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17 de Abril de 2013

¿Derrotar a Beyer es derrotar al lucro? Expertos sostienen que eventual destitución no implicaría cambios

"Esta es sólo una señal, un cuestionamiento a este sistema. De ninguna manera uno podría asociarlo al comienzo de la caída del sistema educativo creado por la dictadura", responde el experto de la Fundación Sol, Marco Kremerman.

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En plena dictadura se reformó por completo el sistema educativo permitiendo la entrada de los empresarios. En los últimos años los estudiantes se han encargado de cuestionar ese modelo y las masivas movilizaciones sociales han puesto presión sobre la elite para introducir reformas estructurales. En esa línea se inscribe la acusación constitucional contra Harald Beyer, que hoy votará el Senado, con una alta probabilidad de aprobación debido a la mayoría opositora en la Cámara Alta.

Tanto  la oposición como el movimiento estudiantil han hecho un esfuerzo por poner al ministro como el símbolo del sistema de educación de mercado y del lucro. Sin embargo, los expertos en el área coinciden en que la eventual destitución del ministro no pasará de ser un cuestionamiento simbólico al sistema y en escasa medida conllevará a los cambios profundos que exigen los estudiantes en la calle.

“Esta es sólo una señal, un cuestionamiento a este sistema. De ninguna manera uno podría asociarlo al comienzo de la caída del sistema educativo creado por la dictadura”, responde el experto de la Fundación Sol, Marco Kremerman.

Ricardo Paredes, quien presidió la Comisión de Expertos del Mineduc para reformar el financiamiento estudiantil, apunta a la legislación “la destitución de Beyer no va a implicar ningún cambio. Si no cambian las leyes no va a pasar nada, si hay otro ministro, por asustado que esté, o por involucrado y decidido que esté para terminar el lucro, con la legislación actual no tiene herramientas para controlarlo”.

Hay coincidencia entre los expertos sobre cual ha sido el principal cambio forzado por los estudiantes. Rodrigo Cornejo, del Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Chile (OPECH), lo plantea así:  “el hecho que se haya instalado una crítica ética al lucro y que incluso eso haya amarrado a los sectores políticos a tener que pronunciarse al respecto, eso claramente es un logro del movimiento social… el principal de este movimiento que tuvo poca incidencia en las políticas reales y concretas, pero tuvo un impacto gigantesco en términos de sentido común”. Hasta ahora, todo es simbólico.

La fuerza de la calle

La última encuesta de Imaginacción y Radio Cooperativa señaló que el 86% de la población apoya las demandas estudiantiles, pero según cifras del gobierno filtradas luego del comité político del lunes en La Moneda, una minoría respalda la acusación contra Beyer. ¿Es necesario el libelo contra el secretario de Estado?. Ricardo Paredes  intenta una respuesta “no debería existir una acusación constitucional para generar símbolos, porque no es una acusación solamente política, sino que tiene consecuencias  penales, laborales… me parece inadecuado y peligroso”.

Desde Libertad y Desarrollo (centro de pensamiento ligado a la derecha), Rodrigo Troncoso critica la decisión de la oposición, y se muestra contrario también a los cambios estructurales clamados desde la calle.  “Hay muchas cartas de apoyo al ministro y hubo muchos diagnósticos, muy transversales respecto de donde se puede avanzar en la educación superior y varios de ellos fueron acogidos, por ejemplo, este problema del endeudamiento excesivo, del control de la calidad… hay proyectos en esa línea, han habido modificaciones y se están abordando”, dice, agregando que  la agenda política está siendo presionada por actores que están errados en su diagnóstico.

Esa visión es rebatida por Cornejo, de la OPECH.  “Es cosa de mirar las encuestas, la mayoría de las personas rechaza el lucro en educación, el común de las personas hoy día cree que la educación es un derecho social para todos, la gran mayoría de las personas comunes y corrientes piensa que la educación debiera ser gratuita, y eso es un tremendo avance del movimiento social… y la acusación constitucional se inscribe en ese avance general”.

Paredes cambia el foco y dice que, más allá de las demandas estudiantiles, es peligroso darle tanto poder a la calle “puede haber un simbolismo y un potenciamiento de los estudiantes, que vean en ello un triunfo en relación con sus propósitos. Esto viene a empoderar más al movimiento estudiantil, sin duda que destituir a un ministro, sin argumentos poderosos a mi juicio, empodera a la calle. Aumenta el poder de la calle y reduce el poder del parlamento y del Ejecutivo”.

La resistencia de la elite

Desde que en el 2001, con el llamado “mochilazo”, estallaron las protestas estudiantiles, se discute sobre las reformas que se necesitan, pero ninguna ha logrado consenso ni tampoco satisfacer las demandas sociales. La ley que reemplazó a la LOCE (normativa creada en los estertores de la dictadura que terminó de amarrar los cambios que se habían introducido), la Ley General de Educación, aprobada el 2008, fue duramente discutida por universitarios y secundarios, y en su paso por el Congreso sufrió modificaciones que, entre otros puntos, repuso el lucro con fondos públicos en la educación básica y media, que había sido eliminado inicialmente.

Según Kremerman, es muy difícil hacer modificaciones estructurales, ya que en el baile del modelo educativo  todos los partidos políticos participan.  “De parte de la elite política actual ha existido una suerte de baypaseo en relación a las políticas que Chile necesita, porque no existe voluntad para hacer esos cambios. Se trata de un sistema donde está lleno de conflictos de intereses, donde personas de ambas coaliciones son accionistas, dueños o participan del negocio de la educación”.

La dificultas para introducir cambios significativos es algo en lo que coincide Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la Universidad Diego Portales. “Dentro de la misma Concertación ha habido un proceder bipolar porque hay muchas personas que han estado a favor del lucro y que tienen intereses muy importantes representados entre los congresistas, y además la derecha va a impedir cualquier tipo de regulación en el tema del lucro, entonces yo no estoy seguro que se mantenga este impulso que le han dado los estudiantes al tema, yo pongo un signo de interrogación”.

Marco Kremerman dice que el consenso logrado en la dirigencia política hace poco probables los cambios. “Para cambiar un sistema educativo como el que existe en Chile se requieren cambios estructurales y cambios en la correlación de fuerzas importantes. Con algunos cambios de política pública pequeña o con políticas compensatorias no se va a alterar ni un ápice el sistema educativo que tenemos”.

El representante de Libertad y Desarrollo, Rodrigo Troncoso, insiste en que los cambios radicales no son necesarios “es evidente que la participación de privados ha significado un tremendo y positivo acceso para los sectores de menores ingresos. Ha sido muy buena y ha sido elogiada por organismos internacionales… pueden haber detalles, por ejemplo, habían carreras de baja rentabilidad y alumnos con mucha deuda y sin capacidad de poder pagar de vuelta esos créditos, entonces eso genera frustración. Pero eso se puede solucionar sin necesidad de cuestionar algo que funcionó muy bien. Y eso es una tendencia mundial, el mundo en general esta yendo hacia una mayor participación de privados, incluso, de instituciones con fines de lucro”.

El futuro sin Beyer

“La acusación constitucional es una señal del cuestionamiento al modelo educativo chileno, y ahí radica su importancia”, agrega Kremerman, señalando que sea como sea, la elite continúa siendo acosada por quienes quieren cambios.

Todos coinciden en que nada concreto cambiará si Beyer es destituido. “Es bastante simbólica la acusación, pero es tan simbólica que no altera en nada el modelo. Perdimos una oportunidad de haber negociado transformaciones al proyecto de superintendencia, a cambio de la salida de Harald Beyer, vamos a tener un ministro menos pero con la misma legislación, entonces no representa una victoria efectiva. Si es una victoria política”, asegura Triviño.

El consenso entre los expertos señala que los estudiantes han logrado influir de manera poderosa en las ideas que tiene la población sobre la educación que esta quiere, pero que esa influencia no ha logrado permear la resistencia de la dirigencia política, aunque se reconoce que la probable aprobación de la acusación estará influida por la presión ejercida desde la calle.

Si hoy Beyer es destituido, La Moneda deberá designar un nuevo ministro de Educación, el que tendrá que enfrentar la agenda legislativa que la cartera instaló en el Congreso, con proyectos que comienzan a generar controversia, como el de la Superintendencia de Educación Superior. Además, la presión estudiantil no se detendrá y ya hay anunciadas nuevas  marchas para las próximas semanas.

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