¿Por qué amamos y odiamos a Don Draper?
Lo amamos por ser tan hombre, tan de pocas palabras, tan recio, tan conchasumadremente inteligente.
Lo amamos por ser tan hombre, tan de pocas palabras, tan recio, tan conchasumadremente inteligente.
Lo amamos por imperfecto, por inquebrantable, por reservado, por galán, por justo.
Lo odiamos también por cobarde, por infiel, por fumón, por irresistible, por saco de huevas.
Lo amamos y lo odiamos al mismo tiempo por tener una coraza y aún así comérselas por dentro.
Como todos, como todas en Sterling Cooper.
Lo amamos a él y a todos los demás que aparecen y desaparecen en Mad Men.
Porque los problemas de 60′ no son prehistoria. Se nos repite el plato muy de cerca, a cada rato…