Peña sobre positivo balance de Chadwick del gobierno: "un error comprensible en alguien que admira a su primo"
El rector de la UDP dijo que es inadmisible que un ministro de Estado defienda al gobierno en base a los logros personales de un pariente.
Un duro intercambio epistolar han mantenido en las últimas semanas el ministro vocero de Gobierno, Andrés Chadwick y el rector de la UDP, Carlos Peña, a raíz del juicio crítico de este último al gobierno del presidente Sebastián Piñera.
A través de El Mercurio, este fin de semana el ministro Chadwick le contestó al académico y columnista del citado medio. En su carta el ministro califica de poco racionales los juicios de Peña al Presidente y sostiene que a los presidentes se les debe juzgar por sus resultados.
Los dichos del ministro gatillaron una nueva intervención de Peña hoy en el mismo medio.
“Dice el ministro que a un político debe juzgársele por sus resultados. La frase -alguna vez la popularizó Mitterrand- se ha puesto de moda pero revela un obvio error. Y ello, por dos razones. Si los resultados fueran lo único que importara, habría que suspender todo juicio sobre un político hasta que acabara su mandato (puesto que los resultados por definición se esgrimen ex post ). Se suma a ello que entender la política como el puro logro de resultados olvida una vieja distinción (la formuló Aristóteles, uno de los autores favoritos de uno de los partidos de gobierno) entre las actividades que son poiesis y las que son praxis . Las primeras tienen su fin, dice Aristóteles, fuera de sí mismas; las segundas, entre las que se cuenta la política, lo alcanzan también mediante su ejercicio. Y esto último es lo que se ha criticado al Presidente: que los bienes que el ejercicio de la política provee -diálogo, conciliación de intereses, acción común, un relato que confiera sentido a la acción colectiva- él no ha sido capaz de alcanzarlos”.
En seguida Peña sostiene que lo más grave es que la argumentación de Chadwick se basa en la enumeración de logros personales del Presidente.
“Se trata de un error comprensible en alguien que admira a su primo, pero inadmisible en un ministro: la competencia de un político no se prueba esgrimiendo los éxitos de su vida personal, sino mostrando su desempeño a la hora de ejercer el poder. Buen político -un político apto- no es el más exitoso de todos desde el punto de vista personal (el más rico, simpático o multifacético) sino quien ejerce el poder a la altura de las expectativas que sembró y de las ideas que dijo tener. Comprendo que un primo -seguramente en un afán compensatorio de su propio desempeño vital- se ufane de los logros personales de su pariente, pero es insólito que lo haga firmando una carta pública en su calidad de ministro de Estado”, dijo.