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2 de Junio de 2013

Empresas chilenas se expanden en región latinoamericana copiando el modelo nacional

Las multinacionales chilenas han acelerado en los últimos años sus procesos de internacionalización empujadas por la bonanza económica en su país y por la saturación de un mercado doméstico muy reducido.

Por EFE
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Las compañías chilenas han protagonizado algunas de las principales fusiones y adquisiciones más recientes en la región, sobre todo en sectores como el transporte, el comercio minorista y la industria forestal.

Cencosud, Lan, Concha y Toro, Falabella, Masisa, Ripley y otros se han convertido en nombres habituales para hombres de negocios y consumidores de otros países, principalmente en América Latina.

“Hay un grupo de empresas a las que les va bien en Chile, empezaron a invertir en los países de alrededor, y también les fue bien porque el momento es bueno, y han entrado en un círculo virtuoso de beneficios importantes”, señala Miguel Pérez, de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal.

Según este experto, la expansión de las transnacionales chilenas se debe a una combinación de las ventajas y las limitaciones de la economía del país.

Por un lado, se han beneficiado del desarrollo y la estabilidad macroeconómica de los últimos veinte años, pero han colmado el mercado local, de unos 17 millones de habitantes, relativamente pronto.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las empresas chilenas invirtieron 21.090 millones de dólares en el extranjero en 2012, una cifra récord que dobla la inversión de 2010.

Seis de las veinte principales adquisiciones de empresas latinoamericanas fueron realizadas por firmas chilenas, incluyendo la principal operación del año, la fusión entre la aerolínea chilena Lan y la brasileña Tam.

Este acuerdo dio origen a Latam Airlines Group, la mayor aerolínea en Latinoamérica con un valor que supera los 12.000 millones de dólares.

La cadena minorista Cencosud, controlada por Horst Paulmann, siguió su expansión en la región con adquisiciones en Colombia, Argentina y Brasil por más de 3.500 millones de dólares en 2012.

La operación más destacable fue la compra de los supermercados franceses Carrefour en Colombia por un valor de 2.614 millones de dólares. En Argentina se hizo con la filial Jumbo Retail, que controla los supermercados Disco, mientras que en Brasil compró la cadena Prezunic.

Esta tendencia se ha mantenido en lo que va de año, con la adquisición por parte del Banco de Crédito e Inversiones (BCI) del City National Bank, la filial del banco español Bankia en Estados Unidos, en una operación de 882,8 millones de dólares.

También tienen una presencia importante en el exterior la Celulosa Arauco, del grupo Copec, controlada por la familia Angelini, y la papelera CMPC, del grupo Matte.

Se trata, en su mayoría, de empresas muy competitivas y con buen acceso a las fuentes de financiación, que se consolidaron con las privatizaciones de compañías estatales y la apertura comercial que promovió Augusto Pinochet durante el régimen militar (1973-1990).

“Los gobiernos democráticos siguieron bajando los aranceles a través de acuerdos comerciales”, apunta el economista Francisco Castañeda, de la Universidad de Santiago (Usach), quien destaca la buena preparación de la elite empresarial chilena pero advierte del alto grado de concentración.

Para Miguel Pérez, de la Cepal, las multinacionales chilenas han replicado en el extranjero su modelo de negocio en Chile. “Lo han copiado en otros mercados, por eso han elegido a los de la región, que son los más parecidos al chileno”, dice.

Pocas empresas han tratado de abrirse paso en Estados Unidos, Europa o Asia. El grupo Sigdo Koppers compró en 2011 la belga Magotteaux, líder en servicios y suministros para la minería e industria, por 790 millones de dólares.

La viña Concha y Toro tiene negocios y viñedos en Estados Unidos, aunque éste y el de Sigdo Koppers son casos “relativamente raros” entre las grandes firmas chilenas, puntualiza Pérez.

Concentrar la inversión en el exterior en países latinoamericanos, sobre todo Perú, Colombia y Argentina, ha sido bastante rentable para las compañías chilenas hasta ahora, pero plantea un riesgo de cara al futuro ante una posible desaceleración de la economía en la región.

Uno de los motivos de las empresas para internacionalizarse es la diversificación de los riesgos, explica el economista de la Cepal.

“Es lo que han hecho las empresas europeas o estadounidenses, que han invertido en Asia o Latinoamérica y cuando les va mal en la matriz ganan en las filiales, y viceversa”, señala.

“Este efecto no lo están consiguiendo las translatinas chilenas porque están en mercados muy parecidos cuyos ciclos económicos probablemente estén sincronizados”, razona Pérez.

Parece entonces que las empresas chilenas deberán mirar hacia nuevos horizontes, aunque Francisco Castañeda, de la Usach, sostiene que les será prácticamente imposible competir con multinacionales de otros continentes.

América Latina es el mercado natural de expansión para las empresas chilenas”, apunta Castañeda, que añade que la competencia fuera de la región es “mucho más fuerte”.

Pérez cree que no será fácil, pero “tampoco es imposible ni mucho menos”, como demuestran las firmas que ya han dado el primer paso en esa dirección.

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