Cura Hasbún: “Garzón la sacó barata…”
El polémico sacerdote afirma que la prevaricación "desestabiliza el sistema y envenena las confianzas", considerando escasa la pena en contra del magistrado español.
El fallo que dictaminó 11 años de inhabilitación para su cargo al juez Baltasar Garzón, por las escuchas telefónicas ilegales en el proceso por corrupción conocida como “caso Gürtel”, ha despertado la condena unánime de organizaciones de derechos humanos en todo el mundo, quienes ven el tema como una persecución judicial contra el magistrado por haberse declarado competente para investigar los crímenes del Franquismo.
Sin embargo, la sentencia en contra de Garzón encuentra un defensor en Chile: el sacerdote Raúl Hasbún, conocido partidario de la dictadura de Pinochet.
En una columna publicada en el Diario Financiero, titulada “Prevaricación”, el cura Hasbún parte haciendo un símil entre la labor de los jueces y el rol del procurador romano Poncio Pilato en la “causa en la que se pedía pena de muerte para el imputado”, Jesús de Nazareth. “Convencido de la inocencia de Jesús dispuso, sin embargo, que lo flagelaran y luego crucificaran. (…) En esa mañana de Viernes, el encarnador en Palestina de la justicia romana traicionó, ante miles de testigos, los principios y valores más sagrados del Derecho, sacrificando la honra y la vida de un inocente”.
“A todo impartidor de justicia le debería rondar el temor a incurrir en esa misma traición“, escribe el sacerdote. “La prevaricación a que están expuestos (quienes concurren a la Justicia) es un crimen contra la Verdad (…) El prevaricador desestabiliza el sistema, envenena las confianzas, desalienta el recurso a las armas nobles y pacíficas del Derecho”, anota Hasbún, para luego afirmar que los magistrados prevaricadores son “patizambos, patituertos: caminan en forma torcida porque son chuecos“.
“A Baltasar Garzón, la unanimidad de los Supremos de su país lo condenó por prevaricación. Le reprocharon actuar por su sola subjetividad. Violar, a sabiendas y sin justificación, garantías inalienables de todo debido proceso. Ignorar todos los métodos de interpretación del derecho usualmente admitidos, para juzgar por pura arbitrariedad. La prevaricación de Garzón puso “al proceso penal español al nivel de sistemas políticos y procesales característicos de regímenes totalitarios”. La sacó barata: sólo inhabilitación por 11 años para ejercer como juez; no así como abogado; y una multa de 2.520 euros. El delirante elogio dominical de un abogado y rector universitario chileno, extasiado por la “ambición y audacia, combustibles morales de Garzón” no tiene otro efecto que contaminar al elogiador con la prevaricación de su elogiado”.
Lea la columna completa de Hasbún aquí.