Ribera presenta su renuncia: "Buscaron asociarme injustamente a hechos reprochables"
Fue el mismo ex ministro quien comunicó su renuncia desde La Moneda, donde aseguró tener la "férrea convicción de que ninguna de mis acciones se han apartado de lo ético y lo moral".
El ministro de Justicia, Teodoro Ribera, concurrió al Palacio de La Moneda para presentar su renuncia en medio de los cuestionamientos por sus vínculos con el ex presidente del Consejo Nacional de Acreditación, Luis Eugenio Díaz.
Fue el mismo Ribera quien entregó la versión oficial desde el Patio de los Naranjos: “He presentado mi renuncia indeclinable al cargo de ministro de Justicia al señor presidente de la República”.
El secretario de Estado señaló haber sido “asociado injustamente a hechos reprobables” y agregó que su renuncia la hacía bajo la “férrea convicción de que ninguna de mis acciones se han apartado de lo ético y lo moral”.
“En las últimas semanas he sido objeto de acusaciones tendenciosas, basadas en hechos inconexos, sin fundamento o sencillamente falsos”, dijo el ministro añadiendo que “buscaron asociarme, injustamente, a hechos reprobables. Se ha escarbado en viejos expedientes, omitiendo informar sobre la verdad establecida. Se le ha dado tribuna a quienes han sido objeto de reproches por la justicia; se ha buscado involucrar a mi familia en estos cuestionamientos políticos, con un mero afán persecutorio”.
“Manifiesto desde ya mi voluntad de seguir contribuyendo en el ámbito público”, finalizó, sin responder preguntas.
Sobre posibles reemplazantes para el secretario de Estado, se dice podría ser la actual subsecretaria de la cartera, Patricia Pérez.
Las contradicciones que derribaron al ministro
Fue el tercer “error no forzado” del ministro de Justicia, Teodoro Ribera – asegurar que Luis Eugenio Díaz se abstuvo de votar en la acreditación de Incacea mientras asesoraba a Gendarmería cuando en realidad no lo hizo- el que habría terminado el viernes de colmar la paciencia del Presidente Sebastián Piñera quien se reunió esa jornada con el abogado y durante el fin de semana analizó en Cerro Castillo todos los antecedentes que vinculan al secretario de Estado con el ex presidente de la Comisión Nacional de Acreditación.
En La Moneda diversas fuentes consultadas por El Dínamo sostienen que la serie de contradicciones en la que incurrió Ribera en sus versiones sobre su relación con Díaz –procesado por soborno, cohecho y lavado de activos- hicieron insostenible su permanencia en el Gabinete y que su salida solo se postergó por el rol clave que debía cumplir Ribera como orador en el acto de reparación de la jueza Karen Atala –que se realizó el viernes a las 15.00 horas en Cancillería- y la cadena nacional programada por Piñera para esa noche por el cierre de los alegatos de Chile en la Corte Internacional de La Haya.
Un importante asesor piñerista revela que la convicción en La Moneda es que desde que el sitio web Ciper Chile reveló el lunes que Díaz le solicitó en 2010 a Ribera –cuando éste era rector de la Universidad Autónoma- gestiones a favor de un sobrino, la ola de información que complica al ministro sólo ha ido en aumento con la aparición de nuevos datos y además una nueva arista a raíz de la petición del fiscal a cargo de la investigación sobre el lucro en las universidades, Carlos Gajardo, de revisar la información contable de la UA desde hace siete años. “En una semana Ribera no ha tenido ni un solo acierto en sus intervenciones públicas y ha complicado la situación”, revela esta fuente.
Más que los reiterados errores comunicacionales –“fue soberbio y poco claro en momentos en que todas las miradas estaban sobre él”, explican en Palacio-, lo que habría sido decisivo a la hora de marginarlo de Gobierno fueron las dudas que persisten en tres asuntos clave: 1) Su relación con Díaz; 2) cómo lo contrató para Gendarmería y 3) cómo actuó éste en el proceso de acreditación de Incacea.
Para explicar estas imprecisiones, Ribera fue citado en cinco oportunidades a palacio, la última de ellas el viernes cuando se reunió con el ministro Andrés Chadwick y la jefa de asesores María Luisa Brahm, además de Piñera. Su situación ya era calificada de “compleja” y hasta “insostenible” en los pasillos de La Moneda.
No era fácil respaldarlo con los antecedentes que existían. El domingo 9 en El Mercurio aseguró que prácticamente no conocía a Díaz y señaló “él es más viejo que yo, es un hombre de izquierda. Son otros mundos culturales”. El martes 11, cuando ya se conocían los correos que lo vinculaban al cuestionado ex acreditado dijo en LaTercera “tengo conocimiento de él desde que es presentado por un grupo de universidades a la CNA”.
Sobre cómo llegó a asesorar a Gendarmería por cerca de $10 millones también relató dos historias disímiles. En El Mercurio dijo que Díaz fue contratado para las tres asesorías a Gendarmería luego de conversaciones entre integrantes de su gabinete y el de la subsecretaria, Patricia Pérez. Pero luego en La Tercera afirmó otra cosa: “¿Usted decidió contratar a Díaz?” le consultaron, ante lo cual afirmó “Sí, yo lo propuse, me pareció que era un hombre que reunía dos características que nos interesaban por sobre otros académicos. Pregunté si era posible su contratación, se me señaló que sí. Tuvimos, durante la asesoría, tres reuniones que constan en mi agenda”.
Esto último fue confirmado posteriormente por el director de Gendarmería Luis Masferrer que sostuvo que el nombre de Díaz le fue propuesto por Ribera.
La tercera afirmación equivocada de Ribera fue, en todo caso, la más grave. El jueves señaló en TVN que en las actas de la CNA constaba que Díaz se abstuvo de votar sobre la acreditación del Incacea, donde Ribera tiene el 7,5% de la propiedad, el 4 de enero de este año, cuando ya había sido contratado por Gendarmería. Esa misma noche, la secretaria ejecutiva (s) de la CNA, Paula Beale, refutó a Ribera y afirmó que Díaz “tenía un contrato con el Ministerio de Justicia y que prefería, en el caso del Incacea, no hacer la relatoría. El se abstuvo de relatar, no de votar”.
El mismo jueves en canal 13 dio una entrevista que en el Ejecutivo calificaron de “poco empática y hasta soberbia” al ser consultado por sus posibles conflictos de interés al asumir el cargo. “O vamos a la hospedería del Hogar de Cristo a buscar hombres públicos que no tienen nada en el mundo o buscamos profesionales en la política que no tienen nada que ver con el mundo real porque se han profesionalizado en la política. Necesitamos gente que haya pelado el ajo en la vida real para que no sean teóricos”, dijo.
El sábado, el capellán del Hogar de Cristo, Pablo Walker, le respondió: “Hay expresiones desafortunadas”, dijo.
Cercanos a Piñera precisan que para el Mandatario la situación ha sido bastante complicada por dos razones: lo poco oportuno de realizar un nuevo ajuste a un mes del cambio de gabinete donde salieron los presidenciales y porque Ribera es un “ministro cercano y leal”.
Aún así revelan que si bien no se han constatado irregularidades, mantener a Ribera implica el riesgo de que la polémica siga creciento. “El movimiento estudiantil fue exitoso en poner en escrutinio a las universidades privadas y cualquier cosa que se vea mal en este ámbito es muy criticado y nos golpea como Gobierno. Nadie cree que Ribera haya hecho algo malo, pero su caso se ve feo”, explica una alta fuente de La Moneda.
La lealtad y los otros errores de “El Teo”
Se estimaba que anoche Ribera debía retornar desde La Araucanía y el Presidente desde Valparaíso y no se descartaba una posible reunión entre ambos. Sin embargo, fuentes de Gobierno apuntaban a que el Mandatario ratificará su decisión sobre el ministro esta mañana en el comité político.
Para el gobernante, apuntan en Palacio, es “doloroso” marginar a Ribera con quien lo unen años de amistad y trabajo en el parlamento. Piñera fue senador en la misma época en que Ribera fue diputado (1990 y 1998) y luego el abogado, que durante el Gobierno de Michelle Bachelet fue integrante del Consejo Asesor de Política Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, encabezó el grupo de relaciones internacionales del Grupo Tantuaco. De hecho, Ribera era el candidato natural de RN para cancillería y fue el primero en promover con el jefe de Estado la tesis de las “cuerdas separadas” en la relación con Perú. Fue el encargado por parte de Piñera de la revisión de la contra memoria de Chile en La Haya y fue además quien le propuso al gobernante mantener al equipo de agentes chilenos de esta causa.
Cuando no fue designado como titular de Exteriores lo resintió casi tanto como Andrés Allamand, pero a diferencia de éste en 2010, optó por el silencio y no hacer críticas, incluso continuó asesorando a Piñera en esta área. Esta actitud fue valorada por Piñera, que sufrió en aquella época los cuestionamientos expresos de Allamand y el silencio molesto de Chadwick por no haberlos incorporado a su equipo. “El Teo resintió el golpe, pero no hizo nada, fue bastante leal”, aseguran en RN.
Poco después de excluirlo de su gabinete, el Mandatario le ofreció la embajada de Estados Unidos, cargo que Ribera no aceptó.Tampoco quiso asumir la cartera de Defensa en enero de 2011 cuando, tras la polémica salida de Jaime Ravinet, fue la primera carta sondeada por Piñera. Durante este periodo litigó a favor del Gobierno en el Tribunal Constitucional, instancia de la que formó parte entre los años 2006 y 2009.
Finalmente dio el sí a Piñera en julio del año pasado para Justicia y asumió en medio de una polémica. El 21 de julio, tres días después de jurar como ministro en reemplazo de Felipe Bulnes, se presentó en la corte para realizar un saludo protocolar. “Estamos muy defraudados del gobierno”, le dijo el presidente del Poder Judicial, Milton Juica molesto porque consideraban que el proyecto que había presentado Bulnes para la autonomía financiera del poder judicial era insuficiente.
En octubre de ese año, Ribera desató su propio vendaval. El 21 de ese mes afirmó que “en el nombramiento de los jueces participaban otros poderes del Estado y quien quiere llegar a la Corte de Apelaciones o a la Corte Suprema, obviamente tiene que ser un magistrado que sepa considerar adecuadamente los intereses individuales y colectivos” en una crítica a los jueces garantistas que fue calificada como intervencionismo por Juica. Chadwick, entonces vocero, le ordenó rectificar sus dichos, pero el abogado insistió por unos días en su planteamiento, hasta que tuvo que retroceder.
Desde entonces, no había cometido errores graves…hasta ahora.