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18 de Junio de 2013

Galpón Víctor Jara: La cuna de la nueva música chilena que la Suprema ordenó clausurar

Este lunes en la noche, una masiva manifestación en la Plaza Brasil dio cuenta de la batalla que se viene para lograr la reapertura del recinto donde se velaron los restos del cantautor asesinado en dictadura y donde han nacido importantes bandas locales.

Por Nicolás Sepúlveda
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En Santiago el frío entume, pero en la Plaza Brasil se  desata un carnaval. Entre los juegos infantiles diseñados por Federica Matta bailan y cantan cientos de personas al son de tinkus, cuecas y batucadas. El 14 de junio la Corte Suprema decidió clausurar definitivamente el Galpón Víctor Jara y la manifestación cultural irrumpió tres días después.

“Fue por el reclamo de tres vecinos”, apunta Gloria Konig, directora de la Fundación que lleva el nombre del cantautor asesinado el 18 de septiembre de 1973 en el entonces Estadio Chile. “La Fundación se creó en 1993, luego que el ´91 se realizara la purificación de lo que era el Estadio Chile, donde se torturó y mató a tantos chilenos, incluido Víctor. En esa actividad participaron más de 800 artistas… Andrés Pérez los encabezó. Ahí Joan Jara se convenció de la necesidad de crear un espacio que garantizara el legado de Víctor Jara”, recuerda la mujer que ha encabezado el proyecto del Galpón, recinto que en los últimos diez años ha visto florecer a bandas como Chico Trujillo y Juana Fé.

El 2003 se construyó el recinto cultural sobre un terreno baldío. Los recursos salieron de las ventas del libro de la viuda de Víctor, Joan Jara, y de los aportes de artistas como Emma Thompson, actriz, comediante y dramaturga británica, que se sintió comprometida con la memoria del autor de “Plegaria a un labrador”.

Gloria Konig mira al cielo para recordar la actividad inaugural del Galpón.  “Llenamos todo de sillas, como si fuera una peña. Esa vez cantó Jorge González, y entre el público estaba la actual alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá”, revive. La directora cuenta que como Fundación se frustraron cuando no pudieron hacerse cargo de la administración del Estadio Víctor Jara, por lo que centraron sus esfuerzos en habilitar un espacio más pequeño, pero que asegurara la continuidad del legado de la música popular.

“Lo que hemos intentado es que esto sea un semillero. Se genera una relación de solidaridad entre las mismas bandas y nos cooperan en el trabajo territorial que nosotros hacemos. Por aquí ha pasado la inmensa mayoría de los grupos chilenos. Han llegado con sus demos y han empezado a tocar y luego han hecho su camino propio… bandas como Chico Trujillo, Juana Fé, Banda Conmoción. Hoy día Evelyn Cornejo, La Culebrera, la Sonora 5 Estrellas, la Sonora Major… se me olvidan muchos, pero ha sido un camino bonito y necesario”, apunta Konig.

La Escuela Carnavalera Chinchin Tirapie encabeza la fiesta en la plaza con un corso compuesto por trombones, trompetas y bombos. Decenas de bailarines mueven sus cuerpos al son de la música y un par de felinos policías provocan a los asistentes con sus lumas de goma. Más atrás continúa el desfile con Sambaigo, los Tinkus Aymaras, el Raudal de Conchalí y la agrupación Flor de Bronce. “No se tomen la calle, portémonos bien”, repite un hombre de unos 60 años a través de un megáfono.

La relación entre la Fundación y el Galpón con la memoria de Jara es total. El 3 y 4 de diciembre del 2009 allí se llevó a cabo el simbólico velorio del artista. 36 años después de ser asesinado por los militares. Esa vez, artistas y personas desfilaron frente a sus restos, y una marcha fúnebre de 6 mil chilenos lo acompañó hasta el funeral definitivo en el Cementerio General.

El también director de la Fundación, Marcelo Nilo, del extinto duo Schwenke y Nilo, defiende la singularidad del proyecto: “este es un espacio dedicado a los jóvenes, para los artistas emergentes. Entendemos que no hay instituciones que asuman como tarea crear estos espacios. Resulta incomprensible que un espacio que se autogestiona tenga que pasar por esto. Hemos sufrido un hostigamiento durante todos estos años”.

Ocho veces ha sido clausurado el Galpón, las razones han variado, pero para sus administradores sólo se trata de la molestia que genera en ciertos sectores un proyecto como éste.

“Yo creo que no es pretencioso decir que el Galpón es parte del legado de Víctor Jara.  Nosotros hemos intentado ser consistentes con eso, con su compromiso político, su fortaleza ética. Es la posibilidad de construir una sociedad más justa y solidaria, eso ilumina nuestro trabajo”, complementa Konig, quien agrega que siempre el espacio ha estado abierto para las actividades de diversas organizaciones sociales que buscan recaudar fondos para su funcionamiento.

Marcelo Nilo suma argumentos, mientras cuenta algunos de los proyectos más desconocidos que realiza la Fundación.  “Hay proyectos emblemáticos que funcionan aquí, como la Escuela para Inmigrantes del casco central de la ciudad de Santiago, que es donde estamos ubicados. El Galpón es lo mismo, es un espacio para la juventud chilena. No es aceptable que la Corte Suprema intervenga en un rol que es de la Municipalidad”.

Son cerca de las nueve de la noche y siguen llegando personas a la fiesta en la Plaza Brasil. Oficinistas que dejan ver un pasado menos funcional con un tatuaje asomándose bajo la camisa, familias con sus hijos que evidencian su compromiso político con uno que otro parche del pueblo mapuche estampado en el coche de la guagua. La gente fuma, baila y algunos toman vino. En una esquina un saxofonista interpreta “El derecho de vivir en paz”.

El legado de Víctor

“Es súper triste lo que está pasando. La orden de la Corte Suprema para mi es en realidad un hostigamiento político. El Galpón es un hogar de arte popular, es el lugar donde caleta de gente se ha podido expresar a través de su arte, ya sea música, teatro, danza… Es lamentable que lo cierren porque están tratando de callar una voz popular que tiene mucha fuerza. Este es un ícono”, señala Natalia, cantante del grupo de cumbia Chorizo Salvaje, una de las agrupaciones que han hecho carrera en el recinto de Plaza Brasil y que hoy suenan en las radios.

Diego, de la banda de corsos Sambaigo agrega: “para nosotros el Galpón es tremendamente importante porque hemos tocado un montón de veces acá, y no sólo nosotros… esta es nuestra casa, no son los Movistar Arena, no son los Caupolican, sino que es el Galpón. No nos pueden cerrar estos lugares”.

“Para nosotros es sumamente importante porque el Galpón ha sabido acoger la cultura nueva de la sociedad. Es un rol que va más allá de lo comercial. Es una fundación que generó un nido cultural”, dice Mauricio, del grupo La Keka Galindo, otra de las bandas que nacieron en el Galpón pero que ahora extendieron su ruta de conciertos a otros locales como Las Tejas, la Industria Cultural, el Bar Santa Filomena o La Peña del Nano Parra.

El actor Daniel Alcaíno también se hace presente, asegurando que “acá está el corazón de Víctor.  Aquí se demuestra que los jóvenes estamos haciendo movimiento, los movimientos sociales hoy día la llevan, no los partidos políticos. Parece que ellos no saben que viven en un país donde los jóvenes fuman marihuana, se aman de manera homosexual… no entienden que hay que respetar los espacios de la cultura”.

Todos coinciden en que el Galpón abrió un nicho en la noche santiaguina. Uno comprometido con los movimientos sociales y que ha buscado darle un sentido social a la fiesta. De hecho, Ana González, emblemática dirigente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, a sus 87 años quiso estar presente en la manifestación de la Plaza Brasil. Sentada en las afueras del clausurado Galpón, fuma y dice:  “esto tiene que permanecer, y va a permanecer en la medida en que todos aportemos. Alguien dijo acá que en todo Chile debiera haber un Galpón Víctor Jara. Este es un tributo a la música de antes y de ahora”.

El candidato a diputado por Santiago, Giorgio Jackson, también se pasea entre la multitud y entrega su apoyo a la labor de la Fundación. “Todos coincidimos en que este espacio le abría las puertas a las distintas organizaciones, esperemos que la mesa que se está trabajando con la Municipalidad de sus frutos”, dice sobre las conversaciones que sostienen los administradores del Galpón y las autoridades del municipio comandado por Carolina Tohá.

Según cuentan Konig, Nilo y los otros, lo que falta es que se oficialicen definitivamente los documentos de entrega de la edificación, algo que no ha ocurrido en estos últimos diez años, y que aún no tiene un plazo establecido. Mientras, afirman que seguirán desarrollando manifestaciones culturales, las que serán rematadas con un gran concierto en el Estadio Nacional durante la primera semana de octubre, para conmemorar los 40 años de la muerte de Jara.

“Que no es guitarra de ricos ni cosa que se parezca, mi canto es de los andamios para alcanzar las estrellas, que el canto tiene sentido cuando palpita en las venas…”, cantó hace varias décadas Víctor Jara y hoy, los nuevos músicos chilenos aseguran sentirse comprometidos con ese manifiesto.

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