Encandilados y sin regulación: Pantallas LED en la vía pública tendrían normativa nacional recién el 2019
Hoy existen letreros que emanan hasta 160 veces el límite de luz estipulado en una vieja norma que solo rige desde la Segunda a la Cuarta Región. La exposición a estos letreros puede acarrear importantes daños a la salud, como la aparición de cáncer.
El pasado 22 de enero, la Tercera Sala de la Corte Suprema ordenó bajar el nivel de luminosidad de un letrero publicitario de pantalla LED instalado en la azotea del edificio de calle Reñaca 11, en Plaza Italia.
La decisión fue tomada porque la gran cantidad de luz que emitía el letrero afectaba “al derecho que tienen los recurrentes a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”, tal como señala la sentencia, que puedes leer acá.
Para esto, el Máximo Tribunal se basó en un estudio que mandó a elaborar al Departamento de Salud Ocupacional del Instituto de Salud Pública, el que “recomienda regular la intensidad emitida por el letrero”.
Además, el Tribunal Supremo debió tomar como referencia un decreto del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, publicado el 2 de agosto de 1999, donde se establece “la cantidad máxima permitida de emisión lumínica hacia los cielos nocturnos”, pero que solo rige desde la Segunda a la Cuarta Región, y que fue elaborada como una medida que favorece la observación astronómica.
Esto, porque en Chile no existe una normativa nacional que regule la contaminación lumínica, ni tampoco, una norma que regule la cantidad de luz que emiten los letreros LED de publicidad. Así, el fallo de la Corte Suprema marcará un precedente para generar una normativa que controle la contaminación lumínica en el país, la que podría estar lista, debido a los tiempos de tramitación, recién en cinco años más.
LOS PROBLEMAS DE LA SOBREILUMINACIÓN
La falta de una normativa que regule la contaminación lumínica, entre ellas cantidad de luz en los avisos publicitarios de pantallas LED, hace que existan varias pantallas sobreiluminadas en el país, las que intentan competir directamente con la luz del día.
Ese era el caso del letrero LED en Plaza Italia, donde los niveles de luz que emitía sobre los departamentos orientados a Avenida Vicuña Mackenna del edificio N° 5 de la Comunidad Edificios Plaza Italia eran tan altos que una cortina convencional no servía de nada, aumentando la posibilidad de tener problemas por la sobreiluminación.
Según los especialistas, uno de los mayores problemas de vivir en una pieza siempre iluminada es que el cuerpo deja de producir melatonina, una hormona que, entre otras funciones, sirve como barrera contra el cáncer de hígado y próstata, en los hombres, y de mamas, en las mujeres.
“Ese nivel de brillo provoca alteración del ciclo circadiano, es decir altera el ciclo día–noche. Las pantallas emiten colores cambiantes y esa luz blanca con tono cargado al azul, que es el típico blanco frío, y ese tipo de iluminación provoca más dificultades para que la gente pueda dormir y genera incluso que el cerebro asuma que viene el día, dejando de producir melatonina”, explica Pedro Sanhueza, el director de la OPCC, Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile.
El especialista agrega que, en el caso de los carteles luminosos de LED, otro problema es que “superan en varias veces la capacidad máxima de adaptación por encandilamiento que el ojo humano puede aceptar. Es decir, uno inevitablemente se va a encandilar con uno de estos carteles”.
Según Sanhueza, “ese encandilamiento provoca que lo que hay que hay frente a uno no es visible, por lo que la posibilidad de riesgos sube exponencialmente en comparación a andar o conducir por una calle normal”.
Esta visión es compartida por el jefe de la Sección de Control de Ruido Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, Igor Valdebenito, quien explica que los estudios sobre los problemas que genera la sobreiluminación en el ser humano y en los ciclos de la flora y fauna son relativamente recientes.
“Solo desde el 2009 en adelante hemos recibido antecedentes del fuerte impacto que tiene en la salud y también en la biodiversidad, donde hay especies que ven afectados sus ciclos”, señala el ingeniero acústico.
Esta información también fue considerada en el caso de la pantalla LED de Plaza Italia, ya que la parte querellante presentó un informe elaborado por la directora de la empresa “Diseño Iluminación Arquitectura Verde”, Paulina Villalobos, que puedes leer acá.
DEl SANTIAGO SUPER ILUMINADO A LA OSCURIDAD DE PROVIDENCIA
Pese a que la decisión de la Corte Suprema dejó felices a los vecinos del sector de Plaza Italia, los que estaban en campaña desde hace unos dos años, son muchos los lugares donde la luz de los letreros LED ostensiblemente baña en exceso los muros de departamentos.
Al no existir una normativa nacional de control de luminosidad de la publicidad en carteles LED, en nuestro país son los municipios los que actualmente otorgan los permisos y fijan el monto que deben pagar los privados para instalar estos carteles.
Por ejemplo, en el caso de Santiago se debe cumplir con la ‘Ordenanza para la realización de propaganda comercial que sea vista desde la vía pública’, de 1995 y actualizada en diciembre de 2010.
En ella se estipula, en su artículo 19, que en caso de que sea “luminoso o iluminado” los letreros “deberán contemplar una distancia mínima de 10 metros respecto a la fachada con vanos que los enfrenta con edificios destinados a viviendas y/o equipamientos de salud que incluya hospitalización”. Sin embargo, no menciona la cantidad de luz que estas pantallas pueden llegar a emitir.
Así, solo en la comuna de Santiago hay 7 pantallas luminosas, las que están ubicadas en Moneda con Paseo Ahumada, Merced 22, Merced 32, Merced 84, Santa Rosa con Alameda, 10 de julio con Vicuña Mackenna, además de la señalada de calle Reñaca 11.
La empresa responsable de estas pantallas es Sur publicidad, y al ser contactada por El Dínamo declinó hacer declaraciones.
Muy distinto es el caso de la municipalidad de Providencia, ya que prohíbe de plano las pantallas luminosas en su comuna, gracias a una ordenanza municipal.
Además, en el municipio se está trabajando en la modificación sobre la ‘Ordenanza sobre publicidad y propaganda en la comuna de Providencia’.
Esta modificación, que pretende salir a la luz en marzo próximo, podría incluso ponerle freno a la reconocible y grandilocuente haz de luz que emana la torre del Costanera Center, ya que considera en su artículo 24, letra i), en el capítulo De las Prohibiciones, que “los avisos luminosos, iluminados o proyectados fijos o intermitentes, que molesten a los residentes de edificios o viviendas próximas, a juicio de la DOM”.
Es decir que una vez que entre en vigencia, será la Dirección de Obras Municipales la que tendrá la última palabra al respecto.
LA NORMA PENDIENTE QUE LLEGARÁ EL 2019
Una actualización de la normativa que regula la contaminación lumínica en el norte del país fue aprobada en octubre por el Consejo de Ministros y actualmente se encuentra a la espera de la firma del Presidente, Sebastián Piñera.
Esta nueva norma actualizada, la que podría entrar en vigencia el 2014 tras la toma de razón de Contraloría y la publicación en el Diario Oficial, considera nuevamente solo desde la Segunda a la Cuarta Región, por lo que Santiago seguiría sin tener regulación sobre la contaminación lumínica.
Tal como su versión anterior, la norma estipula que la luz emitida sea en dirección al suelo y dentro de los rangos de longitud de onda visibles, es decir, que no ocupe luces como la ultravioleta o infrarrojo, las que interfieren a los observatorios astronómicos.
Sin embargo, la nueva normativa, en la que se trabaja desde el 2005, esta vez agrega un punto específico sobre los carteles publicitarios que emanan luz, y establece, en su artículo 9, solo 50 candelas por metro cuadrado como límite de emisión de iluminancia.
Esta normativa afectará directamente a las pantallas LED de esas regiones, ya que “lo típico de estos carteles LED es estar entre los 6 mil a los 8 mil candelas por metro cuadrado”, es decir hasta 160 veces el límite estipulado, explica Pedro Sanhueza, director de la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile.
El especialista que participó en la elaboración de la nueva normativa, explica que esta norma no se ha podido hacer extensiva en el país “porque actualmente existen problemas de fiscalización, pero hay esperanza en que la Superintendencia del Medio Ambiente mejore eso y se pueda hacer una versión para todo Chile”.
El problema es que el proceso de revisión de las normas en el país es cada tres años, por lo que si la nueva norma que espera la firma de Sebastián Piñera entra en vigencia el 2014 -y si se considera el tiempo de elaboración-, recién podríamos contar con una normativa nacional el año 2019.
Así lo confirma el encargado de la Sección de Control de Ruido Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, Igor Valdebenito, quien asegura que en un escenario optimista podríamos tener una regulación en todo el país de la contaminación lumínica “en unos cinco años después del 2014…”.
“Estamos recién asomándonos en ese problema, son estudios nuevos y hay muy poca conciencia sobre este tema tanto en autoridades como en general”, añade Sanhueza.
LA NORMA
Luego de la aprobación del Consejo de Ministros, solo falta la firma del Primer Mandatario y la toma de razón de Contraloría para que se publique la nueva norma sobre contaminación lumínica que rige desde la Segunda a la Cuarta Región.
Revisa acá la Revisión de la Norma de Emisión Luminica: