahí diseñé un catalogo en el que hablaba de mi consagración a la pintura, pero a la vez, sin querer iniciaba mi camino en lo digital, la primera fusión inconsciente de pintura y medios electrónicos. Cuando tuve Internet, aprendí a hacer páginas web y a investigar las posibilidades de la red, para 1998 comencé a realizar la revista Escáner Cultural, la cual ya lleva 12 años online. Esta revista fue mucho trabajo porque recién en 2007 comencé con una plataforma auto editable, antes de ello todo lo hacía yo y de forma manual.

 

Cuéntanos un poco sobre tu relación con el trabajo en red…

Trabajé en Arte Correo desde 1998 formando parte de una red mundial de artistas que creaban o intervenían obras y se las enviaban por carta, bajo la noción del arte como comunicación. Actividad sujeta a algunas normas tales como: 1) se hace una convocatoria sin jurado 2) no se puede vender 3) se tiene que enviar documentación, aunque sea una fotocopia y 4) se puede coleccionar o donar, lo que ha significado que hoy en día custodio algunas obras.

Hacia el 2000 Clemente Padín me habló de Net.Art y me interesó muchísimo, comencé a investigarlo, a hacer obras que todavía me parecen interesantes. Con esas obras fui a festivales y bienales pero no considero haber estado al mismo nivel que mis colegas en el ámbito internacional. Mi aporte fue modesto.

Hacia el 2001 yo estaba realizando a la vez: pintura, grabado, arte correo, Net.Art y la revista, por lo que me sentía bastante dispersa, así que tomé la decisión de trabajar desde el concepto de Arte Ascci, abandonando hacia 2005 el arte correo pese a mi amor por él, quedándome con la pintura, lo digital y la revista y planteándome como problema principal de creación el diálogo entre pintura y virtualidad.

 

Como resultado de ello nace la acción de arte Ascci Gioconda (2005) obra en la que transformo la imagen de Monalisa ya digitalizada a código Ascii, luego la proyecté y la devuelvo al mundo analógico a través del dibujo (lápiz mina), convirtiéndome probablemente, en la primera chilena que problematizó el paso de lo físico a lo virtual y de lo virtual a lo físico, haciendo dialogar estos dos mundos. Para mí era una preocupación natural, pues nunca he querido abandonar ni la materialidad ni el oficio de la pintura.

Finalmente en 2007 realizo la exposición de pintura Yto.Lab en la cual trabajo con la visualidad de lo digital, pero en acrílico sobre tela, es en este punto que considero que mi pintura llego a su madurez, pero no sentía lo mismo en relación a mi trabajo “digital”, por llamarlo de alguna manera, llevaba mucho tiempo experimentando, estudiando y desarrollando proyectos, pero no sentía que hubiese llegado a algo “contundente” …esto me preocupaba, tal vez transformándose en un nuevo desafío u obseción.

 

¿Y hacia dónde te condujo esta necesidad de explotar lo digital?

El año 2008 estuve asistiendo a conferencias de Physical Compuiting, abocadas principalmente a la instalación interactiva, o al menos así lo percibí en un principio. A partir de estos conocimientos fue que vislumbré la posibilidad de fusionar la pintura con los medios computacionales, y es desde ahí que generé la idea de una pintura electrónica e interactiva, lo que me condujo a inscribirme en un taller de electrónica que dictaba la Fundación Telefónica. Desde el principio pensé en trabajar con microcontroladores porque no es mi interés que cada obra necesite una computadora tal como las concebimos.

 

Decidí comenzar con la electrónica, así fue como aprendí y empecé a utilizar el Circuit Bending, intervenciones  de circuitos y hackeo, dando nacimiento a una serie de obras bajo el nombre de E-pintura demencial y debo reconocer que el nombre me daba una libertad amplia. Con esta libertad de movimiento me sumergí en lo electrónico, poco a poco estas pinturas fueron adquiriendo su propio sello y se fueron trasformando con el paso del tiempo. Ha sido un camino de investigación, en el MAVI fueron parte de [re][des]arm[o], en la Bienal de Vídeo y Artes Mediales “Rx1000” era controlable vía web por la comunidad en red.

 

¿En qué estás ahora?

Investigando en torno a la programación de controladores para la creación de mis propios sonidos e iluminación, me encantaría poder  tener un par de obras donde yo tenga el total control de cada detalle, estoy en una etapa bastante técnica. Además prosigo con el trabajo en la revista Escáner Cultural que ha seguido creciendo y evolucionando. También estoy ya a punto de subir a Internet la nueva plataforma para la Comunidad Abierta de Arte Ciencia y Tecnología: www.abierta.cl, un proyecto de alta responsabilidad (si todo funciona como yo espero).

¿De qué se trató la exposición en la galería de Arte Artium?

Fue la oportunidad de ver de forma bastante amplia mi trabajo de investigación y creación de los últimos años, finales del 2008, hasta hoy, sólo que hubo una interrupción fuerte con la reestructuración de la revista Escáner Cultural, su Fondart y su libro. A pesar de eso, creo que he avanzado bastante en mi idea, sobre todo en el hallazgo de lo que llamo “recursos”, son pequeños descubrimientos de instancias visuales y sonoras que van apareciendo a partir de conjugar diversidad de materiales con los pigmentos y la tecnología. Eso me estimula porque genera muchas ideas e infinitas posibilidades de desarrollo que debo capitalizar.

 

Finalmente, como mujer ¿Cuál ha sido tu vivencia de ser una artista en un mundo de hombres como es la electrónica?
En el mundo de la electrónica no he sentido nada de machismo, al contrario, mucho apoyo de parte de gente que sabe. En el ámbito del reconocimiento como artista es donde veo una desigualdad. A los hombres en general se les otorga mayor credibilidad. Como mujer hay que tener mucho mérito.

 

Con respecto a mi propuesta en el arte siempre me he sentido “al revés de los cristianos”, o sea, que mi trabajo no va con la ola, si no que contra la ola, tal vez no es completamente así, pero yo lo siento de esa manera, aunque me interesan mucho las tendencias más generalizadas, yo siempre estoy en mi propio camino al borde.

 

Ahora estoy observando que harán con todo esto las nuevas generaciones, creo que vienen jóvenes muy estudiosos, están ya participando los primeros “nativos digitales” en el ámbito profesional. Todo esto me interesa muchísimo. Pese a ello, pienso que en  Chile  el tema de arte y tecnología sigue siendo marginal.

 

Queda un largo camino por recorrer aquí en nuestro país y si queremos realmente estar a la altura de otros países en temas de Arte y tecnología, cada uno debe pensar en su aporte. No es fácil generar obra de verdadera calidad.