La vida del ex cabo segundo Walter Ramírez antes de la muerte de Matías Catrileo
Genoveva Inostroza, madre de Ramírez, cuenta cómo era la vida de su hijo antes de ser acusado de asesinar al comunero mapuche.
Walter Ramírez Inostroza tiene ascendencia mapuche y su abuela, quien lo crio y era profesora, le enseñó a hablar mapudungún desde los seis años e inscribió a su nieto en todas las escuelas de la Novena Región donde ella tuvo el cargo de directora.
Desde niño quiso ser carabinero, por lo que frecuentaba la comisaría y también la iglesia, donde fue jefe de los acólitos y miembro de la acción católica. “Cuando se me perdía lo podía encontrar en alguno de esos dos lugares”, asegura su madre Genoveva Inostroza.
“El padre Leonardo lo tuvo muy convencido de ingresar al seminario, cuando tenía como 15 años. Yo no lo dejé”, recuerda en una entrevista para La Tercera, y dos años después supo que Walter había decidido ingresar a la Escuela de Carabineros.
A los 18 fue destinado a Valdivia y luego a Santiago, pero tras unos años, solicitó el traslado a Temuco para estar más cerca de su familia, lo que le fue concedido, pero siempre y cuando integrara las Fuerzas Especiales de La Araucanía desde el 1 de enero de 2005.
El 2 de enero de 2008 se encontraba en servicio al interior del fundo Santa Margarita, perteneciente a Jorge Luchsinger, una propiedad que debía proteger de los ataques mapuches.
Esa noche mataron a Matías Catrileo y Ramírez fue sindicado como el autor, aunque aseguró en sus declaraciones que él sólo dio disparos al aire para defenderse del ataque y no entendía de qué lo estaban acusando.
Sus familiares afirman que desde entonces se volvió más introvertido y que durante todo el proceso, hasta que lo dieron de baja de la institución, ha consultado a tres psicólogos por sus constantes pesadillas con el hecho, aunque no ha terminado ningún tratamiento.