Ex agente de la CNI: “Militares olvidan que están presos por haber asesinado”
Carlos Herrera, ex CNI, critica a quienes realizaron el homenaje a Miguel Krassnoff y aseguró que los militares presos olvidan que están ahí por asesinato.
Un ex agente de la policía política de la dictadura militar aseguró hoy que “los militares olvidaron que están presos por haber muerto a personas”, y criticó duramente un homenaje ofrecido a un ex brigadier condenado a más de cien años por violaciones a los derechos humanos.
Carlos Herrera, de la Central Nacional de Informaciones (CNI), quien purga cadena perpetua en el penal Punta Peuco, por el asesinato del dirigente sindical Tucapel Jiménez y del carpintero Juan Alegría Mondaca, se refirió así al homenaje ofrecido el pasado 21 de noviembre a Miguel Krassnoff, que cumple más de 140 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad.
En declaraciones a Cambio21, Herrera aseguró en duros términos que Krassnoff es culpable de todos los crímenes que se le imputan, aunque anticipó que en las cárceles actualmente “hay más suboficiales que oficiales presos” por violaciones a los derechos humanos.
“No resulta creíble que el poder judicial se haya equivocado en más de 20 oportunidades al dictar sentencia condenatoria en contra del brigadier”, afirmó Herrera en respuesta a quienes defienden a Krassnoff, entre ellos el alcalde del ayuntamiento de Providencia, Cristian Labbé, ex guardaespaldas de Augusto Pinochet, quien organizó el homenaje al militar condenado.
En opinión de Herrera, se equivocaron los homenajeadores de Krassnoff al insistir en la inocencia judicial de éste, “pero más equivocado estuvo Krassnoff al insistir majaderamente en su inocencia”.
“Hay más suboficiales que oficiales presos. Pareciera que nadie comandó el combate a la subversión que, por cierto, la hubo en Chile. La gran mayoría de los oficiales, al momento de deponer judicialmente, o eran analistas o se desempeñaron como funcionarios administrativos o bien repartían el rancho (comida del casino)”, señala con cierta ironía el ex agente represor.
En las declaraciones el asesino de Tucapel Jiménez también tuvo palabras duras para la derecha chilena, al asegurar: “Ciertamente fuimos el brazo armado de la derecha económica. Qué duda cabe”, aseveró.
“Quizás por ello ahora nos desprecian. Atávicamente este sector político se ha servido de los militares. La historia es pródiga en señalar los hechos que así los señalan”, sentenció Herrera.
Herrera, ex mayor del Ejército chileno, que padece cáncer, comenzó a cumplir cadena a prisión perpetua del el 31 de marzo de 2004 en el penal especial de Punta Peuco, a 30 kilómetros al norte de Santiago.
“Para que se nos reconozcan los aciertos que tuvo el gobierno militar también, desde luego, debemos hacernos cargo de los errores de unos y otros”, subrayó en esa oportunidad el ex agente.
Herrera Jiménez también reiteró su arrepentimiento por su participación en los crímenes y repitió que obedeció las órdenes de sus superiores que le convencieron de que estaba eliminando enemigos de la patria.
Durante el proceso el ex agente acusó en varias oportunidades a los mandos del Ejército de la época y a su dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) de haber abandonado a los subalternos en estos procesos.
El dirigente sindical Tucapel Jiménez fue secuestrado y asesinado en febrero de 1982, cuando trabajaba para reorganizar el movimiento sindical chileno y articular la resistencia civil contra la dictadura.
Herrera Jiménez también fue condenado por el homicidio, el 12 de septiembre de 1983, del carpintero Juan Alegría Mundaca, a quien agentes de la CNI y de la DINE mataron para tratar de encubrir el asesinato del líder sindical.
El carpintero fue encontrado muerto en su casa con sus muñecas seccionadas y a su lado una carta en la que el hombre explicaba que se suicidaba a causa de los remordimientos que sentía por haber matado al sindicalista. El burdo montaje quedó al descubierto casi de inmediato.
Por estos crímenes, además de Herrera Jiménez, fueron condenados a ocho años de prisión el ex jefe de la DINE Arturo Álvarez Sgolia y otros cuatro militares.