ONG denuncia la pesca ilegal de la merluza negra o chilena en reunión CITES
Aún es común la pesca ilegal con redes de agalla, de hasta 130 kilómetros de largo, cuya localización en ocasiones se pierde, pero que continúan atrapando peces de forma indiscriminada y sin control, incluso por años.
La ONG protectora de animales TRAFFIC denunció hoy la escasa cooperación de un gran número de países para frenar la pesca ilegal de la merluza negra o chilena en la reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Flora y Fauna (CITES) en Bangkok.
Glenn Sant, responsable del programa de pesca de TRAFFIC, indicó en un comunicado que 19 países del CITES, incluidos Colombia, Ecuador y México, no han cumplido las promesas de 2002 de aumentar los controles contra la pesca ilegal de la merluza negra.
Otros países citados por la ONG son Antigua y Barbuda, Bahamas, República Dominicana, Indonesia, Kenia, Malasia, Marruecos, Nigeria, Filipinas, Singapur, Tailandia o Vietnam, según un informe de la Comisión Internacional de Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA).
El organismo advierte de que aún es común la pesca ilegal con redes de agalla, algunas de hasta 130 kilómetros de largo y colocadas a 1,5 kilómetros de profundidad.
En ocasiones, los barcos pierden la localización de estas redes, que continúan atrapando peces de forma indiscriminada y sin control, lo que provoca la “pesca fantasma” durante años.
Sant reconoció que la pesca ilegal de la merluza negra (Dissostichus eleginoides), que llega a medir 2,5 metros, ha decrecido desde que los países del CITES se comprometieron hace once años a controlar la sobreexplotación, pero denunció que aún continúan las malas prácticas.
De acuerdo con el informe de CCRVMA, un gran número de los barcos que pescan ilegalmente la merluza negra, también conocida como bacalao austral o de profundidad, llevan bandera de Belize, Irán, Panamá, Nigeria y Mongolia.
“Hubo un silencio ensordecedor cuando se presentó el informe de CCRVMA. Nadie (en la reunión de CITES) habló para defender su falta de acción o para preguntar por qué algunos gobiernos no han hecho nada para ayudar”, sentenció Sant.
En 2002, los países del CITES se comprometieron a vigilar la pesca de la merluza negra, que habita a gran profundidad en aguas de América del Sur y en zonas cercanas a la Antártida, tras rechazar incluirla en las listas para su protección.