Estudio con células madre abre una vía para curar la hidrocefalia en fetos
Esteban Rodríguez, investigador de la Universidad Austral, señaló que creen haber encontrado una cura para este mal, al sustituir las células dañadas de la corteza cerebral con células madre a través de una cirugía en el periodo fetal.
Científicos europeos y americanos creen haber hallado una cura para la hidrocefalia, un trastorno con el que nacen casi tres millones de niños al año, sustituyendo las células dañadas de la corteza cerebral por células madre mediante cirugía en el periodo fetal.
Así lo aseguró el investigador argentino Esteban Rodríguez, del Instituto de Anatomía, Histología y Patología de la Universidad Austral, que participa en la isla española de Fuerteventura en el XXVI Congreso de la Sociedad Anatómica Española.
En una entrevista con Efe, este experto explica que la hidrocefalia se produce por la acumulación del líquido cefalorraquídeo dentro del cerebro, aunque matiza que “no es solo un trastorno líquido, sino de todo el cerebro, ya que se ha producido un daño cerebral que, incluso, es previo a la hidrocefalia”.
El especialista aclaró que “en condiciones normales el líquido cefalorraquídeo está en permanente circulación desde el sitio donde se produce, los ventrílocuos laterales, hasta el lugar donde se absorbe”.
“Sin embargo si hay dificultad en la circulación o producción del líquido, este se acumula en las cavidades ventriculares y se produce el agrandamiento de la cabeza y, entonces, estamos ante un caso de hidrocefalia congénita fetal”, añadió.
Este especialista explica que las aportaciones de su equipo se centran, por un lado, en demostrar que los fetos hidrocefálicos, tanto humanos como animales, padecen una enfermedad de las células madre que desencadena dos patologías: la hidrocefalia y el trastorno neuronal.
Y por otro, en plantear una alternativa que consistiría en “reemplazar esas células madre, que están patológicas, por células madre normales para que sigan creando neuronas que formen la corteza cerebral y así no habría daño neurológico”.
Rodríguez confía en que “si las células trasplantadas van al lugar dañado y se diferencian en neuronas se podrían llevar a cabo los primeros intentos en humanos”.