No dejes que las manos te delaten

Las manos poseen una epidermis extremadamente fina y desprovista de glándulas sebáceas que las protejan, lo que las convierte en una de las zonas del cuerpo más vulnerables. A lo largo del día, las manos trabajar sin cesar, son la principal herramienta del cuerpo humano y además están sometidas a infinidad de agresiones como el agua, los detergentes, el sol, el frío y el viento.

Por todo ello, la piel de las manos se arruga y reseca con gran facilidad. No ocurre lo mismo con la palma de la mano, que posee una estructura espesa y resistente. Basta con una buena hidratación para restaurarlas diariamente.

Para empezar es mejor utilizar una crema específica de manos con índice de protección solar 15, como “Fluide Anti-Taches Jeunesse des Manis SPF 15”, de Clarins, o “New Hand”, de Neutrogena.

Las cremas de manos han mejorado mucho en los últimos años y han introducido ingredientes que las equiparan a los productos antiedad para el rostro, ya que contienen principios activos similares, por ejemplo “Suractif Retinol Deep Lift”, de Lancaster

A partir de los 35 ó 40 años entran en la escena de las manos las temibles manchas, también denominadas léntigos solares, que se deben al fotoenvejecimiento y que afecta especialmente a las pieles finas y claras. Para evitar su aparición es necesario aplicar diariamente crema con protección solar.

Una vez que ya han aparecido lo más, lo más efectivo es acudir a la consulta del dermatólogo o cirujano estético para que las elimine mediante un “peeling” químico.

Manicura al gusto

Las uñas de los dedos de las manos crecen entre uno y dos milímetros por semana; las de los pies la mitad. En climas templados y en verano el crecimiento de la uña suele ser más rápido.

Para cortar las uñas es mejor el uso de alicates de manicura que el de tijeras, que pueden romperlas o astillarlas sin remedio. Algunos expertos aconsejan limarlas y no cortarlas. El limado de las uñas es una operación de extrema importancia porque es la que determinará su forma final. Las uñas se deben limar de forma suave, sin presiones excesivas. Termina de limarlas pasando la lima por el borde para dejarlas suaves.

No se recomienda cortar la cutícula, una piel muy delicada que protege la matriz de la una, aunque sigue siendo un hábito muy extendido entre las esteticistas. Lo ideal es ablandarla sumergiendo la mano en un recipiente con agua templada y jabonosa. Pasados diez minutos, una vez que ya estén blandas, se deben empujar hacia la base de la uña con un palo de naranjo hasta que quede espejada. Únicamente se utilizará el alicate de para eliminar algún padrastro o limpiar los laterales…