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3 de Agosto de 2012

Esta es la carta donde la FEUC narra el encuentro entre el Movilh y rector UC por denuncias de discriminación

El encuentro se realizó luego de tener antecedentes evidenciando "prácticas de discriminación a homosexuales recurrentes en la Escuela de Derecho de nuestra universidad", según señala una carta emanada desde la Federación de Estudiantes de la casa de estudio.

Por Redacción
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Esta mañana, el vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, Movilh, Jaime Parada, se reunió con el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, para abordar denuncias sobre prácticas discriminatorias por orientación sexual.

En el encuentro también estuvieron presentes Jaime Silva, abogado y colaborador de la agrupación, la Consejera Superior de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica Carolina Pérez y la secretaria general de la FEUC Valentina Latorre.

Esta es la carta que emitió la FEUC a la comunidad:

Carta Abierta a la Comunidad sobre los hechos de discriminación vividos
Como Pontificia Universidad Católica hemos vivido un año lleno de episodios que nos plantean diversos desafíos que debemos asumir como comunidad, en particular a nivel de diversidad e inclusión dentro de la UC.
Hace un poco más de un año, vimos cómo se entorpecía la realización de actividades por parte de Queer UC, movimiento por la diversidad sexual en nuestra universidad, por diversos criterios asumidos como lógicos por parte de las autoridades. “El foro no es de mi gusto” y “no se cuenta con una visión experta en la materia y este tema tiene connotaciones morales”, fueron algunas de las frases que se expresaron para justificar el no otorgar los permisos. A fines del pasado año, la situación llegó a un punto extremo en el que se negó el uso de un espacio y se cerró para impedir la realización de la actividad.

En esa fecha, frente a la denuncia que se realizó y a la petición de explicaciones al respecto, la Secretaría General señaló que desde la constitución apostólica de nuestra universidad, la Ex Corde Eclessiae, cada foro debía presentar la visión de la Iglesia dentro de las discusiones, señalando explícitamente que la temática abordada no iba de la mano con los valores cristianos, por lo que se debía contar con un panelista que diera la versión de la Iglesia. Sumado a eso, en respuesta a una carta enviada por la Federación, Secretaría General sostuvo que el tener que plantear los temas “académicamente, con seriedad y rigor, no se planteaba en sentido normativo, como requisito para alguna autorización, por lo que, como se ha hecho siempre, cada solicitud será apreciada en su propio mérito”.

Dentro de las discusiones que se dieron en esos momentos, antecedentes que saltaron a la luz evidenciaron prácticas de discriminación a homosexuales recurrentes en la Escuela de Derecho de nuestra universidad. Prácticas que se dan en el discurso por parte de algunos docentes al momento de dictar sus cátedras y que inciden profundamente en muchos de los estudiantes de la Facultad antes mencionada.

Cabe destacar que estas prácticas no solo se muestran en el aula, si no que se hacen explícitas en distintas instancias en las que dichos docentes siguen siendo docentes y, por tanto, un ejemplo a sus estudiantes.

Gonzalo Rojas, profesor de dicha Facultad, establece en diversas columnas el malestar que le genera la diversidad sexual. Específicamente traemos una a la memoria, publicada el 3 de Julio frente a la asistencia del Ministro Beyer a la marcha por la igualdad. En esta, comparó la homosexualidad y el matrimonio igualitario con situaciones como la pedofilia: “La literatura especializada consigna hasta 23 casos posibles, entre los cuales se cuentan […] la pedofilia, la zoofilia, la necrofilia, el masoquismo sexual, el sadismo sexual […]”.

Uno de sus estudiantes y ayudante de uno de sus cursos, señaló en una carta pública que “las relaciones que se hacen son mal intencionadas e incorrectas, y cada vez que las publica masivamente está incentivando los prejuicios de los que se alimentan cientos de niños y adolescentes que se suicidan por temor a mostrarse tal como Dios los mandó al mundo: dignos homosexuales, bisexuales, transexuales, transformistas y heterosexuales”.

Finalmente, caben destacar las declaraciones de Cristóbal Orrego, docente de la misma Facultad, en las redes sociales luego de un debate sobre Ley Antidiscriminación. Sus palabras son menos elaboradas que las de Rojas, señalando frente al video del debate: “Excelente video de un debate en el cual se discrimina contra los maricas que participaron del mismo (haciendo alusión a los representantes de la organización Movilh). Lo recomiendo vivamente. Si a alguien no le gusta la palabra “marica”, sustituya por la que prefiera. Yo uso alguna distinta de “homosexual” porque muchos homosexuales, quizás la mayoría, llevan su problema con dignidad y no salen del clóset”.

Frente a lo expuesto anteriormente, rechazamos enfáticamente cualquier acto que pueda ir en desmedro y descalificación de cualquier miembro de nuestra comunidad universitaria. Nos gustaría manifestar la necesidad que vemos de enfrentar como comunidad estos desafíos y hacernos cargo de la misión que tenemos.

Hoy debemos comprender que siendo parte de la Universidad Católica, como comunidad debemos entender la fe tal como el documento plantea, poniendo todo lo humano al centro, comprendiendo que esto es cultura (Ex Corde Ecclesiae, 44) y que, tal como plantea la misma Ex Corde Ecclesiae que cita el Secretario General, “el diálogo de la Iglesia con la cultura de nuestro tiempo es el sector vital en el que se juega el destino de a Iglesia” (Ex Corde Ecclesiae, int.). Por lo mismo, debemos saber mirar y comprender que la homosexualidad es parte de la vida de muchos hombres y mujeres, y por lo tanto innegablemente parte de nuestra realidad cultural y humana.

Si nos detenemos a mirar el ministerio de Jesús, podemos ver que dedicó su vida a optar por los marginados y excluidos de su tiempo y cómo su vida estuvo marcada por un deseo profundo de inclusión de todas y todos. La misión de una Universidad Católica, que tiene este ministerio por centro, debe estar en el énfasis en la inclusión y no en el veto.

Nos preocupa que nuestra universidad no tenga la capacidad de escuchar los testimonios de estudiantes que forman parte de cualquier minoría, cuando nuestra casa de estudios debe ser un espacio privilegiado de acogida y entendimiento, donde animados por el mensaje de Cristo, absolutamente todos sus estudiantes tengan cabida para desarrollarse plenamente.

En este sentido, exigimos que el caminar de nuestra Universidad Católica vaya en pos de una comunidad en la que todos somos promovidos de igual manera, en la que la fe no se utiliza cuando se es conveniente, si no siempre y siendo leales al mensaje del evangelio, el que nos interpela como miembros de una Universidad Católica, siendo o no creyentes. Exigimos que se sancione lo ocurrido, y que estos hechos no vuelvan a repetirse en nuestra universidad e invitamos a todos a sumarse a este desafío, no solo quedándose en la denuncia, si no pasando a las acciones concretas, asumiendo que además de ser parte de una comunidad, somos parte de una sociedad libre, que camina hacia la promoción de la dignidad humana.

Directiva de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica- Consejera Superior Universidad Católica

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