Estos son los 7 pecados capitales de los ciclistas de Santiago
“La Patudez”, “El mimetismo”, “El mal del salmón” o “La indiferencia" son algunos de los pecados que incurre el creciente número de pedaleros en la capital.
Con el evidente aumento de ciclistas en las calles de Santiago también han crecido las críticas de los peatones y conductores respecto a la imprudencia con que se desplazan muchos amantes de este medio de transporte.
Andar por la vereda, ocupar los pasos de cebra y andar contra el tránsito son solo algunas de las acciones que son mal miradas por los peatones que ven como día a día aumenta el número de ciclistas en las calles.
Estamos lejos de querer satanizar a los ciclistas. En El Dínamo buscamos promover el ciclismo urbano, pero también creemos que necesario mirar los errores de quienes pedalean por la ciudad con el afán de corregir.
En la calle, los propios ciclistas distinguen 7 pecados capitales entre sus pares: “La Patudez”, al andar por la vereda; “El mimetismo”, por no usar luces ni reflectores; “El mal del salmón”, al andar contra el tránsito; “La extrema confianza”, al no usar casco; “La indiferencia”, al no señalizar, “El daltonismo”, cuando se pasan las luces rojas y “La hibridez”, al faltar normas específicas para las bicicletas.
LA VOZ DE LOS CICLISTAS
Lejos de desconocer estas malas prácticas por las que son apuntados por los peatones, desde las agrupaciones ciclistas ponen énfasis en que cada vez son más los usuarios de bicicleta conscientes. Y señalan que los errores también corresponden al contexto en que se desarrollan: una etapa de adaptación de la sociedad al mayor uso de este medio de transporte.
Uno de los defensores de esta idea es Gonzalo García, director de proyectos de HappyCiclistas, para quien el fenómeno de un mayor uso de la bicicleta en el país además considera un “cambio de paradigma”.
“El que ahora se esté propagando la bicicleta como alternativa genera que hay muchas cosas que no se han acentuado en la conducta (…) Todavía está dando un paso de ser un elemento recreativo a considerarse efectivamente como un sistema de movilidad que, por lo mismo, requiere ciertos deberes y ciertos derechos. Y en ese cambio cultural estamos”.
Desde los peatones, las críticas apuntan principalmente a que las bicicletas debiesen andar solo por las ciclovías, las que se hacen escasas. Actualmente algunas de estas rutas, como es el caso de la concurrida ciclovía de Pocuro, pueden llegar a tener un flujo de una bicicleta cada 12 segundos, lo que se traduce en 300 bicicletas cada hora. Este punto es rebatido por agrupaciones ciclistas que desde su génesis han defendido la calle como lugar de desplazamiento.
“Nosotros tenemos derecho a una pista en la calle, tal como un auto, por lo que en algunas calles no habría problema con que incluso fueran dos bicicletas andando, una al lado de la otra. Lo que pasa, es que acá no muchas veces no se respeta eso”, dice César Garrido, vocero del Movimiento Furiosos Ciclistas.
Otras miradas apuntan a que más que ser un problema específico de los ciclistas, las faltas en el desplazamiento por la ciudad, en mayor o menor medida, son cometidas por todos los actores de la sociedad.
Claudio Olivares, de Arribae’lachancha y CiclismoUrbano, asegura que “hay muchos malos modales en el espacio público (…) Más allá de si ando en bicicleta, auto o metro en general nos comportamos mal, porque desconocemos la presencia del otro y tenemos culturalmente aceptado que el otro me estorba en mi camino”.
¿Todavía no entiendes cuáles son las conductas que hay que corregir? Acá te las explicamos:
1. “La Patudez”: Andar por la vereda
Es la queja más común de los peatones contra los ciclistas en Santiago. Ya sea por la falta de ciclovías o por el temor de los ciclistas a empoderarse y usar las calles altamente transitadas, es común encontrarse con ciclistas transitando por las veredas.
“Es el primer elemento importante de cambiar y respetar por parte de los ciclistas, y tiene que ver con personas más vulnerables como peatones, niños o abuelitas. Ellas están siendo vulneradas por los ciclistas”, reconoce Gonzalo García, de HappyCiclistas.
Así, este pecado abunda en quienes incluso piden permiso a los peatones para avanzar por las veredas o quienes circulan a gran velocidad por esta zona, y “van pisteando o haciendo cross country por la vereda”, añade García.
Este problema, para García, no necesariamente tiene que ver con la falta de una red interconectada de ciclovías: “la infaestructura ya está en las calles, lo que se debe hacer es una nueva gestión vial de las calles acorde con una nueva visión de movilidad”, dice.
2. “El mimetismo”: No usar luces ni reflectores
Otra de las críticas de los peatones y automovilistas hacia los ciclistas es que aparecen desde los rincones y se logran distinguir a distancia.
Por eso una de las recomendaciones más frecuentes para los ciclistas para evitar accidentes en la calle es el uso de una luz blanca adelante de la bicicleta y una de color rojo atrás.
Estas dos luces, permiten “primero, determinar la presencia nuestra en la calle, hacernos visibles, y en segundo lugar determinamos nuestra dirección, hacia dónde vamos”, explica Claudio Olivares, de CiclismoUrbano.
Asimismo, otro problema es que la calidad o cantidad de luz reflectada no está regulada. “Estamos obligados a usar reflectantes pero a nadie le importa su calidad. El gobierno debe regular qué se debe reflectar. Es un problema de la ley, porque todo viene con reflectante, pero nadie regula si es correcto o no”, explica César Garrido, vocero del Movimiento Furiosos Ciclistas.
“Hágase visible, porque en la bicicleta pasa a ser un vehículo”, recomienda Gonzalo García, de HappyCiclistas.
3. “El mal del salmón”: Andar contra el tránsito
Ya es irresponsable andar por la vereda o sin luces, pero la falta más osada es andar por la calle y contra el sentido del tránsito vehicular.
“Es importante que la dirección de las calles sea usada correctamente. Hacerle caso y andar en la dirección del tránsito” dice Claudio Olivares, de Arriba’elachancha.
4 “La extrema confianza”: No usar casco
Pese a que existen diversas visiones respecto al uso del casco, como qué tan obligatorio es, lo cierto es que si te caes de la bicicleta, un casco puede evitar un buen golpe en la cabeza.
“Complementario a andar por la calle, es hacerlo de la manera más segura y responsable”, dice Gonzalo García, de HappyCiclistas.
Sin embargo, en Chile no somos buenos ocupando casco. Según datos obtenidos por la consultora Urbanismo y Territorio (UyT) junto a la ONG Ciudad Viva solo el “68% del total de usuarios de bicicleta utilizan casco”.
En ‘Conteos de Flujo de Bicicletas y Peatones. Parque Metropolitano de Santiago, 2012’, realizado en las rutas del programa Ciclorecreovía, se determinó además que el 83% de los hombres utilizan casco, mientras que en las mujeres la cifra alcanza el 81%.
5. “La indiferencia”: No señalizar
La ‘Indiferencia’ es otro de los males que aquejan al ciclista santiaguino. Esto, porque al pedalear, pocas veces los ciclistas avisan los adelantamientos o frenos bruscos.
“En general somos súper malos para señalizar y es importante indicar al vehículo que viene atrás lo que uno va a hacer. Debemos aprender a comunicarnos con los otros usuarios. Es sano y más seguro si cambias de vía o si vas a doblar”, explica César Garrido, del Movimiento Furiosos Ciclistas.
“Hay que respetar la presencia del otro, entender que nuestros movimientos afectan las decisiones del otro, ser capaz de avisar mis movimientos y ser predecible en el tráfico”, añade Claudio Olivares de CiclismoUrbano.
6. “El daltonismo”: Pasarse las luces rojas
Como si fuera poco andar por las veredas, ocupar los pasos peatonales o pedalear contra el sentido del tránsito vehicular, los ciclistas de Santiago muchas veces se saltan las luces rojas.
“Si el primer ‘cagazo’ típico de los ciclistas es usar las veredas como si fuera su vía, pasar con luz roja y pasar pedaleando por los pasos de cebra es el segundo. A veces nos arrojamos derechos que no tenemos”, dice César Garrido, vocero del Movimiento Furiosos Ciclistas.
El pedalero añade que “la ley de tránsito es para todos igual y hay que respetarla: con luz roja no puedes pasar, con un disco pare tampoco, las veredas son exclusivas de los peatones, así como las ciclovías son exclusivas de los ciclistas”.
7. “La hibridez”: falta de normas y desconocimiento
No es uno de sus pecados, pero le afecta directamente. La falta de una normativa más definida al hace que el uso de la bicicleta en la calle sea una mezcla: pasan de las veredas a la calle y de ahí a los pasos peatonales. A esto se suma la falta de conocimiento por parte de los usuarios de este medio de transporte respecto a sus deberes y derechos.
Tampoco existe una normativa nacional que regule las ciclovías en el país, por lo que la responsabilidad de su construcción y mantención son diversos. Así, son las municipalidades las que asumen muchas la construcción de nuevas rutas, tal como es el caso de las ciclovías anunciadas por la administración de la comuna de Providencia.
Otros responsables son los gobiernos regionales, tal como es el caso del de los 800 kilómetros proyectados para el año 2022 por el Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, que representa una inversión de $5.500 millones solo este año.
“La bicicleta no está formalizada en cuanto a su presencia en la vía. Creo que antes de exigir como Estado o gobierno, se debe pensar si estoy dando herramientas para facilitar y fomentar el uso de la bicicleta”, dice Claudio Olivares.