Descubre las 4 posiciones sexuales que los hombres odian
Aunque parezca imposible de creer, hay posiciones sexuales que a los hombres les resultan odiosas, ya sea por incomodidad o por el exceso de fuerza que deben poner en práctica.
A casi todos los hombres les gusta que una mujer sea creativa en el tema sexual, que disfrute del sexo tanto como ellos, que se atreva a probar otros comportamientos en la cama, pero de ahí a sufrir por complacerla… ¡hay un gran trecho!
Éstas son las posiciones sexuales que ellos odian:
1. Unión de la abeja. La mujer se sienta sobre el pene de su compañero, que también está sentado y con las piernas estiradas hacia delante; de tal forma que la mujer puede ir y venir verticalmente, apoyándose en manos y piernas. El hombre acompaña el movimiento levantándola por el trasero o los muslos. Esta posición resulta muy cansada para el hombre si no apoya correctamente la espalda.
2. Postura de Andrómaco. Con el hombre boca arriba, su compañera se sienta encima en cuclillas o arrodillada, con el busto completamente levantado. Ella controla la profundidad y el ritmo. La dificultad reside en el ángulo de penetración, que puede incluso ser doloroso si el pene se dobla; además, es difícil alcanzar el orgasmo porque no tienen el control sobre su placer o por sentirse dominado.
3. Postura del jinete. El hombre se acuesta boca arriba, mientras que su compañera se arrodilla por encima de él, rodeando las piernas del hombre con las suyas. La mujer controla la amplitud de los movimientos, tanto verticales como horizontales, para aumentar las sensaciones en el clítoris y las paredes vaginales, o bien para que él alcance el orgasmo más rápido. Esta postura puede resultar aburrida porque, tras varios minutos de estimulación, él sigue en actitud pasiva.
4. Postura del alineamiento perfecto. La mujer se coloca por encima del hombre, con las piernas separadas para facilitar la penetración. Una vez introducido el pene, ella junta las piernas para que ambos cuerpos se superpongan en un alineamiento perfecto. Es cuando la mujer empieza la estimulación frotando su cuerpo, lateral y horizontalmente, contra el de su compañero. La desventaja de esta postura es que limita la profundidad de penetración y la amplitud de movimientos.