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12 de Noviembre de 2012

Marcela Cubillos, la promesa UDI que quiere a Allamand en La Moneda

La ex diputada UDI y esposa de Andrés Allamand fue por años la promesa femenina del gremialismo, la única además. Hoy aclara que también están recibiendo apoyos cruzados en las primarias, asegura que nadie en la UDI le ha pedido abstenerse de hacer campaña y responde a quienes la cuestionan por haber votado en contra del divorcio y haberse casado por segunda vez. “La vida enseña. He sido muy afortunada de vivir la vida con el corazón abierto y si los dolores y fracasos me han hecho aprender, bienvenida la propia historia”, dice.

Por Equipo El Dínamo
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Hace unos días, la diputada RN, Karla Rubilar, anunció que estaba dispuesta a renunciar para apoyar la carrera presidencial del abanderado de la UDI,  Laurence Golborne. Ya proclamado por la tienda que encabeza Carlos Larraín, Andrés Allamand respondió que no le parecían mal los apoyos cruzados y que también él contaba con el apoyo de personeros de la UDI. El secretario general de la UDI, José Antonio Kast salió a desmentirlo: “Si alguien de la UDI está con Andrés Allamand es una opción. Yo no conozco a nadie todavía”, dijo.

“Bueno, sí hay alguien de la UDI que está con Andrés”, retruca riendo la ex diputada UDI Marcela Cubillos, esposa del ahora ex ministro de Defensa y quien por años fue reconocida al interior de la tienda de Suecia como una de las figuras más prometedoras de la colectividad y perteneciente al selecto grupo de militantes que conoció a su líder Jaime Guzmán. Bajo ese sello defendió con pasión en el Congreso las ideas conservadoras de su partido, como el rechazo a la ley de divorcio.

Hoy, ya divorciada y casada con Allamand, Cubillos dejó unos pasos más atrás la disciplina gremialista y defiende la opción de su esposo a La Moneda por sobre la decisión de su partido de apoyar al ex titular del MOP. Un ruido interno que ya ha gatillado dos conversaciones con el timonel UDI, Patricio Melero, para abordar el asunto.

La “anti campaña” para Allamand

En conversación con El Dínamo, Cubillos explica que con Allamand se toman las cosas con calma. “Nunca hemos mirado ésto como un asunto de partidos. Soy su mujer, estoy con él y además soy de la UDI. Jamás ha sido un tema. Sí me toca canalizar el apoyo de mucha gente que vota por la UDI que están entusiasmados por Andrés, pero no vamos a hacer de ésto un tema político. No hay que equivocarse en ésto y hay que actuar con humildad. Los apoyos cruzados existen pero es para ambos lados, nosotros los estamos recibiendo”, afirma.

– ¿Y en la UDI no le han pedido, como ocurrió con la diputada Claudia Nogueira (esposa de Gonzalo Cornejo) abstenerse de hacer campaña?

– No y me parecería completamente improcedente si alguien me pidiera algo. No cumplo ningún rol de dirigente en la UDI, no soy parte de la estructura partidaria y es obvio y natural que esté apoyando a mi marido. Nadie me lo ha pedido y no correspondería que me lo pidieran ni tampoco corresponde que yo tome alguna iniciativa sobre mi militancia porque al final habrá un solo candidato de la Alianza, que yo creo que va a ser Andrés, y ahí todos vamos a estar tras él.

Sobre su rol en la campaña, aclara que aunque ambos discuten muchísimo de política dura, en esta ocasión no actuará como estratega, sino como compañera. “Siempre he estado al lado de Andrés porque el apoyo entre nosotros es recíproco, hay un diálogo intelectual que es enriquecedor y,el ser parte del mundo político tiene la ventaja de que le puedo dar un apoyo importante en no tomarse con tanto peso las encuestas, ir con calma. Si yo pudiera hacer algo en la campaña es la anticampaña.

¿Y en qué consiste la anticampaña? Cubillos lo define en términos simple: “En hacer que la gente lo conozca mejor como persona. Lo admiro y lo respeto por lo que hace, me despierta admiración que haya dedicado su vida a defender su proyecto de Chile, pero sé que él es bien corto de genio, habla poco de sí mismo, entonces creo que puedo aportar a que la gente vea que es también emotivo. Lo que ocurrió en Juan Fernández a mí no me sorprendió, él es así, pero le cuesta mostrarse”, sostiene.

La promesa UDI

En 1999 la revista Qué Pasa hizo una reseña de los líderes políticos que marcarían la década del 2000. En uno de los recuadros, aparecía la abogada Marcela Cubillos, la “candidata reticente” porque, según consignaba la publicación, más de una vez la UDI le había pedido competir para diputada y el No de ella a la propuesta había sido rotundo. En ese entonces, estaba casada con José Antonio Silva, ex presidente de la Feuc e hijo menor de Ernesto Silva Bellafeuy. Era una profesional exitosa –aún lo es- y en lo valórico, conservadora.

En el gremialismo –donde pocas mujeres han brillado- la consideraban una promesa y con ese estigma llegó a la Cámara de Diputados en el año 2001 cuando finalmente la convencieron de “entrar” a la política. En realidad, nunca estuvo lejos de esta esfera: su padre fue el primer canciller civil en dictadura y su suegro de la época era fundador de la UDI y uno de sus principales financistas. Como sea, en sus dos periodos en la Cámara, Cubillos cumplió con las expectativas de su partido: fue matea y responsable y defendió los principios que promovía la UDI. De hecho su discurso en 2004 en contra del divorcio donde dijo que “muchos chilenos pensamos que una ruptura matrimonial no necesariamente ‘deshace’ la vida, o que si la ‘deshace’, no necesariamente se ‘rehace’ con la posibilidad de un segundo o un tercer matrimonio civil” fue uno de los más aplaudidos por la derecha y más criticados por los sectores progresistas.

Luego la vida la remeció. Vivió su propia separación y se enamoró a fines de 2006 de Andrés Allamand. Su visión sobre el divorcio cambió. Y ya no quiso ser la promesa UDI, así es que tras dos periodos como diputada decidió no repostular. Su hermano, Felipe Cubillos, murió junto a otras 21 personas en 2011 en la tragedia aérea del archipiélago Juan Fernández -ella aún baja la voz cuando nombra la isla- y su pareja encabezó la búsqueda de los cuerpos del casa 212 como ministro de Defensa. En seis años, todo cambió para Cubillos, quien rompió con la tradicional imagen de la esposa de un político de derecha que no sabe o no opina de política y sólo aparece en la foto de campaña. Si hay algo en que lo que la Marcela Cubillos de hoy es idéntica a la de hace diez años es en que sí sabe, sí opina y sí se hace escuchar.

 Aquellos años en la UC y la evolución valórica

 En la UDI que fundó Jaime Guzmán hay distintas cepas de militantes. Están los que fueron sus amigos y que estuvieron con él en el origen del gremialismo universitario como Jovino Novoa, Hernán Larraín y Máximo Silva. Son conocidos como los “generales” aunque no todos tienen hoy el mismo peso de antaño en el partido. La segunda cepa son los que siguieron a Guzmán como discípulos, los llamados coroneles. Ahí están Pablo Longueira, Andrés Chadwick, los hermanos Gabriel y Cristián Villarroel, entre otros. Y en la tercera hebra figura una generación que conoció a Guzmán, pero fue reclutada por los coroneles. Se trata de Darío Paya, Rodrigo Álvarez, José Antonio Kast y otros, todos hombres. Todos excepto Cubillos.

Yo estoy en la UDI desde que estaba en la Universidad. Fui alumna de Jaime Guzmán, aunque entré a la UDI más bien por Andrés Chadwick quien fue mi profesor y a quien siempre admiré y admiro por su forma de hacer política. Llevo toda una vida en la UDI, fui diputada dos veces, he participado en todas las campañas de la UDI” explica Cubillos.

En aquella época en la UC conoció a José Antonio Silva, con quien se casó siendo veinteañera. Él era el más político de los dos. En 1988 fue electo presidente de la Feuc y tras obtener la beca Fulbright partió con Cubillos a estudiar a Harvard. Ahí nació el primero de los tres hijos de ambos y Cubillos tomó cursos de Ciencias Políticas y Filosofía. Al retornar, ella se dedicó a la vida académica en la UC y él se hizo cargo primero de la campaña senatorial de Marco Cariola y luego se dedicó al derecho comercial como experto en fusiones y adquisiciones. Fue el socio más joven del prestigioso bufete Carey y enfrentó al grupo Angelini y Luksic en distintos juicios. Cuando el matrimonio se quebró, Silva era tremendamente exitoso, pero trabajaba más 15 horas diarias y Cubillos era diputada y votaba contra la ley de divorcio.

“Reconozco que durante mi matrimonio fui un padre ausente, pero ahora mis hijos son lo más importante” declaraba él en 2004. Tiempo después, Silva partió a trabajar en el Senado de los Estados Unidos, desde donde derivo a la firma Shearman & Stearling de Nueva York para posteriormente asumir como nuevo head de banco de inversión Goldman Sachs & Co para Latinoamérica. Tiempo después, Cubillos dejó de ser diputada, escribió junto con Allamand un libro sobre la campaña presidencial piñerista (“La estrella y el arcoiris) y en marzo de este año se casó con el ex ministro de Defensa. Cientos de tuiteros escribieron ese día “Felicidades a la diputada Marcela Cubillos que hoy se casa en segundas nupcias, gracias a la ley de divorcio a la que ella se opuso”. Para ellos, la ex parlamentaria tiene una respuesta clara y profunda: la vida enseña.

“Más allá de las visiones de Andrés sobre este tema, yo he cambiado por la vida, ¿a quién la vida no le enseña? Y yo sí he aprendido que las cosas que uno a los veinte años mira de una forma categórica debe mirarlas con más humildad. Enfrentar la vida con los ojos cerrados, la mente cerrada, el corazón cerrado creyendo que uno no va a cambiar es bastante arrogante. Yo he sido muy afortunada de vivir la vida con el corazón abierto y si los dolores y fracasos me han hecho aprender, bienvenida la propia historia. No tengo problema en reconocer mis errores y si hay algo que me gustaría transmitirle a mis hijos es mirar la vida con el corazón y la mente abierta”, asegura.

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