Carabineros explica por qué usted no debe saber cuántas lacrimógenas se han usado en las marchas
Según una respuesta oficial de la institución uniformada, la publicación de ese dato y del gasto que ha implicado para el Estado su compra pondría en riesgo a la sociedad civil y a los propios funcionarios.
En mayo pasado, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, generó revuelo al anunciar que las bombas lacrimógenas quedaban prohibidas como elemento disuasivo para las protestas. ¿La razón? El supuesto efecto abortivo denunciado por algunos científicos. Luego de una serie de estudios e investigaciones que se conocieron en sólo dos días, el jefe de gabinete determinó que los antecedentes que poseía certificaban que los elementos químicos utilizados no eran dañinos para la salud.
Así las lacrimógenas retomaron su sitial como elemento estrella en las protestas. Y quienes en los siete meses de conflicto estudiantil han asistido a las manifestaciones callejeras las han recibido en todas sus expresiones: como proyectil al cuerpo (bien sabe de eso una mujer que asistió a la funa a Krassnoff y sin quererlo se convirtió en estrella de los videos virales); como nube tóxica; con el agua del guanaco y como gas del zorrillo.
A raíz de su abundante uso y frente a las especulaciones respecto al alto precio de cada lacrimógena -cuyo valor unitario fluctuaría alrededor de los 120 mil pesos- quisimos salir de dudas y consultar a través de la Ley sobre Acceso a la Información Pública al Ministerio del Interior cuántas bombas utilizó Carabineros durante los meses de agosto y septiembre (período de mayor concentración de protestas) y cuánto dinero desembolsó el Estado por este ítem.
La respuesta tardó casi dos meses, pues fue derivada a Carabineros de Chile, pero finalmente llegó a través del Departamento de Información Pública de la Dirección de Planificación y Desarrollo de la institución uniformada. La mala noticia es que el documento 272, firmado por el Teniente coronel, Ramiro Larraín Donoso, jefe del Departamento de Información Pública, explica en cuatro carillas y en 17 puntos por qué es malo para la ciudadanía conocer el volumen de lacrimógenas usadas por Carabineros y el costo en que ha incurrido la institución. Si usted también tenía la duda pasamos a transmitirle los cuatro criterios expresados por la policía uniformada para que se convenza de que es mejor que siga con ella:
1.- Por la seguridad de la Nación: Para la autoridad la adquisición de lacrimógenas es considerada material bélico y, por tanto, es aplicable el Código de Justicia Militar que señala que “se entiende por documentos secretos aquellos cuyo contenido se relaciona directamente con la Seguridad del Estado, la Defensa Nacional, el orden público o la seguridad de las personas…” . Y apela a la propia Ley de Acceso a la Información Pública, que considera el carácter secreto de algunas informaciones, pues de revelarse “afectarían la seguridad de la Nación, particularmente si se refiere a la defensa nacional o la mantención del orden público o la seguridad pública”.
2.- Por su propia seguridad: despejada la posibilidad de que el gas lacrimógeno sea un abortivo (el acceso a los documentos e investigaciones que avalan esa afirmación es materia de otra nota), Carabineros apela a que el uso de lacrimógenas busca la mantención del orden público y, por ende, la seguridad de la ciudadanía. Bajo esa consideración el punto 13 de la respuesta de la policía afirma que se deniega la información “no solo por consideraciones de derecho, sino que a nivel fáctico develar datos sobre armas de fuego, sustancias químicas, así como presupuestos manejados en torno a éstos, significaría poner en riesgo a los civiles a la cual ésta resguarda, dificultar la labor de establecimiento del orden público y arriesgar la integridad de quienes la componen…”.
3.- Si usted sabe cuántas lacrimógenas compró el Estado le resta eficacia a Carabineros: ¿Por qué? La institución afirma que es un tema de seguridad interna, que no puede revelar porque su reserva es vital para responder ante actos vandálicos. “En los hechos develar el número de bombas lacrimógenas empleadas por Carabineros de Chile en el cumplimiento de las labores encomendadas por el ordenamiento jurídico, implicaría dar a conocer un dato clave dentro de la actuación de respuesta de la Institución, restándole eficacia y eficiencia disuasiva a su actuación”, dice el punto 14 del texto firmado por el Teniente Coronel Larraín Donoso.
4.- Para no poner en riesgo a la sociedad civil y la seguridad de los uniformados: La institución insiste en que dar a conocer públicamente el número de bombas requeridas, costo total de estas y la cantidad total que se compró ofrece ventajas a quienes alteran el orden público. “Implicaría develar el dato más importante de este proceso: el número de los bienes implicados en estas operaciones, los que en definitiva son de particular valor estratégico y disuasivo…permitiría a quienes estén interesados en ese dato, inferir el número total de este armamento de carácter policial existente en Carabineros de Chile, dato el cual pondría en riesgo a la sociedad civil y a los propios funcionarios de la institución”.
Adquisición no se realiza por Chilecompra
En su respuesta a la solicitud de acceso a la información, Carabineros entrega un dato adicional: las bombas lacrimógenas no son publicadas en el portal Chile Compras y su trato se realiza en forma directa o por licitación privada, “situaciones en las cuales los datos son mantenidos en reserva por reconocimiento expreso del legislador en cuanto a lo que afectaría a la seguridad el revelar este dato”, aclara la respuesta institucional.
¿Y qué pasa con los efectos del gas y el agua del carro lanzaaguas?
Cualquiera que haya participado en marchas ya sea organizando o informando para un medio de prensa sabe que el agua del guanaco no contiene solo eso. La toxicidad del líquido varia según la protesta, pero en general la reacción es alergia y malestares estomacales.
Frente a la consulta respecto al contenido exacto del carro lanzaagua, Carabineros respondió que “el principio activo del gas lacrimógeno es conocido como CS y que en su forma pura es un polvo blanco, cristalino, similar al talco. Se lo clasifica como agente irritante y lacrimógeno; como se compone de partículas sólidas, debe ser arrojado al aire con otro agente o en forma de polvo fino (…) el CS se utiliza en granada de mano triple acción, en cartuchos de 37 milímetros, en polvo y en estado líquido, mediante la mezcla del compuesto con agua”.