La furia de Gonzalo Rojas contra Piñera y Hernán Larraín por sus visiones sobre el golpe
"Cuando se quiere jugar el papel de estadista conciliador, la verdad se escapa; y cuando la verdad se fuga, los liderazgos se esfuman", son las palabras que el columnista del diario El Mercurio dedica al mandatario por afirmar que "hubo fuerzas políticas que debilitaron la democracia".
Duras palabras contra el Presidente de la República, Sebastián Piñera, tuvo el historiador y columnista Gonzalo Rojas, por las recientes opiniones del mandatario en torno al 40° aniversario del Golpe de Estado de 1973.
En su columna de El Mercurio, publicada hoy, Rojas deja clara su postura desde un principio al señalar que “lo nuestro no es dulcificar ni pacificar. Si hay que mantener una herida abierta, porque es la única manera de que pueda cicatrizar sanamente, lo haremos”.
A juicio del académico, “son muchos los errores históricos que se cometen en estos días”, en torno al tema de los 40 años del Golpe.
“El primero que se ha equivocado es el Presidente Piñera“, agrega. “Ha afirmado el Mandatario que hubo fuerzas políticas que “debilitaron la democracia”. Hasta ahí llegó. No quiso decirlo con todas sus letras: la UP fue un intento por convertir a Chile en una sociedad comunista. “Debilitar la democracia”: ese es el límite que le parece razonable al Presidente para interpretar el 11 de septiembre. Pero cuando se quiere jugar el papel de estadista conciliador, la verdad se escapa; y cuando la verdad se fuga, los liderazgos se esfuman“.
Otro que concita la atención de Rojas es el senador de la UDI, Hernán Larraín. “Que cada uno pida perdón por lo que quiera, siempre que sea concreto y determinable y que, además, signifique reparaciones específicas. El punto no es ese aquí. Lo que al historiador le llama la atención de sus declaraciones es esta afirmación: hubo una “crisis política, económica y social que los líderes de la época fracasaron en evitar”. Pareciera que había una fuerza cósmica, suprapersonal, con la que nadie pudo lidiar, una especie de ley histórica que requería de políticos excepcionales. No. El mismo Larraín insinúa que lo que hubo fue un deliberado intento, perfectamente planeado y ejecutado con enorme energía, por convertir a Chile en una sociedad comunista. ¿Qué otra cosa podían querer los dirigentes marxistas de esa época sino lograr sus objetivos? ¿Hubo algo más evidente que su consecuencia entre fines y medios?”
“Y quienes se opusieron —Aylwin y Frei incluidos—, ¿podían hacer algo más que enfrentar esa agresión para salvar a Chile?”, finaliza el columnista.