Director de sismología U. de Chile: “Con los actuales equipos no es posible tener la velocidad de respuesta deseada”
El director del departamento de sismología de la Universidad de Chile detalla que con 50 equipos es imposible medir rápidamente y con precisión las magnitudes de los sismos. "El ideal sería tener al menos mil equipos operando en el país, pero para eso falta personal, no daríamos abasto con los 6 profesionales y los 20 técnico que tenemos hoy".
Bastó que un sismo de 6,8 grados en la escala de Ritchter afectara la zona centro del país para revelar que la sensación de desconfianza en las instituciones de emergencia todavía no abandona el inconsciente colectivo del país. El domingo a las 19:37 horas se generó el descontrol y la confusión desde Coquimbo hasta Los Lagos, aunque con mayor fuerza cerca del epicentro, que fue 24 kilómetros al noreste de Constitución.
El servicio sismológico de la Universidad de Chile inmediatamente ocurrido el movimiento telúrico informó que la magnitud del evento era de 5,8 grados Ritchter. Posteriormente cambió a 6,4 para terminar con la cifra de 6,8. Sin embargo, antes de 15 minutos después de ocurrido el sismo, el U.S. Geological Survey (USGS, Servicio Geológico de Estados Unidos, referente mundial en la materia) ya había indicado que el terremoto había sido de 7,1 grados Ritchter. Es decir, con menos margen de error.
¿A qué se deben estos constantes cambios en la información que fue entregando el servicio sismológico nacional, versus la precisión que detalló Estados Unidos?
“Se debe a un proceso de acopio de información”, responde el director del departamento de sismología de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, que tiene a su cargo el servicio sismológico. Según detalla Barrientos, “a los dos minutos y 15 segundos teníamos una información preliminar, con las ondas expansivas de este evento, las más rápidas que nos informaban con exactitud del epicentro y su profundidad, pero con una magnitud imprecisa”.
“Recién cuando nos llegaron las ondas de viaje más lento pudimos entregar el otro dato, la magnitud y con precisión llegamos a establecer que fue de 6,8 grado Ritchter”, manifiesta Barrientos.
En este ‘proceso’ el servicio sismológico habría demorado cerca de 15 minutos dice su director, pese a ello, la información se hizo pública horas después.
La tesis de Barrientos es respaldada por el geógrafo Marcelo Lagos, quien señala que “la información de servicio sismológico local no tiene ningún error”, ya que “la medición de un movimiento como éste es un proceso” y agrega que “el servicio sismológico prefiere entregar rápidamente una información preliminar con el epicentro, su ubicación y profundidad y posteriormente se preocupa de la real magnitud del evento”.
Lagos señala que el servicio sismológico de Estados Unidos “entrega una información avalado en las ondas lentas, que vienen más limpias y robustas y por tanto entregan más información y más precisa”, a esto se suma que “el servicio sismológico chileno está tan cerca de los epicentros que los instrumentos se saturan y por tanto esa información requiere ser interpretada por un sismólogo para llegar a un dato preciso”.
Este último punto también es una complicación que entorpece el trabajo del servicio sismológico, ya que la primera información que se difunde es la interpretación de la intensidad a través de un software, sin ser revisado por un sismólogo, sólo luego de que los datos son centralizados y se recoge más información pasan por las manos de un experto.
En Chile, existen sólo 8 sismólogos. 6 de la Universidad de Chile, uno de la Universidad de Concepción y otro de la Universida de Tarapacá. De ahí uno de los grande problemas para revisar e interpretar la información que pueden entregar las 50 estaciones de medición remota que tiene el país.
Según Sergio Barrientos, “a fines de 2012 tendremos 120 estaciones. Se instalarán 65 nuevas compradas con una transferencia de recursos de Onemi y otras 5 obtenidas por convenios con universidades extranjeras”.
El director de servicio sismológico recalca que con esta red se podrá tener una mejor interpretación de la información que liberan los sismos, ya que “con los actuales 50 equipos no es posible tener una velocidad de respuesta deseada. El ideal sería tener al menos mil equipos operando en el país, pero para eso falta personal, no daríamos abasto con los 6 profesionales y los 20 técnico que tenemos hoy”.
“Sólo como ejemplo le diré que en Japón con un tercio de la superficie nuestra tienen 3 mil estaciones de medición y 2 mil sismólogos”, sentencia Barrientos.
Con 270 millones de pesos al año como presupuesto, gastan un 70% de los recursos en sueldos y sólo el 30% en mantener equipos y crear nueva tecnología, en un país que debería estar a la vanguardia en el tema, debido a la gran concentración de sismos que existen. Según el sismólogo, el servicio sismológico debería contar con al menos 10 veces el presupuesto actual para estar a la altura de las circunstancias, es decir 2700 millones de pesos anuales.
“Lo otro es que nos cuesta mucho tener especialistas en sismología, sólo las universidades de alta complejidad, que se cuentan con los dedos de una mano en este país, pueden dar cabida a estos investigadores” recalca Barrientos.
Aunque Chile tiene unos 20 equipos de última generación, instalados en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, también Barrientos reconoce que existen 6 equipos que datan de fines de los ochentas y que están instalados en las cercanías de Santiago, debido a la constante mantención que necesitan.
Las regiones más desprovistas de monitoreo sísmico son Atacama, Coquimbo y Magallanes que cuentan con una sola estación cada una. En estas zonas se intalarían entre 5 a 6 estaciones en cada una, de las 70 que se instalarán durante el 2012.