Prensa argentina cataloga a Franco Parisi como el “candidato inesperado que cautiva a Chile”
El diario La Nación hizo una reseña del académico y economista que lanzó su campaña presidencial, destacando su alta valoración en las últimas encuestas, el no tener vínculos partidarios y su trabajo en las redes sociales.
Pasó de ser un perfecto desconocido a convertirse en el rockstar político del momento. Su nombre es Franco Parisi, un académico y economista de familia de origen siciliano, de 44 años, que consiguió instalarse en el corazón de la gente y también de las encuestas, en la carrera por la sucesión de Sebastián Piñera.
El último sondeo lo instaló en el tercer lugar de las preferencias, con un 10% de adhesión, sólo por detrás de la popular ex mandataria Michelle Bachelet (42%) y del ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne (15%).
El golpe mediático fue instantáneo. Independiente y sin aparato partidario, Parisi había dejado atrás a candidatos con trayectoria como el ex diputado Marco Enríquez-Ominami; el ministro de Defensa, Andrés Allamand, y el ex colaborador de Bachelet Andrés Velasco.
El fenómeno hizo recordar al excéntrico millonario Leonardo Farkas, en las elecciones pasadas. Tal como él, Parisi maneja un Porsche y vive en un exclusivo barrio de la precordillera de Santiago. Su filosofía es contagiosa: “No quiero deberles favores a políticos ni empresarios y busco empoderar a la gente”, dice.
Surgido de la clase media, Parisi trabajó tanto para los gobiernos de Piñera como de la Concertación. Por ello, su color político es incierto y hasta fue definido como un swinger político, luego de que se ufanó de haber votado por el derechista Joaquín Lavín en las elecciones de 1999, por el socialista Ricardo Lagos en el ballottage efectuado sólo un mes después y por Piñera en las últimas dos elecciones.
Junto con su hermano Antonino, se hizo de un espacio de consejos sobre economía doméstica con su programa de radio y TV llamado Los Parisi , en el cual ambos asesoran y alertan a la población sobre los abusos de las empresas y se quejan de los impuestos. Por eso, se los conoce como “los economistas del pueblo”.
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