Atención: Onemi desarrollará simulacro de terremoto y tsunami en regiones
La iniciativa forma parte del programa nacional de simulacros de esa entidad, "Chile Preparado", que busca fomentar una cultura preventiva y de autocuidado en la comunidad. Se espera participen más de un millón de personas.
La Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), dependiente del ministerio del Interior, anunció hoy el desarrollo de un simulacro de un terremoto y un posterior tsunami en el que se espera participen más de un millón de personas.
Según la página oficial del organismo, la iniciativa se efectuará el próximo 6 de junio en las ciudades de Coquimbo y Valparaíso y en las regiones de O’Higgins y el Maule, las que serán “azotadas” por un terremoto de magnitud 8,7 en la escala abierta de Richter.
La iniciativa forma parte del programa nacional de simulacros de esa entidad, “Chile Preparado”, que busca fomentar una cultura preventiva y de autocuidado en la comunidad.
Chile, considerado una de los países más sísmicos del mundo, se encuentra ubicado en el llamado “círculo de fuego” que bordea los países bañados por el Pacífico, donde se producen el 80 por ciento de los terremotos.
El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, destacó la importancia de efectuar este ejercicio y precisó que las autoridades regionales han acordado realizar el mismo día y a la misma hora un simulacro comprometiendo a los establecimientos educacionales y algunas localidades de las zonas costeras.
“La prioridad, como lo hemos dicho otras veces, es tener permanentemente preparada a la población para enfrentar un terremoto y un tsunami como el que vivimos hace tres años atrás”, precisó Ubilla en el portal de ONEMI.
Afirmó que es fundamental la preparación de los niños, jóvenes, maestros y familias de las personas que administran los lugares públicos.
“Es la única forma de evitar muertes innecesarias en el caso de una emergencia como la que vivimos el 27 de febrero de 2010”, enfatizó.
El terremoto de esa fecha, de 8,8 grados Richter, y posterior tsunami, que devastó varias regiones de Chile, en las que aún se observan huellas del cataclismo, dejó un saldo de 526 muertos, 800 mil damnificados y unos 30 mil millones de dólares en pérdidas.