Del lobby desatado al llanto de Cecilia Pérez: Así fue el día en que el Senado destituyó a Beyer
Las conversaciones de pasillo fueron la orden del día, y la presión de todos los sectores se posó sobre el independiente Carlos Bianchi, quien con su voto favorable, terminó sepultando al ahora ex ministro de Educación.
Fue una montaña rusa. Poco antes de las diez de la mañana de este miércoles el ex ministro de Educación, Harald Beyer, llegó al Congreso Nacional en compañía de sus asesores más cercanos. La jornada se anticipaba maratónica y el ahora destituido secretario de Estado tenía dos convicciones: no iba a renunciar y corría con desventaja.
Cuatro horas antes de la llegada de Beyer, el senador independiente por Magallanes, Carlos Bianchi, se atrincheraba en su oficina parlamentaria para revisar los antecedentes de la acusación, y para recibir a todos los lobbystas que sabía que este miércoles lo abordarían.
Al comienzo de la jornada los votos no definidos eran dos. El de Bianchi, que en el gobierno contaban como suyo, y el del DC Patricio Walker, que no había respondido a las preguntas de sus camaradas, y por tanto generaba sospechas. Los otros nombres que habían trascendido como en duda, los también DC Hosain Sabag e Ignacio Walker, habían comprometido su apoyo antes. El martes, Sabag comunicó a sus pares que apoyaría el capítulo tres, mientras el presidente de la falange lo había hecho cuando la Cámara Baja dio el vamos a la acusación.
La sesión se inició en el Senado poco después de las diez de la mañana, e inmediatamente se activaron las conversaciones de pasillo. Varias veces los ministros políticos de La Moneda, Andrés Chadwick y Cristián Larroulet, conversaron con Bianchi para sumar su voto a la defensa de Beyer, pero el independiente no les daba respuestas. Durante la mañana, tampoco lo hizo con los estudiantes ni con los senadores opositores.
Los asesores del gobierno, que bullían en los pasillos del Senado, comenzaban a abandonar su pesimismo y creían que podrían salvar al ex titular de Educación. Eran numerosos, desde Santiago habían viajado para acompañar a sus respectivos jefes. Siete ministros llegaron a respaldar a Beyer; Andrés Chadwick, de Interior, Cecilia Pérez, de la Segegob, Cristián Larroulet, de la Segpres, Luciano Cruz Coke, de Cultura, Ignacia Benitez, de Medio Ambiente, Rodrigo Pérez, de Vivienda y Bienes Nacionales, y Fernando Rojas, (s) de Educación.
A los círculos oficialistas había trascendido que el voto de Patricio Walker era incierto, y eso les daba esperanzas. Sin ese sufragio, y con Bianchi tras ellos, el triunfo estaba asegurado.
La presión estudiantil
Patricio Walker no quiso hablar con los estudiantes. Pero todo el resto, si. Diego Vela, presidente de la FEUC, y Andrés Fielbaum, de la FECH, encabezaron las conversaciones con los parlamentarios opositores. Con Bianchi se reunieron varias veces, le expusieron sus razones y buscaron convencerlo que la destitución de Beyer era necesaria.
Según el senador por Magallanes, la decisión la tomó el martes en la noche “ahí me convencí que el capítulo tres tenía mérito para ser aprobado”. Su decisión se la comunicó a los representantes de la CONFECH durante la tarde de ayer, al mismo tiempo que les pedía su apoyo “me han amenazado, me van a dar duro”, les habría dicho a los jóvenes, según señalan fuentes estudiantiles.
En la DC dicen que pasadas las seis de la tarde Bianchi les confirmó que apoyaría la acusación. Pero el nerviosismo opositor aumentaba temblaban con cada entrada del ministro Larroulet a la oficina del independiente, por ello, el diputado falangista Ricardo Rincón, se encargó de hacerle guardia en los pasillos, y su par Fuad Chahín, hacía lo propio con Sabag, lo acompañaba a todos lados. Eran los guardianes de los votos que terminarían por darle un importante triunfo a la oposición en el Congreso.
Los opositores estaban inquietos y comentaban que Larroulet había gestionado una conversación de Bianchi con el Presidente Sebastián Piñera, quien le había pedido el voto y lo había invitado a una cena en Cerro Castillo, aunque el independiente descarta esta versión.
Los estudiantes se mantenían alerta y a las ocho de la noche el presidente de la FECH, Andrés Fielbaum, llamó por última vez a Bianchi. “He estudiado mucho y estoy convencido”, fue la respuesta del senador. La suerte de Beyer estaba echada.
La tensión en la DC
El almuerzo que este miércoles compartieron los nueve senadores DC, les dejó un gusto amargo. Patricio Walker insistía en no responder a las preguntas sobre como votaría el libelo y aún no habían claridades de la posición de Bianchi, por lo que la acusación se estaba cayendo.
El senador Andrés Zaldívar intentó una maniobra y se reunión con Andrés Chadwick. Quienes conocieron detalles de la cita cuentan que el parlamentario ofreció retirar la acusación si Beyer renunciaba esa misma tarde, pero en el Ejecutivo respondieron lo mismo que el fin de semana, “vamos a llegar hasta el final”. En privado, una alta fuente del gobierno comentó “que paguen los costos”.
Zaldívar no se despegaba del celular y sostenía bilaterales de pasillo con el presidente de la falange, Ignacio Walker, quien además es hermano del hombre que terminó cuadrándose con la derecha. La jefa de los senadores DC, Ximena Rincón, conversaba con Zaldívar y Ruiz Esquide y respondía con negativas a las preguntas de la prensa “son especulaciones, no tengo idea lo que me estas preguntando”.
Desde el bloque PS – PPD miraban con recelo la inquietud DC y comentaban fuera de micrófono “si se mandan el numerito, se las vamos a cobrar caro”. Los nervios recién se relajaron cuando llegó la confirmación que Bianchi, Ignacio Walker y Sabag apoyarían el capítulo tres.
Patricio Walker conversaba con un asesor en los pasillos. “Mi conciencia quedará tranquila”, y su interlocutor le retrucaba “pero después de esto te vas a la isla más perdida de Aysén”, el senador sólo respondió con una sonrisa.
La breve celebración oficialista
El optimismo de los asesores del gobierno tuvo su peak cuando Patricio Walker hizo su anuncio “votaré en conciencia y de acuerdo a mis principios y rechazaré los tres capítulos de la acusación”. El estallido de gritos y aplausos inundó la sede del Senado y los asesores se abrazaban y se miraban sorprendidos. Ellos no sabían la decisión que Bianchi ya tenía tomada.
“Ahora la niña bonita es Bianchi, él define”, comentó un senador oficialista en la cafetería de la Cámara Alta. No fue casual que el independiente no interviniera cuando le correspondía hacerlo durante la mañana. En ese momento se ausentó sabiendo que le tocaría hablar al final de la sesión, cuando la tensión fuera máxima, todo dependiera de él y los noticieros de la televisión estuvieran al aire. Daría el batatazo en horario prime.
La única sorpresa para los opositores fue la suspensión de la sesión que pidió luego de argumentar su voto y señalar que el ex ministro “se había inhibido de fiscalizar” el lucro. “Tomemos una decisión de Estado y renuncie a su cargo” le dijo a Harald Beyer. No pasaron más de cinco minutos y esa opción fue descartada por el ex secretario de Estado. Ya se sabía, la oposición tendría que “pagar los costos”.
El resto es historia conocida, 20 votos a favor del tercer capítulo (negativa de fiscalizar el lucro, pese a las denuncias), y 18 en contra. Beyer estaba destituido.
La vocera del gobierno, Cecilia Pérez, fue la primera en soltar una lágrima. Al interior del hemiciclo y mientras ministros y senadores oficialistas abrazaban y se despedían de Beyer. No fue un día fácil para la vocera, antes había tratado de “huevon” al senador del MAS, Alejandro Navarro, siendo reprendida por el presidente de la corporación, el DC Jorge Pizarro “no sea mentirosa, yo la ví, pida disculpas”, le dijo.
En el hall del Senado se instaló un podio especial y Beyer hizo su aparición entre aplausos de los asesores oficialistas y escoltado por ministros, senadores y diputados de la UDI y de RN. “Ha primado la peor cara de la política”, fueron sus primeras palabras, antes de recriminar a la oposición y de asegurar que seguirá trabajando por la educación en Chile. Cuando saludo a sus asesores, se le quebró la voz.
Ahora el Presidente Sebastián Piñera deberá nombrar a un nuevo ministro de Educación, mientras, el subsecretario Fernando Rojas seguirá de subrogante en el cargo.